Ser o no ser… Ésa es la cuestión.
Una palabra. Dos letras. La delgada línea que separa SER de NO SER arquitecto es tan sutil que, como hemos visto estos días, puede llevar a uno a confundirse con facilidad.
¿Me he dejado abierto el gas? ¿He cerrado el coche? ¿Terminé la carrera de arquitectura? Son cuestiones que, en la vorágine frenética en que vivimos hoy día, uno se plantea casi a diario.
Si a veces se te olvida que eres arquitecto; si tantas horas de estudio durante la carrera te dejaron un poco perjudicado; si ahora eres político y ya no recuerdas si antes eras (o no) arquitecto… aquí tienes unos trucos infalibles para que puedas salir de dudas:
Si mientras tus amigos salían de fiesta tú te quedabas en casa haciendo maquetas con palillos o terminando entregas de proyectos, es probable que seas arquitecto (a menos que te dejaras la carrera a mitad).
Si no sabes coser pero utilizas alfileres e hilos con frecuencia para hacer maquetas conceptuales, es probable que seas arquitecto.
Si tienes ojeras desde los 18, es posible que seas arquitecto u otra cosa. Pero si no las tienes, la probabilidad de que seas arquitecto tiende a cero.
Si habitualmente vistes de negro, pero te atreves con colores más alegres como el gris o el azul marino, es probable que seas arquitecto.
Si tus abuelos se enorgullecen de la carrera que estudiaste en igual medida en que tus amigos se compadecen de lo mismo, es probable que seas arquitecto.
Si tu familia te pide con frecuencia que dibujes un elefante o un unicornio para tu sobrino pequeño porque todos dan por hecho que dibujas bien, es probable que seas arquitecto.
Si en tu ordenador hay más programas que en la televisión por cable, es probable que seas arquitecto.
Si no te suena a chino cuando oyes palabras como AutoCAD, 3dsMax, Revit, SketchUp, Rhino, Presto, CYPE o Illustrator, es probable que seas arquitecto.
Si cuando visitas cualquier edificio antiguo, tus acompañantes te miran esperando alguna explicación, o eres guía turístico o eres arquitecto.
Si cuando visitas cualquier edificio contemporáneo, tus acompañantes te miran extrañados porque pareces ver cosas que ellos no ven, o eres médium o eres arquitecto.
Si en el trabajo hablas de transición y no eres historiador, es probable que seas arquitecto.
Si en el trabajo hablas de recorridos y no eres chófer, es probable que seas arquitecto.
Si hablas de volumen y no eres técnico de sonido, es probable que seas arquitecto.
Si hablas de vuelos y no eres piloto, es probable que seas arquitecto.
Si hablas de texturas y no eres modisto, es probable que seas arquitecto.
Si tienes el título de arquitecto y no eres falsificador de documentos, es muy probable que seas arquitecto.
Y si no recuerdas si eres arquitecto y no eres amnésico, es muy probable que no lo seas.
Ser o no ser… Ésa es la intrusión.
Me encanta este nuevo artículo de Raúl García, lo encuentro muy ameno y original. Seguro que sabe y siente lo que significa llegar a ser Arquitecto y lo que cuesta ejercer la profesión con dignidad.
Felicidades por el artículo.