Cedric Price – “Do it with an Architect”
“Algunas veces un grupo pequeño de gente muy comprometida con lo que está haciendo puede llegar a cambiar las cosas. Eso está muy bien porque significa que hay mecanismos de transformación política relativamente accesibles. Pero a menudo te ciegan y no te deja ver la realidad política mayoritaria.” en RENDUELES, C. (2015), ‘Capitalismo Canalla, p.87.
Asistimos hoy a una creciente demanda social y voluntad política que identifican los procesos participativos como herramienta, no solamente útil sino necesaria, para el desarrollo de cualquier proceso de toma de decisión. Al tiempo, vemos con más frecuencia desde la arquitectura defender que el diseño y el planeamiento urbano no pueden abordarse sin el análisis de la práctica social del espacio. La confluencia de estas dos tendencias sitúa a la ciudad y a sus procesos de transformación urbana como el principal escenario de estas nuevas prácticas participativas.
Así, encontramos en gran parte de los talleres de participación a arquitectos y arquitectas ostentando la figura de facilitación. Esto, que no tiene por qué ser un problema, sí resulta sintomático de una realidad más profunda; estas prácticas de diseño urbano configuran un nuevo nicho profesional para la arquitectura, y en consecuencia, se producen injerencias desde las estructuras económicas e institucionales.1
Es curioso ver cómo la arquitectura y el urbanismo son presentados, desde la propia disciplina, como profesiones ajenas a lo económico, más cercanas a lo humanístico y artístico, o recientemente, a lo sociológico. Sabemos, sin embargo, que ambas disciplinas se han visto sistemáticamente arrastradas por el poder económico para la materialización de sus lógicas de apropiación y extracción de valor en la ciudad (MINGUET, J. 2017) y que las razones que dan forma a la misma tienen menos que ver con la voluntad del arquitecto de lo que nos gustaría reconocer.
Ahora, con el urbanismo participativo, no es distinto (MINGUET, J. 2014) y vemos cómo muchas de estas prácticas son, de nuevo, asimiladas por las estructuras económicas para su propio beneficio2 forzándolas, además, a formar parte de sus lógicas de funcionamiento: producción en masa y competencia (desde la precariedad).
Por otro lado, en relación a lo institucional es importante entender, y aceptar, que pese a la necesaria entrada de la participación en la institución pública y todo lo conseguido por ello, a día de hoy, las lógicas de lo público han afectado más a la forma en la que los mecanismos y herramientas de participación son diseñadas e implementadas que al contrario.
En base a lo expuesto, cabría preguntarse si este nuevo mercado de prácticas participativas desde la arquitectura es síntoma de un sistema profesional, político y económico que se agota, o lo opuesto, de la voluntad de dichos sistemas de fagocitarlas. Nos vemos así en una encrucijada entre la inacción -acusada de conformista e irresponsable- y la connivencia -inconsciente, ingenua y apuntaladora del orden establecido-.
Surgen así nuevas cuestiones: ¿son necesarias ciertas concesiones al sistema para, desde ahí, ser capaces de generar otras tensiones?, ¿desde dónde debemos empezar a construir y constituirnos?, ¿apocalípsis o integración? Si bien no tengo respuestas, tengo la sospecha -o quizá la esperanza- de que dicha encrucijada no es tal.
En una tercera vía sí parece fundamental superar la participación como herramienta o método [producto-solución] y asimilarla como hipótesis de trabajo (ROWAN, J. 2016, p.18). Una hipótesis que cuestiona la cultura convencional de transformación y producción del espacio y que no por ello necesita de la arquitectura, sino que por el contrario, demuestra y enfatiza su insuficiencia. Minimizar así discursos ingenuos y relatos del progreso equivocados3, al tiempo que incorporamos concesiones conscientes que permitan la apertura de pequeñas brechas desde dentro y, junto a otros movimientos de resistencia, ser capaces de reconocernos como iguales dentro de una misma lucha.
Agradecer a Roberto Ros y a Luis G. Sanz por sus comentarios y aportaciones al debate y al texto tras su revisión.
Documentación y bibliografía
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FREYBERGER, G. (2016) “El arte como paliativo social. Limitaciones y fracasos de la intervención artística en las periferias de Sao Paulo”, (Brasil), en ARICÓ, G.A.; MANSILLA, J.A.; STANCHIERI, M.L. (2016) “Barrios Corsarios. Memoria histórica, luchas urbanas y cambio social en los márgenes de la ciudad neoliberal”, Pol·len Edicions, pp 197-214.
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LEÓN, J.; URABAYEN, J. (2018) “Espacio, poder y gubernamentalidad. Arquitectura y urbanismo en la obra de Foucault”, Núm. 112, Volumen XL, Universidad Nacional Autónoma de México, en http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2634
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