Segal method ©Jon Broome. Fuente: https://www.bmiaa.com/walters-way-the-self-build-revolution-at-aa-school-2/
Ante la creciente crisis habitacional, algunas de las propuestas de la Bienal de Venecia o la aparición de cooperativas como RUSS han popularizado distintas estrategias DIY (Do It Yourself, “hazlo tú mismo”). Estas iniciativas se pueden encontrar por primera vez en Escandinavia a principios del siglo XX; sin embargo, han sido dos de los proyectos del arquitecto alemán Walter Segal en Reino Unido, Segal Close y Walter’s Way, los que en los últimos años han venido a demostrar su relevancia contemporánea.
El método propuesto por Segal (“Segal Method”) es extremadamente práctico y sencillo.1 Los cimientos son mínimos y la construcción se puede realizar totalmente en seco. Las particiones no son fijas, la mayoría de los componentes se apoyan unos sobre otros, de tal manera que se pueden modificar con facilidad para adaptarse a las necesidades de sus habitantes. Como apuntaba Jon Broom—arquitecto que trabajó con Segal—“Walter reinventó la idea de construir partiendo de los primeros principios y lo redujo a sus más simples términos (…). Su idea era que usases materiales ya listos, baratos, (…) en sus medidas comerciales (…).” Se trataba de un módulo. Como algunos habitantes de Walter’s Way recuerdan, Segal creía que la única habilidad necesaria para construir una casa era “ser capaz de cortar en línea recta y taladrar derecho un agujero.”
Mientras que el origen de su método se encuentra en la casa que la familia del arquitecto habitó temporalmente en el mismo solar de Highgate donde estaba construyendo su propia vivienda en 1966, la idea de la autoconstrucción surgiría más tarde, cuando, en 1971, uno de sus clientes decidió despedir a los carpinteros que construían su casa. 2 En ese momento, Segal fue consciente de todo el potencial de la autoconstrucción, ya que no se trataba únicamente de un ahorro en mano de obra, sino de una forma de cualificación del ciudadano que, además, aportaba la posibilidad de crear una comunidad. La idea de comunidad se tradujo así en la propuesta central para el espacio urbano. Un espacio que iba más allá de las limitaciones normativas de anchura de la calle o altura de las cornisas para centrarse en las relaciones sociales entre sus habitantes. Como ha señalado John McKean, “los ciudadanos se involucran en la creación de un lugar, no en compartir un lugar ya creado.”3
Las ideas de Segal suponen hoy una renovada mirada al proyecto arquitectónico entendido como empresa colectiva y, a su vez, una importante una reflexión sobre el oficio del arquitecto. Desde este punto de vista, su vigencia reside en el optimismo con el que Walter Segal afrontó el ejercicio liberal de la profesión, creyendo que los arquitectos, más que manipuladores de la forma, son “facilitadores” [enablers] capacitados para proponer soluciones a problemas sociales desde la propia disciplina.