Desde hace poco más de una década la defensa de tesis doctorales en Arquitectura se ha convertido en un hecho más común, aunque siga siendo algo absolutamente minoritario. Antiguamente solo quienes tenían clara su vinculación a la docencia universitaria acometían tal reto. Era, y sigue siendo, el imprescindible “salvoconducto” para hacer carrera en cualquier Escuela de Arquitectura.
Aún con todo, esta máxima cualificación académica no tiene ningún rédito ni reconocimiento en la actividad profesional frente a otros colegas licenciados. Hoy día es más “provechoso” tener un certificado de conocimiento de inglés o de aptitud pedagógica, pues esos sí son méritos reconocidos en una oposición a profesor de secundaria o arquitecto municipal, por ejemplo.
Entonces, ¿somos idiotas…?
Pues ciertamente sí: nadie con sensatez emplearía un lustro (como mínimo) realizando un trabajo tan ingente de forma individual, sin ningún tipo de remuneración ni expectativas fundadas, y pagándose por cuenta propia todos los gastos derivados. Y todo eso a costa de aparcar la incipiente carrera profesional y hasta incluso la vida familiar.
¿Y por qué hacemos tesis los arquitectos?
Reconozcamos que, otra cosa no, pero en las Escuelas de Arquitectura, la formación recibida es (era) muy buena y se nos exigió muchísima dedicación en comparación con (casi) cualquier otro tipo de licenciatura. Lo de las noches sin dormir en “días de entrega” era lugar común antes de implantarse los descafeinados planes de estudios según las directrices de Bolonia. Estamos vacunados de espanto y respondemos casi por conductismo cual ratas de Skinner, si se me permite. Somos amantes apasionados por la Arquitectura, y así nos seguimos afianzando como un colectivo de lo más “improductivo”. Porque a lo más que un doctor puede aspirar con ese título es a entrar como “Profesor Asociado” en algún departamento, cobrando muy por debajo del salario mínimo interprofesional del que hay que descontar los gastos de costearse su propia Seguridad Social. Claro, esto no se lo cree nadie cuando se lo cuentas, pero es la cruda realidad.
Si lo dicho es malo, no es lo peor: lo peor es ver cómo la Universidad desprecia los fenomenales trabajos de investigación presentados. Salvo honrosas excepciones, las tesis recientes tienen muchísima mayor calidad que las que defendieron los profesores que ahora presiden los tribunales de tesis. Y, sin embargo, nada se hace con ellas… Nada. Solo un ínfimo porcentaje se llega a publicar, y el resto duermen “el sueño de los justos” en alguna biblioteca. (1)
Porque… esa es otra. Es inexplicable que a día de hoy se sigan negando muchos autores a dejarlas con libre acceso en los repositorios online de las universidades y del estado (2). Como mucho se cuelga el obligado abstract y punto. ¿Tiene algún sentido esconder los resultados de una investigación doctoral? (3)
Añado dos cosas más para concluir: una, que ya es hora de exigir Open Access completo a estos excelentes trabajos, para mayor reconocimiento social y profesional de los doctores arquitectos; y dos, que hay que divulgar sus resultados a la Sociedad (4). Así verán, por ejemplo, la calidad de nuestra #ArquitecturaModernaESP (5) sobre la que tantas y tan magníficas tesis se han hecho por jóvenes investigadores lo que va de milenio. Divulgar es conocer, y conocer es apreciar y disfrutar con la cultura. Y en nuestra Sociedad actual se echa en falta mucha más Cultura, con mayúsculas.
NOTAS.
(1) Desgraciadamente, con el sistema de evaluación actual de los méritos investigadores por la ANECA, muchos doctores renuncian a intentar publicar su propia tesis en forma de libro. La perversión del sistema es tal que se valora más “trocear” una tesis en artículos para ser publicados en una revista indexada que como libro completo. (En mi caso personal, siendo un “idiota al cuadrado” como soy, me he negado a contribuir a esa perversión y en 2016 me empeñé en publicar la mitad de mi tesis como libro, accesible AQUÍ).
(2) En el repositorio TESEO del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España se pueden localizar las tesis doctorales defendidas en España. Hay otros muy recomendables como los de la UPM o la UPC, con buscadores propios muy operativos.
(3) Para que no se diga, puedes leer el resumen de mi tesis doctoral AQUÍ (titulada: Arne Jacobsen: el paisaje codificado, 2012). Y si te interesa, puedes localizarla en mi perfil de Academia.edu y descargártela libremente AQUÍ.
(4) La publicación de tesis doctorales que en formato de concurso convoca anualmente la Fundación de la Caja de Arquitectos es una iniciativa modélica en este sentido, aunque excepcional. Hay que reseñar también que recientemente algunos Colegios de Arquitectos y Universidades están fomentando esta difusión con jornadas/conferencias que permiten a colegiados y universitarios escuchar a los doctores arquitectos exponiendo sus tesis.
(5) En las redes sociales algunos usamos el hashtag #ArquitecturaModernaESP para destacar obras de nuestra Arquitectura Moderna realizada en España a lo largo del s.XX. Puedes localizarlas en Twitter e Instagram principalmente. Os animo desde aquí a usar esta etiqueta para contribuir a la difusión de nuestro patrimonio arquitectónico moderno español.
Portada: Adaptación del cartel cinematográfico de la película “TESIS” de Alejandro Amenábar (sin ánimo de lucro ni ofensa).
Hola Rodrigo,
Muy buena tu reflexión, a partir da la cual me gustaría agregar 2 cosas:
1. Los títulos de post grado (en la mayoría de las disciplinas) te preparan/capacitan para realizar investigación y no docencia. Con la contradicción agregada que en muchas escuelas de arquitectura la investigación esta muy relegada, sin financiamiento y en algunos caso no se desarrolla. Por lo tanto exigirles a los docentes postgrados es discutible. Recuerdo uno de mis mejores profesores era de los pocos que no tenia postgrado.
2. Creo que la tarea de divulgar nuestro trabajo es responsabilidad individual. Hoy en día existen las herramienta para hacerlo. El camino de exigirles a las Universidades que lo hagan me parece un desgaste de energía, tiempo y creatividad. La universidades, tal como están concebidas, son estructuras un tanto obsoletas, pesadas y muy burocráticas.
Me inclino por salir a red con tu propia plataforma online a difundir tu trabajo y hacerlo llegar a la mayor cantidad de gente posible en el ámbito del tema que cada cual aborde.
Este me parece el camino mas eficiente para acercar nuestro trabajo a la sociedad.
Recibe un saludos y gracias por compartir esta reflexión, que abre el tema.
Igma.