Desde Silvia -que es experta en vivienda para ONU-Habitat- hasta Gabi -que fue directora de Cultura y asesora de la Alcandía en Ecuador-, pasando por Laia -socia fundadora de la primera oficina de urbanismo y género estatal-, por Fran -creador de la empresa de cartografía y visualización de datos de mayor proyección internacional- y por María –arquitecta municipal coordinadora de una acción urbana innovadora premiada por Europa-. También incluimos a Pablo -director de la estrategia de mejora de los barrios populares en Lima- como ejemplo de las trayectorias que muchos arquitectos nóveles están emprendiendo en la última década.
Se trata de proyectos, periféricos o no a la arquitectura, pero que tienen como resultado un gran impacto social. Son solo algunos de los cientos de posibles ejemplos que podemos encontrar entre los jóvenes profesionales que están alcanzando grandes éxitos pero que en la mayoría de los casos son desconocidos por la comunidad de arquitectos.
La versatilidad del perfil del arquitecto se multiplica entre los recién licenciados y, por ello, el premio Arquia debe hacerse eco de esta realidad. Premiar escenarios hasta ahora poco frecuentados por arquitectos, así como escasamente reconocidos, es la estrategia para acercar la arquitectura a las realidades contemporáneas y llevar a la vanguardia el galardón. Desde la joven arquitecta emprendedora capaz de generar empleo de calidad, hasta aquellos que deciden innovar para o desde dentro del sector público. Todos y cada uno de los nuevos perfiles deben sentirse incluidos en la arquitectura y valorados en sus logros y metas. Es hora de hacer un esfuerzo para revisar las categorías y cubrir el amplio espectro de formas profesionales que tienen peso específico y que destacan entre los recién iniciados.
Si de verdad nos preocupa el futuro de la profesión y sus posibilidades, debemos visibilizar la extensa práctica profesional como si de un caleidoscopio multicolor se tratara. La complejidad de la gestión de proyectos en la arquitectura actual requiere de una visión crítica social, económica y multi-escalar que, en un contexto mundial influido por el escenario globalizador y poscrisis, está dando lugar a versiones de la arquitectura de notorio interés. No debemos quitar el foco a ninguno de estos aspectos y nuevas realidades.
Como parte del jurado de esta edición de Arquia Próxima, en Paisaje Transversal tenemos la responsabilidad de destacar prácticas y proyectos hasta la fecha menos laureados y con los que podemos tener analogías a la hora de romper con las vías tradicionales en la profesión como oficina de innovación urbana que somos. El objetivo es motivar, visibilizar y valorar las diferentes formas de ejercer la profesión que deben tener cabida en los premios a jóvenes arquitectos. Así pues, entre los múltiples colores de este caleidoscopio profesional nos focalizaremos en tres aspectos, desde nuestra perspectiva, imprescindibles:
1_ El papel de los jóvenes urbanistas en la transformación de las ciudades
2_ La comunicación, concienciación y agitación social en la arquitectura
3_ Los arquitectos emprendedores y las nuevas formas empresariales
No podemos dejar de tener en cuenta cómo los jóvenes nos hemos adentrado en el desarrollo de proyectos urbanos para abordar el reto de la mejora de las ciudades, tanto como funcionarios públicos como en forma de profesionales independientes que innovan en los procedimientos y en las propuestas. Igualmente queremos dar un espacio relevante a las prácticas profesionales que en sus primeros años de ejercicio se esfuerzan por dignificar las condiciones laborales de todos los que inician su carrera profesional en el campo de la arquitectura y, por último, tratar una temática clave en nuestro desarrollo profesional así como en la de muchos jóvenes: las iniciativas vinculadas a la comunicación, reflexión y aprendizaje colectivo.