1

Zafra, Remedios. El entusiasmo: precariedad y trabajo creativo en la era digital. Colección Argumentos 514. Barcelona: Editorial Anagrama, 2017.

2

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 2019.

3

Virno, Paolo. Gramática de la multitud: para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Madrid: Traficantes de Sueños, 2003.

4

Empleando el término en el sentido en el que lo hace Bruno Latour, el de ocultar, esconder, encerrar.

5

Trabajo virtuoso

Flyer para una manifestación de la AWC el 30 de marzo de 1969. Alfred H. Barr, Jr Papers, 1.489. The Museum of Modern Art.

Al principio de la década de 1970 un grupo de artistas se unieron en la llamada Art Workers Coalition y empezaron a referirse a sí mismos con la expresión ‘trabajadores del arte’. Art Workers.

La coalición, que tenía su origen en el debate sobre la relación con los museos (el MoMA especialmente), no fue ajena a los aspectos laborales y sindicales que, en aquel tiempo, permeaban el dialogo social y que conducirían a los momentos más desarrollados del estado del bienestar.

Este movimiento, sencillo pero radical, desterraba la imagen del artista doliente (pobre, pero exitoso, nos dice Remedios Zafra1) y reconocía que el arte era, ante todo, un trabajo y que, como tal, debía sujetarse a las cuestiones laborales de las que se mantenía habitualmente separado. Se habló pues de jubilaciones, sueldos mínimos, y de la relación —transversal— entre la AWC y otras organizaciones sindicales.

Lo cierto es que el arte (permítaseme cierta generalización) tiende a incluirse en los llamados trabajos ‘virtuosos’ —Hannah Arendt, por ejemplo2, en los que lo producido es la propia interpretación virtuosa y necesariamente visibilizada. Paolo Virno3, en la misma línea, emplea como ejemplo a Glenn Gould para apuntar como el trabajo virtuoso se completa en su exposición y por tanto no se extrae de él un producto tangible.

La realidad es que ese instante en el que se completa la producción —cuando el trabajo produce un plusvalor, en términos marxistas— durante su interpretación y su apreciación por un tercero, oculta todo el proceso previo a ese momento performativo: lo cosifica, ocultando en él las relaciones laborales de las que surge, de nuevo empleando la terminología marxista clásica. En el caso de Gould, el trabajo no es su interpretación de las variaciones Goldberg, sino todos los infinitos trabajos previos que conducen a ese momento.

En el caso de los arquitectos esta invisibilización es doblemente peculiar. En primer lugar, porque la propia disciplina (y sin duda muchos de sus modelos educativos) han gustado de emplear la definición de trabajo virtuoso de Virno y Arendt reduciendo así el desempeño profesional a la performatividad del proyecto en su visibilización y, en no pocos casos, a la descripción interesada (y voluntariamente enrevesada) del autor. En segundo, porque esa performatividad simplifica todo para convertirlo no ya en el producto final expuesto, sino en el discurso sobre ese producto final, ocultando todos los trabajos y relaciones laborales que ‘cajanegrizamos’4 con deleite.

Sólo desde esta reducción puede entenderse que siga transmitiéndose la especie de que el trabajo de arquitecto es exclusivamente el asociado al diseño y que los presupuestos, las tasaciones, las instalaciones o la labor docente son ‘otra cosa’ que nos es ajena; puramente alimenticia. Algo que distrae de ese virtuosismo final (idealizado) que entendemos como única forma asumible de (auto)realización.

Lo cierto es que, como afirmaban los miembros de la AWC (¡en 1970¡), somos trabajadores de la arquitectura.

Nuestra labor es mucho más que la exhibición cosificada de una pequeña parte de una sola de las labores que podemos desarrollar. El triunfo del estado de bienestar fue, en parte, el de la transversalidad de los trabajadores que entendieron que lo común era el trabajo, sin asignar un valor superior a los distintos desempeños: el diseñador de coches en su tablero junto al obrero en la cadena de montaje.

O quizá, el arquitecto proyectista junto al arquitecto que tasa, mide y presupuesta.

 

Notas de página
1

Zafra, Remedios. El entusiasmo: precariedad y trabajo creativo en la era digital. Colección Argumentos 514. Barcelona: Editorial Anagrama, 2017.

2

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 2019.

3

Virno, Paolo. Gramática de la multitud: para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Madrid: Traficantes de Sueños, 2003.

4

Empleando el término en el sentido en el que lo hace Bruno Latour, el de ocultar, esconder, encerrar.

5
Por:
(Almería, 1973) Arquitecto por la ETSAM (2000) y como tal ha trabajado en su propio estudio en concursos nacionales e internacionales, en obras publicas y en la administración. Desde 2008 es coeditor junto a María Granados y Juan Pablo Yakubiuk del blog n+1.

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