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Nucio Odine, “La entrevista póstuma de George Steiner: `Me faltó valor para crear´”, publicado en el país, 5 de Febrero de 2020: “Es mejor fracasar en el intento de crear que tener cierto éxito en el papel de “parásito”, como me gusta definir al crítico que vive de espaldas a la literatura. Por supuesto, los críticos (lo he subrayado varias veces) también tienen una función importante”

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Ibídem, La entrevista póstuma de George Steiner”

Profesores, parásitos y arquitectos

Louis Kahn enseñando © kahnkormanhouse

La reciente muerte de George Steiner, y el obligado repaso a su jugosa trayectoria intelectual ha vuelto a recordarnos el incierto papel del docente y del crítico frente al del creador. Profesor insigne de las más prestigiosas universidades de todo el mundo, desde Cambridge, Ginebra u Oxford, siempre fue una piedra de escándalo entre colegas que denominara su tarea como parasitaria.1

Aun reconociendo la dignidad de su oficio, considerarse a sí mismo como un creador, era pertenecer a un grupo que se había arrogado para sí un título que no le correspondía en la historia de su disciplina. El verdadero papel, el valioso, era el del escritor, el del inventor de historias, vidas y personajes, y no el de comentarista, por muy erudita y privilegiada que fuera esa posición. El crítico y el profesor no eran para él otra cosa que correas de transmisión, oficios hermosos, necesarios, pero simplemente intermediarios en la construcción de la verdadera cadena del conocimiento que circula entre los que desean saber y los que presumen de ello.

Hoy la muerte de Steiner nos recuerda la pertinencia de este debate. Más aún si reflexionamos sobre el papel de la docencia de la propia arquitectura.

El modo en que el papel del profesor se ha visto transformado en las dos últimas décadas hace tambalear los cimientos de esta vieja y noble profesión. En un mundo en el que el verdadero conocimiento y la información se encuentran entreverados hasta hacerse indistinguibles, y donde en apariencia se encuentran al alcance de cualquiera, no es patrimonio de ninguna universidad erigirse en su fiduciario. El modo en el que los alumnos encuentran diferentes vías de aprendizaje en un mundo en red pone en cuestión incluso la manera en que ejerció la docencia durante toda su vida el propio Steiner. En arquitectura los estudiantes de medio mundo se forman de maneras radicalmente diferentes a las de sus propios profesores, manejan programas y herramientas que desbordan en complejidad a las empleadas antes, a la vez que acuden a las aulas a encontrar allí un apoyo intelectual, una guía o incluso algo de inspiración que les sirva de ayuda ante ese caos desordenado que es el mundo que se muestra ante ellos.

Y si para el alumnado el profesor no es ya un mero dispensador de conocimientos, de cara a su propia institución éste se encuentra cada vez más requerido como gestor, investigador, consultor o incluso consejero académico. Este modelo universitario, pues en realidad el papel del profesor a jornada completa e involucrado en las mil tareas paralelas a la docencia es propio del actual mundo anglosajón, parece haberse extendido también a la enseñanza de la arquitectura en nuestro entorno. En este contexto la dificultad del desarrollo profesional de los docentes de la arquitectura es creciente. El acceso a los encargos se ha vuelto un trabajo tan sobrecargado de nuevos requerimientos que el encaje entre el oficio de arquitecto y el profesor es ya dolorosamente incompatible. Si hace cincuenta años el conjunto de los profesores y de los arquitectos más renombrados coincidía, actualmente la pequeña zona de intersección entre ambos círculos habla de un divorcio que resulta resonante y clamoroso. Y parece que irreversible. Por eso mismo, la antigua cuestión sobre la coincidencia de valías como arquitecto y como profesor se ha abandonado por otra muy diferente. Ante la creciente dedicación exigida al mundo académico, ¿deben los mejores arquitectos en ejercicio ocupar los más altos grados académicos solo por ese motivo? El actual camino seguido por la universidad lo hace y lo hará aún más difícil…

Y, sin embargo, aún resuena el aguijón lanzado por el difunto Steiner: “La distancia entre quienes crean literatura y quienes la comentan es enorme; una distancia ontológica (por usar una palabra pomposa), una distancia del ser. Mis colegas universitarios nunca me perdonaron que apoyara estas tesis; muchos barones y cierta crítica estrictamente académica no aceptaron que me burlara de su presunción de ser, a veces, más importantes que los autores de los que estaban hablando…2«.

Notas de página
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Nucio Odine, “La entrevista póstuma de George Steiner: `Me faltó valor para crear´”, publicado en el país, 5 de Febrero de 2020: “Es mejor fracasar en el intento de crear que tener cierto éxito en el papel de “parásito”, como me gusta definir al crítico que vive de espaldas a la literatura. Por supuesto, los críticos (lo he subrayado varias veces) también tienen una función importante”

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Ibídem, La entrevista póstuma de George Steiner”

Por:
Arquitecto y docente; hace convivir la divulgación y enseñanza de la arquitectura, el trabajo en su oficina y el blog 'Múltiples estrategias de arquitectura'.
  • Chema - 12 febrero, 2020, 17:07

    Estimado Santiago de Molina.
    En la Universidad Pública un profesor a tiempo completo es incompatible para ejercer la Profesión tal y como establece la ley y es su obligación saberlo. La excepción viene a través del articulo 83 que vino a establecer las excepciones enfocadas a trabajos de investigación y asesoramiento de empresas. Cuando se quiere ejercer de profesor y profesional existe la figura del profesor asociado, que lejos de potenciarla y desarrollarla en su autentica faceta, la Universidad la ha desprestigiado y pervertido. Pero la ley es muy clara y de obligada cumplimiento para TODOS. No se puede ejercer competencia «desleal», incumplir las incompatibilidades y la deontología profesional. Además de hacernos creer que un profesor universitario después de realizar su jornada laboral de 8 horas, comer y descansar 20 minutos, ver a tu familia, te vas a un estudio a ejercer de profesional… esta versión hace agua. Más bien habla de competencia desleal, intrusismo, faltas deontológicas, etc…
    Que exponga esta situación no significa que este sea el modelo que yo entienda como optimo. La Universidad si de verdad estuviera preocupada por la formación de sus alumnos habría modificado ya el modelo con una clara cohabitación de docentes profesionales, y profesionales del oficio compartiendo aulas.
    Un saludo.

    • santiago de molina - 13 febrero, 2020, 23:19

      Estimado Jose Maria López Martínez, el mundo académico que describes suena muy extraño a la realidad. Y negar los hechos impide mejorar la situación. El problema de esto, que podría ser una discusión de salón, es que acaba repercutiendo en los alumnos y en su formación. Un saludo
      PS: https://www.youtube.com/watch?v=-ZfdtxeTlJA

  • Manuel Saga - 13 febrero, 2020, 14:33

    De acuerdo con Chema. Y aún diría más: por suerte, la labor del profesor tiene muchos más frentes que la crítica y la docencia, así esta última sea uno de sus principales. No coincido con el argumento de que la labor creativa está limitada al diseño de proyectos en entornos profesionales, aislados de la academia. Por suerte el mundo es más complejo que eso, y los límites más difusos.

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