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Hacia una cultura de software responsable: Reflexiones sobre el aprendizaje de herramientas digitales en Arquitectura

Ilustración de Mike Hermans (Maaik). Traducción de Laura Acosta.

A pesar de lo evocadora y prototípica que resulta la imagen del arquitecto trabajando en su mesa de dibujo, con su paralex, sus rotrings y su carboncillo, lo cierto es que hoy en día es imposible concebir nuestra profesión sin medios informáticos. Tanto es así que, actualmente, sería imposible realizar en tiempo y forma toda la documentación gráfica y escrita que requiere un proyecto arquitectónico y todos los trámites burocráticos asociados a él. Sin embargo, las herramientas informáticas no son imprescindibles únicamente por el hecho de reducir tiempos o minimizar errores entre toda la documentación generada, sino también porque proporcionan nuevas formas de expresión sin precedentes.

Así pues, queda fuera de toda duda la necesidad que tenemos los arquitectos de desenvolvernos adecuadamente con las herramientas informáticas, pero ¿cómo aprenden los futuros arquitectos a usarlas? Si bien ya hace más de 15 años desde que se empezaran a ver los primeros proyectos fines de carrera dibujados en CAD, lo cierto es que la inclusión de asignaturas obligatorias en los planes de estudios de arquitectura es relativamente reciente. Este hecho es algo que podemos constatar quienes terminamos la carrera durante la primera década del año 2000 y nos vimos obligados a aprender, por nuestra cuenta y basándonos en el método de ensayo-error, a dibujar en CAD, a modelar en 3D, a hacer renders, a realizar fotomontajes, a imprimir planos… incluso a pesar de la oposición al uso del ordenador de algunos profesores.

Quizá, como reacción a esta posición tan poco pedagógica, la totalidad planes de estudios recientes presentan al menos una asignatura en los primeros cursos en la que se enseñan herramientas digitales. Algunas, incluso, empiezan a tener sus propios laboratorios de fabricación digital. Sin embargo, un análisis más pormenorizado revela que la gran mayoría de estas asignaturas son meramente instrumentales y que, en realidad, solo se enseña, como si de recetas de cocina se tratase, a utilizar programas de dos casas comerciales muy concretas. Quienes defienden esta postura se escudan en que son los programas “más utilizados”, sin siquiera plantearse que los programas más comunes actualmente en nuestro entorno, pueden no serlo en cinco años (cuando los alumnos terminen la carrera) o en otro país (un escenario muy probable para muchos estudiantes).

En mi opinión, se trata de un grave error por varios motivos. El primero es que la universidad no debería enseñar recetas o soluciones a problemas concretos, sino enseñar a pensar y a resolver problemas reales por uno mismo. Por tanto, no aporta ningún valor una asignatura cuya única bibliografía es un manual y que podría ser impartida por un comercial. A la postre, este método deja fuera de forma sistemática tecnologías, alternativas y debates muy necesarios. El segundo motivo es que el verdadero objetivo de cualquier escuela debe ser formar a arquitectos independientes y críticos y, en ningún caso, crear futuros consumidores totalmente dependientes de productos que solo responden a una lógica de mercado. El tercer motivo, y el más importante, tiene que ver con cómo condicionan las herramientas utilizadas a la capacidad creativa y proyectual. En este sentido, soy un convencido de que los programas informáticos y las tecnologías son herramientas y, por tanto, deben servir a quienes las utilizan, en lugar de condicionarles. Y, para que eso sea cierto, es imprescindible que el alumno entienda no tanto los cómos de las herramientas (algo que adquirirá indefectiblemente a través de la experiencia y el tiempo), sino los porqués que le permitan desarrollar su capacidad crítica, que tan útil resulta en tantas áreas de la profesión como de la vida; pero, sobre todo, su propio criterio. Un criterio que sirva tanto en la elección de las mejores herramientas para su casuística concreta (que tiene que ver con cosas tan dispares como los problemas a los que se enfrente, el presupuesto disponible, el tiempo o sus propias capacidades y habilidades), como en la manera de utilizarlas de forma óptima.

 

¿Cómo se traduce todo esto en una asignatura? Me gustaría poder decir que tengo soluciones sobre cómo debería ser la docencia de este tipo de asignaturas, pero no es así. Ni siquiera tras llevar impartiendo la asignatura Herramientas Digitales en la ETSA USJ desde 2009 he encontrado la fórmula perfecta; así que, año tras año, tengo que ir haciendo ajustes. Y es que la realidad es mucho más compleja que lo expuesto anteriormente, a fin de cuentas intervienen factores como la relación entre mercado y universidad, el papel que juegan o deben jugar los programas de código abierto (y, en general, la cultura abierta; uno de los pilares del FABLAB), los prejuicios que hay en unos y otros… Pero, sea como fuere, las reflexiones anteriormente planteadas no se deben pasar por alto si queremos orientar nuestros pasos hacia la creación de una cultura digital responsable y alejarnos de la enseñanza que crea meros consumidores acríticos.

Por:
Arquitecto. Investigador. Profesor. Estudiante. Interesado por todo lo relacionado con la cultura libre y por las comodificaciones entre ciudad, tecnología y sociedad. PDI en la Escuela de Arquitectura y Tecnología de la Universidad San Jorge. Doctor en Sociedad de la Información y el Conocimiento por la Universitat Oberta de Catalunya.
  • Alfonso Sánchez Uzábal - 18 julio, 2014, 12:49

    Muy de acuerdo, Carlos.

    Cuando cursé la asignatura de «Informática» en el instituto ya me pareció raro que estudiásemos Microsoft Word para editar textos porque yo en mi casa usaba Ability 2000. No comprendía por qué tenía que aprender un programa concreto y no podía elegir. En la carrera de arquitectura me pasó exactamente igual.

    En cualquier caso esto no solo ocurre, al menos en la ETSAM, en el aprendizaje de herramientas digitales. En construcción nos enseñaban a construir con ladrillo, a hacer forjados de viguetas, pero no a elegir un sistema constructivo adecuado a un proyecto. Igual en estructuras, en instalaciones…

    Creo que una asignatura de herramientas digitales debería ser algo así como proyectos: el alumno plantea un proyecto arquitectónico y luego investiga, prueba y elige las herramientas digitales para llevarlo a cabo, entendiendo lo que implica usar una herramienta u otra, y cómo condiciona al arquitecto a nivel práctico económicamente, a nivel de formación, a nivel legal… Pero sobre todo y como mencionas en el post, a nivel productivo porque la dinámica de trabajo cambia: por ejemplo hay herramientas que facilitan la colaboración y otras no.

  • Miguel - 18 julio, 2014, 13:32

    Completamente de acuerdo. No hacen falta los cómos sino los porqués.
    Yo llevo un tiempo tratando de solventarlo con una aproximación muy concreta:
    Trascender lo digital
    Hacer ver a los estudiantes que la operación en lo digital no deja de ser una instrumentalización de la información, exactamente igual que lo que se produce en nuestro cerebro de forma inconsciente cuando diseñamos/proyectamos. Sólo se trata de desencriptar las ideas y los procesos de toma de decisiones.
    Hace poco un profesor de la ETSAS, cuando le exponía esa idea me decía que no era posible racionalizar todos los procesos de diseño. Mi único argumento para defender la idea es que no se trataba de hacerlos racionales sino explícitos.
    En este sentido he realizado dos tipos de experiencias. Una con un software concreto, grasshopper y otra previa de manera totalmente analógica e.d. sin software. Las dos han sido un éxito, sobre todo porque el desarrollo de la primera, gráfica y textual sobre papel, permitía que la segunda fuera muchísimo más fluida y los alumnos se centraran en conseguir lo que sabían ya que querían, en lugar de dejarse encorsetar por el programa.

  • Jorge - 18 julio, 2014, 22:58

    Pues lo has contado tan bien que no sé qué mas decir :)

    Completamente de acuerdo con Alfonso en que eso sucede en toda la carrera: nos hacen usar demasiado poco el criterio propio, aunque hay honrosas excepciones, no a nivel de escuela sino entre los profesores: yo he tenido profesores de construcción que nos hacían comprender y manejar los principios que hay tras las herramientas o los materiales, no los materiales en sí. Nos hacían auténticas gymkanas de resolver cosas de distintas maneras xD

    Quizás fue en ese «probar cosas sin saber» donde nosotros desarrollamos nuestro criterio. Buscando siempre otras formas mejores de hacer las cosas, comentando trucos con otros, flipando cuando alguien hacía algo que ni sabías que se podía, e intentándolo tú…

    Así que te animo encarecidamente a seguir haciendo lo que haces, que aunque no veas resultado inmediato, habrás sembrado una chispa de duda razonable :)

  • Juan Carlos - 21 julio, 2014, 2:40

    Estoy de acuerdo con lo que comentas. Llevo tiempo pensando sobre este tema y además sobre la poca base informática que la mayoría de estudiantes tenemos hoy en la carrera (aún soy uno de esos estudiantes). Todos manejamos Cad con ciertos vicios adquiridos por esa asignatura de primero que nos enseñaban a hacer las cosas de una forma más que a pensarlas. Todos usamos Photoshop o Illustrator o Corel casi sin entender qu´r está ocurriendo en ese proceso. La típica frase de «no sé por qué se ha impreso así» es común y es consecuencia de un desconocimiento de cómo funciona un software o en qué se basa su funcionamiento. Sabemos marcar casillas en las opciones del motor de render para que nos salga bien pero no sabemos qué significa cada casilla. Esto se debe a que todos tenemos un ordenador pero solo algunas entienden lo que hace el ordenador con cada software. Sabemos interactuar con este por inercia, porque hemos crecido con ellos, pero aún hay un desconocimiento de conceptos base muy generalizado.

    • Alfonso Sánchez Uzábal - 21 julio, 2014, 13:56

      Muy de acuerdo Juan Carlos: se me viene a la cabeza el libro de Neal Stephenson, «En el principio fue… la línea de comandos», en el que se relata de manera muy divertida cómo el usuario ha ido perdiendo el control del ordenador conforme se han ido introduciendo interfaces basadas en metáforas para su uso. Lo que comentas de marcar opciones sin saber muy bien qué se está haciendo responde exactamente a esto.

      De hecho, Carlos, me parece que cualquier asignatura de herramientas digitales debería incluir en su temario la lectura de este libro.

      Os dejo el enlace al libro completo: En el principio fue… la línea de comandos.

      • Carlos Cámara - 5 agosto, 2014, 17:44

        Hola Alfonso,

        Llevo años pensando si incluirlo como actividad o no (siempre lo recomiendo, pero como no hay ninguna actividad asociada, al final ningún alumno lo lee), pero no se me ocurre cómo dentro del contexto de una ETSA. Quizá deba darle una vuelta más ¿Se te ocurre alguna forma?

    • Carlos Cámara - 21 julio, 2014, 18:25

      Hola Juan Carlos, me alegra mucho tener una opinión de un estudiante, ¡y celebro aún más que compartamos puntos de vista! Creo que lo que comentas es uno de los grandes mitos a derribar: el de los nativos digitales. Muchos alumnos (y algún profesor) creen que por el hecho de haber nacido en los 90 y haber vivido siempre entre ordenadores, portátiles, internet, móviles y tablets es suficiente para desarrollarlos con soltura. Esto es tan falso como decir que cualquier persona cuya lengua materna sea la española es capaz de escribir el Quijote o cualquier inglés podría escribir Hamlet. A nadie se le pasa por la cabeza tal afirmación, pero con los nativos digitales no ocurre. (¿Falta de crítica?)

      Si me permites, aprovecho para preguntarte cómo has aprendido tú a usar herramientas digitales y cómo te gustaría aprenderlas.

      Saludos

  • Javi - 21 julio, 2014, 10:29

    A mi entender el pensamiento crítico es la enseñanza más importante que debe transmitirse en la universidad , ya sea en el marco de las herramientas digitales, la construcción o la asignatura de proyectos. Como bien dices, a veces las asignaturas de herramientas digitales se concentran en exceso en enseñar recetas para intentar satisfacer la demanda de otras asignaturas con más solera o del propio mercado laboral. Creo la situación actual de crisis en la enseñanza universitaria tiene que ver mucho con esto y las asignaturas de herramientas digitales reflejan perfectamente estas contradicciones.

  • Carlos Cámara - 21 julio, 2014, 18:21

    Muchas gracias por tomaros el tiempo en comentar el artículo. Celebro que compartáis el enfoque de lo que debería ser la enseñanza de herramientas digitales, ya que por lo que yo conozco, dista mucho de este enfoque. Con vuestros comentarios me siento menos solo.

    Sin embargo, tengo que reconocer que del dicho al hecho hay un trecho, y tan malo es dar a los alumnos recetas de cocina como dejarles solos y decirles «ala, tenéis que hacer esto con las herramientas informáticas que queráis y como queráis», especialmente si -como es mi caso- se trata de alumnos de primero y por tanto no se les puede dejar solos. A pesar de esto, creo que esta fórmula funcionaría estupendamente con alumnos de cursos superiores (tercero en adelante), y es algo que me gustaría poder hacer alguna vez (¿sería tan descabellado que la asignatura fuese una especie de tutoría y que en proyectos, construcción, expresión… el mismo profesor de herramientas digitales corrigiese el uso que han hecho de las mismas? – una adaptación de este mismo sistema podría usarse, como comentan Alfonso y Jorge en otras asignaturas como construcción, expresión…).

    ¿Cómo creéis que debería ser la puesta en práctica de estos principios? Confieso que a mi me está costando horrores y mientras hay alumnos que agradecen mucho este tipo de enseñanzas (normalmente los más maduros), hay otros que les cuesta un montón y se sienten defraudados porque no enseño AutoCAD, algo que no quiero hacer como tal por los motivos comentados anteriormente. Quizá sea lo que comenta Javi, y es que la capacidad de análisis crítico es algo que no están acostumbrados a hacer ni en esta asignatura, ni en otras ni en otras facetas de la vida, y comparto con él que esto es una lacra que tenemos que combatir todos los docentes. Miguel, ¿Podrías comentar como has llevado a cabo esas dos experiencias (suena muy interesante a priori)?

  • Miguel - 21 julio, 2014, 18:48

    Sobre la corrección del uso de las herramientas, me parece un poco raro… ¿Te imaginas que un profesor de dibujo te corrigiera la forma de coger el lápiz? Hay una forma óptima, pero esta deviene del caso y no es garantía de la mejor creatividad ¿no?

    Sobre las experiencias, a ver si sintetizo:
    La analógica ha consistido en darles unos croquis de unas piezas determinadas, tipo taburete, jarras, lámparas, etc (Doy clase en 2º de diseño en una asignatura que es común) y pedirles que definieran las condiciones geométricas y las relaciones espaciales que permitían pensar esos diseños. Desde estas, les pedía que hicieran variantes, las definieran geométrica y relacionalmente y las ilustraran con pequeños croquis.
    La digital ha sido sencillamente construir estos objetos analógicamente virtuales en objetos digitales en grasshopper.

    Para mi ha sido un gran éxito, y más contando con que una gran parte de mis alumnos en las Enseñanzas Artísticas Superiores de Diseño provienen de bachilleratos que no son el tecnológico…

  • Blanca Espigares Rooney - 22 julio, 2014, 13:13

    Carlos, por fin encuentro el hueco para escribirte unas líneas. El post no es sólo interesantísimo sino que planteas una cuestión que muchos llevamos años barruntando: si el contenido de una asignatura es de manual y queda obsoleto en poco tiempo ¿por qué darla así? Yo comencé a aprender autocad con un autocad que iba bajo MS-DOS! Y aprendíamos entre compañeros, preguntando, explicando, y no había los medios que hay ahora. Los alumnos aprenden más cuando ellos se guían solo que con un manual de una casa comercial dictado en clase (recuerdo asistir a una clase así a finales de los 90 y creí que iba a morir). En la Escuela de Granada se ha hecho algo por parte de los alumnos no sólo magnífico sino muy útil: dan las clases ellos mismos, entre ellos, contando trucos, estrategias, dando los primeros pasos para familiarizarse con el programa… Eso me gusta, pero yo antes de nada les contaba a los alumnos algo sobre su docencia. Su docencia no depende del profesorado, depende de ellos, y el profesorado podrá guiarles y dotarles de herramientas de lógica para discernir por dónde caminar, pero nunca darles un manual. Creo que el aprendizaje informático es una cuestión personal y como tal debe seguir. Y las asignturas de los planes nuevos deben ir a hablar cómo utilizar esas herramientas, cómo diseñar un panel, hablar de diseño gráfico, pero no enseñar que la tecla «L» es la de línea. Bravo Carlos, qué buen artículo!

  • Maria gonzalez - 10 febrero, 2015, 16:41

    Hola Carlos,totalmente deacuerdo las herramientas informáticas tienen que ser eso herramientas.Desde Ficherotecnia creamos recursos digitales que puedan seguir enriqueciéndose de una manera continua sin dejar de lado el lado humano, en un formato actual pero con un alto valor pedagógico.Si nos quieres conocer mi movil 672256080 http://www.ficherotecnia.com

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