Cómo hablar de diseño hablando de pájaros

Talla de un cuervo realizada por Charles Perdew y vendida en subasta por 185$ en Skinner. Similar a la que adquirieron en uno de sus viajes Ray y Charles y que convirtieron en icono en sus composiciones fotográficas.

En un viaje veraniego a Lisboa, medio de trabajo, medio de vacaciones, adquirí un libro sobre los objetos diseñados por Álvaro Siza. Entre enseres doméstico, mobiliario e iconografía religiosa y multitud de azulejos «dibujados», aparecían unos pájaros nombrados Bird XS en aluminio termolacado en blanco y negro.¹

Desde hace tiempo me atraía la idea de prestar atención a por qué, con asiduidad, arquitectos y diseñadores moldeamos pájaros, Álvaro Siza, Ronan y Erwan Bouroullec, Kay Bojesen, Kristian Solmer Vedel, Isamu o Charles Perdew iconografiado por Ray y Charles Eames.

Con la obsesión propia del que intuye que explorando un camino va a encontrar una razón de ser a lo irracional comencé a investigar la iconografía de las aves, palomas etruscas, halcones ptolemaicos, Bas, placas escitas, águilas bizantinas, figuras de oro muiscas, etc. No encontré ninguna certeza ni conclusión clara más allá de la atracción por las figuras zoomorfas desde la antigüedad a nuestros días. Pero todo este trabajo si me apuntó una paradoja del diseño contemporáneo que voy a ilustrar reflexionando sobre los pájaros que produce y vende Vitra.

L’Oiseau es un objeto decorativo lanzado en madera en 2011 y reeditado en cerámica en 2019, diseñado por los Bouroullec y comercializado por Vitra. Los autores lo definen como un “simple pájaro” con una esmerada presencia y que ofrece una compañía agradable. Comparten la fascinación por las representaciones animales primitivas  y contemporáneas, incluyendo su pájaro dentro de una línea de acción, de un registro que nos anuncian que continuarán desarrollando.

Vitra ofrece tres pájaros decorativos en su catálogo, el de los hermanos Bouroullec, que vende como una pieza austera y sencilla que huye de las reproducciones cursis o kitch, que estiliza y no es vulgar, los Resting Birds, diseñados por el equipo sueco Front, con los que nos proponen ir más allá de lo puramente decorativo para entrar en un mundo de sensaciones, y su gran éxito, una réplica del pájaro que popularizaron los Eames en las fotos que realizaban de su casa y sus piezas de diseño. La venden bajo el nombre de Eames House Bird sin citar al artesano que la realizó Charles Perdew, presentándolo como un objeto decorativo industrial. Sin embargo, Charles Perdew, residente en Henry, Illinois, realizaba de manera artesanal pájaros y patos de esos que Vitra clasificaría como vulgares y kitch, caracterizados por su fidelidad con el animal representado y por tener los ojos realizados con una cuenta de vidrio.

Esto nos lleva a las paradojas de las grandes industrias del diseño. Son capaces de vendernos en una sola página de su catálogo un objeto y su contrario, el estilizado y el vulgar, nos despachan como industrial lo que era artesanal y nos cobran por un objeto industrial diseñado por un arquitecto/diseñador famoso más que por un objeto artesanal exclusivo.

Los pájaros de Siza, más cercanos a los Strange Bird, esculturas de piedra de Noguchi, posteriormente reproducidas en bronce y aluminio, son imposibles de conseguir a día de hoy ². Esperemos que en su reedición no alcancen los altos precios ni las grandes contradicciones que otros pájaros contienen.