Que CUARENTA años no es nada…

Cuarenta años no es nada. O mucho. Según se mire, porque da tiempo a hacer y a que pasen infinidad de acontecimientos. Parece que fue ayer cuando en 1978 la Comisión de Cultura del COAG sacaba a luz el primer número “experimental»¹ de la revista Obradoiro, materializando así una de las señas y aspiraciones propias de todos los colegios de arquitectos, su propia revista colegial.

Una revista que fuese un “instrumento abierto de información, estudio y discusión, sobre todo lo relacionado con la Arquitectura, el Urbanismo, la construcción y el medio ambiente” para los arquitectos y a la propia sociedad (gallega), así lo describía ese primer editorial.

Pero mejor recordemos y ahondemos en ese primer editorial, y que decía así:

“No obstante, el objetivo era al principio demasiado ambicioso, tanto por las limitaciones y la inexperiencia de los que tendrían que hacer esa revista como por la aún muy reducida receptividad del público especifico al que habría de ir destinada”.

Pero ¿qué tiene de especial ese primer editorial?

Más allá del contenido y la organización, quizás lo primero, sea la sinceridad y franqueza del mismo, desde la primera hasta la última línea, donde se expone y reconoce la dificultad de la empresa que se ambicionaba. Ese doble reto de comunicar arquitectura a la sociedad de la época ² y «al apreciado y restringido circo de los profesionales e intelectuales de Galicia».

¿Era posible hace 40 años?¿Es posible actualmente?¿Es necesario?¿Es viable?

Una segunda enseñanza, reconocer y saber adaptarse a los tiempos para así aprovechar los distintos avances a su alcance y propios de la época. Por tanto, debemos estar atentos al entorno y saber desenvolvernos en el mismo, como diría Frank Lloyd Wright :

“Todo gran arquitecto es necesariamente un gran poeta. Debe ser un intérprete original de su tiempo, sus días, su edad.”

Esos primeros pasos fueron realizados con modestia pero con mucho entusiasmo, y así lo describieron:

«De ahí que se optara por una publicación mucho más modesta, el Boletín, que solo prentendía ser una primera escuela de aprendizaje. Concebido no como un simple órgano de información bibliográfica, fue incorporando gradualmente colaboraciones y artículos de arquitectos y de especialistas en otros campos afines».

Pasados ya cuarenta años desde este primer número y tras el impás debido a la crisis económica ³ que obligó a cesar la publicación durante los últimos 6 años, parece que las enseñanzas de aquel primer número han sido (re)tomadas.

En esta etapa la revista Obradoiro (Digital) se adapta a la nueva realidad pero sin perder sus compromisos fundamentales y sin desaprovechar los nuevos recursos digitales disponibles actualmente. Esta refundación de la revista Obradoiro Digital (OBD) (re)aparece con un reconocimiento a la figura de uno de los maestros de la arquitectura moderna española, D. Alejandro de la Sota.

Al igual que su primer ejemplar esta nueva etapa abre una forma de comunicar la arquitectura, pero que como ya expresaba el primer consejo de redacción de la revista, anhela mejorar con la participación de todos los usuarios ⁴ que con sus críticas y opiniones no harán sino crecer la calidad de una publicación de esta índole.

Cabría preguntarse si el futuro de la arquitectura es la cultura⁵ …

Aunque cuarenta años no es nada… o mucho… depende, lo que es innegable es que las enseñanzas y las experiencias se pueden y deben aprovechar.