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Ítaca o la hora de encofrar estructuras con talento

Montaje fotográfico realizado por el autor sobre un capitel en Paestum.

Se cuenta en un chiste  que en el cielo se trabaja como en Alemania, se come como en España, se ama como en Italia y se legisla como en el Reino Unido,  mientras que en el infierno se trabaja como en Italia, se ama como en Alemania, se come como en el Reino Unido y se legisla como en España…

 

Coincidimos estos días con el proceso electoral por el que concluirá la décima legislatura española. Entiendo por tanto que es pertinente preguntarnos como sociedad qué país queremos construir entre todos.  Más allá de ideologías, cada uno es libre de alinearse, creo que podríamos afirmar que tenemos la común y sana aspiración de dejar un país más próspero y sostenible para nuestros hijos. Es aquí donde surgen algunas preguntas, la primera y principal sería -a mi leal saber y entender – ¿a qué sociedad queremos parecernos?

Si fuera en términos de empleo, cualquier país de nuestro entorno a excepción de Grecia mejora la situación que vivimos, especialmente en paro juvenil… Si fuera en términos de creación de riqueza, si bien parece que salimos del abismo,  nuestro país está a niveles de 2006 en renta per cápita. Es verdad que podríamos compararnos con los menos agraciados o peor gestionados, pero para que se hagan una idea, si usted lector fuera ciudadano de, pongamos el caso de EEUU, muy probablemente dispondría del doble de renta o, sin irnos tan lejos, de un 50% más en caso de ser británico o alemán (Enlace) (Enlace).

Si nos remitimos al campo específico de los arquitectos, qué decirles que no sepan ya. Conforme a los datos del Sindicato de Arquitectos SArq, el sueldo medio de un arquitecto en España en 2013 se situaba en 17.214€ (Enlace), hace poco, las universidades hablaban de 15.000€ (Enlace). No solo asalariados: los estudios y autónomos debemos competir en un mercado que oferta a espaldas de responsabilidades o talento.  Para la administración solo cuenta el plazo o el precio. Contrata servicios técnicos a precio de chino (Enlace), exactamente igual que si fuéramos ladrillos o profesionales no cualificados (quizás, los pobres sólo hacen lo que ven, y es que puede ser que vivan en un mundo en el que cualquiera es habilitado para cualquier cargo –expresidente de gobierno dixit- y no responda ante ningún desaguisado).

Por curiosidad, echen un ojo a las previsiones de demanda de arquitectos que hace la Oficina de Empleo de los EEUU (Enlace), en donde establece que un profesional cobraba en 2012 de media más de 73.000$  anuales.  A lo mejor es que allí sí entienden la diferencia existente entre apretar un tornillo y saber qué tornillo hay que apretar.

Quizás el destinatario de estas líneas debieran ser los responsables políticos, pero no solo. En el fondo, vivimos una sociedad de baratijo  porque lo permitimos entre todos. Lo que relato no son sino síntomas de una enfermedad más profunda que padecemos.

La democracia nació en las ciudades, por eso son objetivo de quienes la atacan…”, esta afirmación la pronunció hace poco nuestro compañero y en la actualidad Presidente del Senado de España, Pío Gª Escudero. La ciudad como epítome de los estados primero y ahora de nuestra sociedad. Cierto, no podemos entender la civilización occidental sin los avances que se han dado en las ciudades. Son el soporte físico de nuestras vidas, razón de más para que nos preocupemos de hacerlas con el mayor de los talentos posibles.

Por:
Arquitecto desde el año 2000. Miembro de la Asociación de Arquitectos (aA), ha sido vocal de la Junta de Gobierno del COAM y asambleísta en el CSCAE.

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