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Concursos para estudiantes de arquitectura ¿oportunidad o negocio?

Los concursos para arquitectos, por lo general, tienen bastante mala fama. Pero, ¿Qué pasa con los concursos para estudiantes?

Este tipo de iniciativas no son nada nuevo, pero sí que es verdad que, de un tiempo a esta parte, parecen haber tenido una época de auge. Al igual que muchos de mis compañeros, durante mi paso por la escuela participé en bastantes de estos concursos, unas veces con mejor resultado que otras, claro está. El caso es que ahora, echando la vista atrás, parece oportuno sacar a la palestra este tema y hacer una pequeña reflexión sobre si todo ese esfuerzo, tiempo y dinero sirvieron para algo.

A continuación tenéis una comparativa de 7 de los más conocidos concursos para estudiantes con algunos datos de interés para su comparación:

 

Concurso Participantes Galardones Premios (€) Inscripción Modalidad
Arquideas

Mediterranean Sea Club

124 1º, 2º, 3º, Especial del Público y 5 Menciones 5875€ + Publicaciones+ suscripciones a revistas Ind: 50€/75€

Gr: 75€/100€

Individual o grupo
ArchMedium

SJCH + OWC

89 Estudiantes: 1º,2º,3º + 3 Accesit

Jov. Arquitec:

1º + 3 menciones

Estudiantes: 3500€ + Publi + suscripciones

Jov. Arquitec:

2000€ + Publi + suscripciones

60’50€ / 90’75€/

121€

Individual o grupo
Rethinking

Homeless Cover Project

/ 1º, 2º, 3º + 3 Accesit +

Premio Encofab + 10 Menciones

3000€ + Publicaciones + exposición 35€/60€/90€

+ iva

Individual o grupo
SIKA

Museo de la Corrupción

75 1º, 2º + 4 Accesit 10500€ Gratis Individual o grupo
SteelCase

V Edición

/ 1º, 2º, 3º, Especial del Público 6000€ + Silla Think Gratis Individual o grupo
Archallenge

Barcelona Monument Future

24 1º, 2º, 3º, Menciones 2500€ + Suscripciones + Exposición + publicaciones 40€/55€/70€

+iva

Individual o grupo
Becas Arquia

*Concurso

317 10 Becas 7000€/9000€ por beca Gratis Individual

 

¿Oportunidad o negocio? La respuesta salta a la vista con los datos expuestos anteriormente… o quizás no tanto.

Al margen del carácter puramente económico, existe una promesa tácita en muchos de ellos: publicación, exposiciones, difusión… ¿Realmente como estudiantes esto nos sirve para algo? Está bien llenarse el ego de vez en cuando, “mira mamá, salgo en nosequesitio que ni tu ni nadie que no sea arquitecto conoce”, pero sinceramente creo que hay valores más interesantes que resaltar en algunas de estas iniciativas: la oportunidad de trabajar en un gran estudio de arquitectura como el caso de lasBecas Arquia, de hacer reflexión crítica sobre un tema propuesto en el de SIKA o la posibilidad de crear un prototipo de refugio para la gente sin techo en el de Rethinking, son, sin duda, ejemplos en los que se da un valor añadido al mero hecho de ganar un concurso de proyectos.

Volviendo por último a mi experiencia personal, los concursos de estudiantes me sirvieron para experimentar con ideas o formatos de representación libremente, sin la amenaza de un suspenso inminente a la vuelta de la esquina. También para trabajar con compañeros de otros cursos e incluso de otras escuelas, algo que de otra manera sería realmente complicado. “¿Y el riesgo?” Perder un poco de tiempo y dinero por el camino…

Entonces… ¿Son una oportunidad o un negocio?” Pues no lo sé, decídmelo vosotros…

Por:
(Murcia, 1986) Arquitecto y Arquitecto Técnico por la UCAM. Dirige el blog Pedacicos Arquitectónicos junto a Antonio Navarro y Juan Francisco Martínez además de MetaSpace Blog junto a Manuel Saga, desarrollando paralelamente su labor profesional en el campo de la construcción, el diseño y la docencia.
  • Ana Asensio - 30 octubre, 2015, 11:32

    Me gusta el punto que plantea tu post. Creo que incluso, no son excluyentes. Puede ser una oportunidad para unos, y negocio para otros, todo al mismo tiempo, y que funcione. Quizás la pregunta sería: ¿’negocio o especulación’?. Me da la sensación de que en los últimos años, en esta cultura española nuestra, queda feo ver cierta remuneración en lo que uno hace, teniendo que llevar siempre la bandera de lo altruista. La verdad es que las web de gestión de concursos de arquitectura me parecen una de esas simbiosis estupendas que creo que están funcionando.

    La media de lo que se cobra en un concurso para estudiantes ronda los 60€, dividido muchas veces entre varios. Es decir, la inversión económica es ínfima. La de tiempo, como casi todo, se da por hecha, como tantos otros riesgos o inversiones. Sin embargo, como dices, surgen una serie de oportunidades. Ojo, que oportunidad no es sinónimo de resultado directo y automático. Es oportunidad.

    Otro caso distinto es el de los concursos que proponen las fundaciones y otras instituciones con carácter público o que disfrutan de subvenciones. Ahí el tema del beneficio económico por su parte sí tendría discusión.

    Es decir, resumiendo, me parecen justas estas iniciativas, y por supuesto que me parecen una vía de negocio posible, y que a día de hoy creo que están funcionando. Otra cosa sería que las fundaciones empezasen a cobrar por los concursos, o que las empresas de gestión de concursos empezasen a establecer unos límites imposibles para los estudiantes.

    Tenemos que acostumbrarnos a no confundir negocio con connotaciones negativas, y a ser conscientes de lo que vale nuestro tiempo. Generar negocio no es malo. Por eso me gusta este debate, aunque cambiaría la comparativa «oportunidad-negocio» por «negocio limpio o especulación».

    • Enrique Parra - 30 octubre, 2015, 11:52

      A priori parece imposible que algo que sea un negocio para unos pueda ser una oportunidad para otros, pero vista la comparativa… Si que se ve posible. En cualquier caso, me gusta el matiz que aportas Ana, siempre que esas iniciativas sean limpias no tienen por qué ser altruistas.
      Por mi parte, he participado en muchos concursos durante mi paso por la universidad, he tenido la suerte de conseguir algunos premios y también de no conseguir absolutamente nada, pero siempre aprendí algo en el proceso.
      Otro aspecto importante es que nadie te obliga a participar, lo haces libremente. Así que si te interesan los premios, bien sea por el dinero o por las publicaciones, cada uno tiene que ver que camino sigue.
      Tengo que reconocer que, una vez vistos los resultados, las cuentas no siempre salen y el riesgo que algunos corren con estas iniciativas no es precisamente pequeño…

  • Paloma G.Gener - 30 octubre, 2015, 11:47

    Enhorabuena por el Post Enrique Parra, y por al menos plantear la pregunta que en el fondo todos nos hacemos. Creo que, como tú dices, los resultados de la tabla saltan a la vista.
    El estudiante de arquitectura se está empezando a acostumbrar a generar ideas y trabajo sin tener segura una recompensa, es más, en algunos casos es el estudiante el que paga por dar sus ideas. Hablamos de una ínfima posibilidad de recompensa comparada con el esfuerzo y el trabajo que conlleva generar al menos 2, 3 ó 4 láminas para presentar en un concurso de las características que comentas. Las escuelas de arquitectura rebosan de ingenio, creatividad, mentes potentes capaces de organizar y coordinar todas las posibilidades existentes. Creo que se está perdiendo el amor propio en la profesión de arquitecto, el saber valorar nuestro trabajo y cobrar por ello. A veces se nos olvida que es una profesión de la que deberíamos poder vivir.

    Sin embargo, estoy de acuerdo contigo en los casos en los que se ofrecen posibilidades al estudiante, como pueden ser unas becas para trabajar fuera o una manera de reflexionar sobre algo. En este caso sí me atrevería a decir que los concursos pueden ser una oportunidad.

    • Enrique Parra - 30 octubre, 2015, 11:58

      Creo que la pregunta nos la hemos hecho todos antes de decidir si participamos o no. En definitiva para el que participa es un riesgo, y hay que valorar si merece la pena o no… Desde luego hay concursos y concursos, eso también te lo digo. Aquí hay una muestra algo variada, pero si buscas por ahí encontrarás cada cosa… Nosotros presentamos el blog una vez a unos premios que acabaron dándoselo a una obra que ni se había presentado a esa categoría ni cumplía las bases (según la wikipedia), con eso te lo digo todo…

  • Ana Asensio - 3 noviembre, 2015, 11:30

    Pero ese riesgo lo corre todo el mundo, es parte de la profesión. Quiero decir: cuando eres un estudio de arquitectura y te presentas a un concurso, igualmente pones gran parte de tu tiempo y (bastante) dinero, sin saber si obtendrás el premio o no. Como todo premio, es un riesgo. Quizás habría que debatir si e premio en sí merece la pena, aunque eso ya va también en el criterio del que decide participar.

    Respecto a lo de altruista o negocio: Creo que precisamente si el debate va por que alguien se sienta compensado por el tiempo invertido (el ejemplo del estudiante) del mismo modo la plataforma de concursos está ejecutando un rol a base de tiempo, trabajo, medios. Requiere su propia remuneración. Es el mismo debate pero cambiado de ángulo. Por eso insisto en que son ejemplos distintos el de las fundaciones y otras entidades que reciben fondos y subvenciones para organizar este tipo de convocatorias, y el de las plataformas privadas de gestión y promoción.

  • mar melgarejo - 4 noviembre, 2015, 12:21

    Gracias Enrique por una visión siempre completa de este «asunto»… coherente y crítica, y además muy certera porque lo vives con tu propia experiencia, grandes palabras, enhorabuena :)

    Para mí lo más importante de esta cuestión es si estas estrategias y recursos ayudan en algo al futuro del estudiante, que tiene que ser capaz de reconvertir la profesión, y tiene que mirar al futuro más que los arquitectos que ejercen. Siendo conscientes de los cambios a los que nos estamos enfrentando… ¿es este formato el mejor para que aprendamos a afrontarlos? Creo que «replicar» lo que ya se hace para los estudios profesionales en estudiantes no deja de seguir dando la espalda a lo que tenemos que hacer, que es entender que ya no seremos arquitectos estrella, artistas, con nombre, ya no haremos auditorios en todos los pueblos del mundo…
    Aquí una pequeña aportación a este gran artículo, gracias Enrique por compartir sabiduría.

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