Mal. Todo mal. Incluso hay una cita de Coelho… Solo podría empezar peor si el post se titulase: “5 cosas por las que no deberías ser entrepreneur”.
Pero bueno, ya que esto es lo que quiere el personal, allá vamos:
“Un joven arquitecto emprendió, lo que le pasó a continuación te sorprenderá…”
Cuando terminas la carrera llevas al menos 5, 6 o 7 años escuchando “tenéis que reinventaros”, “hay que reciclarse” y demás frases vacías que lo único que hacen es enmascarar un desconcierto total ante la actual situación del sector.
Aun así, y para sorpresa de casi todos, la mayoría de los que estudian arquitectura queremos ser arquitectos. ¿Quién lo hubiera dicho, eh? Como suele decirse no hay nada más peligroso que un iluso motivado, así que comienzas a prepararte para comenzar a volar solo y vas haciendo la suma1:
Autónomo
250 €/mes
Colegiación
25 €/mes
Seguro
25 €/mes
Coworking Oficina Compartida
200 €/mes
Teléfono
30 €/mes
Transporte
50€/mes
Asesoría
30 €/mes
TOTAL
610 €/mes
“Uff… Más de seiscientos eurazos al mes de gastos fijos.”
En ese momento es cuando entiendes por qué 9 de cada 10 empresas cierran antes de los 3 años. Pero no te dejas amedrentar y echas mano de la calculadora: “a ver, para cubrir gastos… ¿cuánto tengo que facturar?”.
Ese es el siguiente punto crítico, al descubrir que los primeros 1000 euros que facturas cada mes son para cubrir gastos. Mil euros que son, para los que aún estáis por los pasillos de las ETSA’s, algo así como 10 Certificados de Eficiencia Energética, 2 o 3 informes pequeños o un proyecto de piscina, en cuyo caso habrá que ver cuánto te dejas en el colegio y el seguro. Eso si es que consigues pasar un precio competitivo, algo de lo que nadie te ha contado nada, pero tranquilo, hay sitios como éste donde calcularlo.
Eso sí, divídelo por 2 o por 3 y puede que aun así sigas siendo caro.
Van pasando los primeros meses. Tus amigos te llaman menos para ir de cañas que cuando estabas con el PFC. Apenas te da para cubrir gastos. En tu casa piensan que te has metido en una secta: no tienes dinero, no tienes tiempo, sólo piensas en cómo tu startup estudio puede ser rentable. Trabajas 16 horas al día de lunes a domingo. Con un poco de suerte alguien te recuerda que hay vida más allá de las licencias, los concursos y el precio del metro cuadrado de baldosa hidráulica.
Una noche, en un acto de desesperación, pinchas en uno de esos banners anuncios de tus RR SS que dicen “5 estrategias para conseguir clientes” o “7 hábitos que los entrepreneurs de éxito hacen”. Descubres cómo, sin ningún pudor, aquellos que no consiguieron mantener sus propios estudios, ahora te quieren decir cómo manejar el tuyo. “Cobra más”, “trabaja menos”, “expándete”, “arriesga”, “especialízate”.
A ellos les fue muy bien, no hay más que verlos.
Pasa un año, y otro, y el siguiente. Con lo que cobras de un trabajo pagas los gastos del siguiente y la rueda por fin parece girar. Inevitablemente acabas por ir a una de esas cenas de verano donde ves a tus amigos, esos que tenías antes de dedicarte en cuerpo y alma a tu proyecto. Te das cuenta que trabajar 40 horas semanales por un sueldo fijo no estaba tan mal, o que quizás sea mejor tener un jefe que ser el empleado de cada cliente, por no hablar de las vacaciones pagadas.
Así que la próxima vez que alguien te diga “perdedor, ¿Por qué no emprendes?”, recuerda el consejo que Bukowski daba a todos los jóvenes que querían ser escritor:
“Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.”
Notas de página
1
Valores aproximados, sin contar ofertas ni promociones iniciales, ya que son los que hay que tener en cuenta para cuantificar la viabilidad.
Enrique Parra
(Murcia, 1986)
Arquitecto y Arquitecto Técnico por la UCAM. Dirige el blog Pedacicos Arquitectónicos junto a Antonio Navarro y Juan Francisco Martínez además de MetaSpace Blog junto a Manuel Saga, desarrollando paralelamente su labor profesional en el campo de la construcción, el diseño y la docencia.
A mí las cuentas me salen aún peor. Mis gastos son mayores que esos, y según tú se cobran 100 € por un CEE o 1.000 € por una piscina, honorarios a los que por esta zona no se llega de ninguna forma.
Otra cosa: Como jóvenes que sois pensáis en el presente. Pero yo ya soy viejo y os pregunto: ¿Sabéis qué pensión de jubilación os podría quedar con esos 250 €/mes que pagáis como autónomos? Es la cuota mínima, que no os dejará prácticamente nada. Para ser medianamente realistas deberíamos pensar en aportar bastante más del doble de esa cantidad, o, si no, a lo de «16 horas al día de lunes a domingo» hay que añadir «hasta el día de tu muerte».
Totalmente de acuerdo. Si ya nos planteamos estos temas a futuro es para decir: «venga, hasta luego!».
Sinceramente, aun no me he planteado en serio nunca el tema de qué será de mi jubilación, seguramente porque intuyo que de aquí a que me toque a mí probablemente será otra de esas cosas de las que solo queda el recuerdo desgraciadamente.
Hola Enrique.
Gracias por contarlo, en cuanto pueda servir de ayuda a futuros egresados o compañeros recien colegiados.
Esto parece que no interesa mucho ni en las Escuelas ni en los Colegios, fijate como pasaron olimpicamente de la propuesta que realizamos en la pasada Asamblea de Diciembre del Colegio sobre un estado de la Profesión. Hay nerviosismo cada vez que en el stablishment no se dice que todo es happy, o que ganamos más pasta que Foster o Calatrava. Un mundo de mentira sustentado por quien enseña y quien nos representa.
El precariado y la proletarización universitaria han venido para quedarse gracias a la Burbuja Formativa, pero en las Escuelas se «enseña» (con suerte) un perfil profesional que ya no existe. Un engañabobos para mantener Escuelas inservibles.
Ahhhh y a tus compañeros de Escuela no les digas «certificación energetica»o «proyecto de piscina» porque les estas hablando en chino.
Y los Colegios…. Si ni siquiera aunque nos cuente mas de 1 millón de euros al año quieren saber de sus colegiados.
Animo.
Desafortunadamente todo lo que comentáis es cierto, desde mi poca o mucha experiencia he podido comprobar en carne propia el desligue de la realidad entre las escuelas y la actividad profesional, sólo aquellos que amamos y que nos «arde» profundamente la arquitectura seguimos intentándolo una y otra vez…aunque las cuentas no salgan.
Gracias por tu artículo, Enrique. Describe con crudeza, pero con pragmatismo, la realidad real para muchos pequeños estudios de arquitectura hoy en día. Y reflejas lo que nosotros llamamos hace tiempo el «fraude social» de la universidad española, que está propiciando el fracaso de tantísimos jóvenes que al final no pueden ejercer aquello para lo que se han formado, y en muchos casos terminan marchándose fuera en busca de El Dorado -que es una quimera difícil de encontrar. Al final lo que ocurre es que exportamos titulados carísimos de formar, que en muchos casos acaban quedándose en el extranjero con lo que eso supone de coste social para el país. Por estas páginas hay unos cuantos ejemplos, esta tarde he leído la experiencia de Brijuni en Arabia saudí, ahí es nada… En fin, seguimos, que no es poco ;)
La edición de esta publicación ha sido patrocinada por Arquia Banca.
PATRONATO
FUNDACIÓN ARQUIA
Presidente
Javier Navarro Martínez
Vicepresidente 1º
Alberto Alonso Saezmiera
Vicepresidente 2º
José Antonio Martínez Llabrés
Patronos
Carlos Gómez Agustí
Fernando Díaz-Pinés Mateo
Daniel Rincón de la Vega
Javier Ventura González
María Villar San Pío
Montserrat Nogués Teixidor
Naiara Montero Viar
Directora Fundación Arquia
Sol Candela Alcover
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A mí las cuentas me salen aún peor. Mis gastos son mayores que esos, y según tú se cobran 100 € por un CEE o 1.000 € por una piscina, honorarios a los que por esta zona no se llega de ninguna forma.
Otra cosa: Como jóvenes que sois pensáis en el presente. Pero yo ya soy viejo y os pregunto: ¿Sabéis qué pensión de jubilación os podría quedar con esos 250 €/mes que pagáis como autónomos? Es la cuota mínima, que no os dejará prácticamente nada. Para ser medianamente realistas deberíamos pensar en aportar bastante más del doble de esa cantidad, o, si no, a lo de «16 horas al día de lunes a domingo» hay que añadir «hasta el día de tu muerte».
Totalmente de acuerdo. Si ya nos planteamos estos temas a futuro es para decir: «venga, hasta luego!».
Sinceramente, aun no me he planteado en serio nunca el tema de qué será de mi jubilación, seguramente porque intuyo que de aquí a que me toque a mí probablemente será otra de esas cosas de las que solo queda el recuerdo desgraciadamente.
Hola Enrique.
Gracias por contarlo, en cuanto pueda servir de ayuda a futuros egresados o compañeros recien colegiados.
Esto parece que no interesa mucho ni en las Escuelas ni en los Colegios, fijate como pasaron olimpicamente de la propuesta que realizamos en la pasada Asamblea de Diciembre del Colegio sobre un estado de la Profesión. Hay nerviosismo cada vez que en el stablishment no se dice que todo es happy, o que ganamos más pasta que Foster o Calatrava. Un mundo de mentira sustentado por quien enseña y quien nos representa.
El precariado y la proletarización universitaria han venido para quedarse gracias a la Burbuja Formativa, pero en las Escuelas se «enseña» (con suerte) un perfil profesional que ya no existe. Un engañabobos para mantener Escuelas inservibles.
Ahhhh y a tus compañeros de Escuela no les digas «certificación energetica»o «proyecto de piscina» porque les estas hablando en chino.
Y los Colegios…. Si ni siquiera aunque nos cuente mas de 1 millón de euros al año quieren saber de sus colegiados.
Animo.
Desafortunadamente todo lo que comentáis es cierto, desde mi poca o mucha experiencia he podido comprobar en carne propia el desligue de la realidad entre las escuelas y la actividad profesional, sólo aquellos que amamos y que nos «arde» profundamente la arquitectura seguimos intentándolo una y otra vez…aunque las cuentas no salgan.
Gracias por tu artículo, Enrique. Describe con crudeza, pero con pragmatismo, la realidad real para muchos pequeños estudios de arquitectura hoy en día. Y reflejas lo que nosotros llamamos hace tiempo el «fraude social» de la universidad española, que está propiciando el fracaso de tantísimos jóvenes que al final no pueden ejercer aquello para lo que se han formado, y en muchos casos terminan marchándose fuera en busca de El Dorado -que es una quimera difícil de encontrar. Al final lo que ocurre es que exportamos titulados carísimos de formar, que en muchos casos acaban quedándose en el extranjero con lo que eso supone de coste social para el país. Por estas páginas hay unos cuantos ejemplos, esta tarde he leído la experiencia de Brijuni en Arabia saudí, ahí es nada… En fin, seguimos, que no es poco ;)