CD protagonista del post. Imagen: Jorge toledo.
Uno de los recuerdos más memorables de mi vida de estudiante fue el día en que me llegó, a mi dirección postal, un sobre con remite de FOA, Foreign Office Architects.
Llegaba en respuesta a un ingenuo email pidiendo información sobre dos proyectos poco publicados. Contenía un CD etiquetado a mano y en su interior había más información de la que me hubiera atrevido a soñar:
Allí, clasificados por tipo de archivo pero con sus nombres originales, como copiados directamente de la carpeta de proyecto, estaban no solamente los textos descriptivos en .doc o las imágenes en formato .tiff y .jpg, sino una serie de dibujos en formato .eps… y .dwg. 85 archivos de AutoCAD con su .ctb adjunto y sus plot.log sueltos. Abarcando desde las primeras pruebas de fachada sueltas en el espacio modelo —¿sabíais que el Blue Moon Hotel iba a tener una fachada de cremalleras y, posteriormente, de lamas verticales flexibles?— hasta los planos de instalaciones y detalles del proyecto de ejecución. Pasando por planos de ubicación y topografía, maniobras de aparcamiento y modelos 3D de la estructura.
Si yo mismo me sorprendo de lo que encuentro cuando navego por archivos antiguos de proyectos en los que he participado, imaginaos el deleite que supuso poder ver un proyecto de un estudio conocido desde una mirada tan privilegiada, mucho más allá de un par de detalles seleccionados y retocados en Detail. Y un material de primera calidad —de calidad «cruda» y editable— para estudiar o contar el proyecto como yo quisiera.
Cuando hablamos de «arquitectura de fuente abierta», la primera reflexión que uno debería hacerse es cuál es la «fuente» de la arquitectura. Para mí, la respuesta ya se intuía en aquel CD: es aquello que permitiría estudiar la arquitectura, modificarla y reproducirla sin recurrir a la ingeniería arquitectura inversa. Las especificaciones técnicas. El proyecto.
Estos archivos contenían gran parte de eso, y algo más: eran un pase entre bastidores a la práctica profesional de la oficina, al tipo de herramientas utilizadas, a las pruebas realizadas y descartadas, a la progresión del proyecto en diferentes fases y aspectos que no suelen ser visibles.
Ahora, imaginaos que en lugar de mandar un CD con una —quizás por error— impúdica selección de archivos a un estudiante despistado, un estudio decidiera colgar ese material públicamente. Imaginad el efecto que esto podría tener sobre el conocimiento disciplinar, las posibilidades de difusión del proyecto, la realización de estudios académicos y la aparición de obras gráficas e incluso arquitectónicas derivadas.
Ahora me pregunto por qué no adopté la costumbre de pedir los archivos editables originales a todos los estudios que me interesaban, pero nunca es tarde para provocar un poco:
¿Me mandaríais un CD un link de descarga a la carpeta completa de uno de vuestros proyectos?
¿Me mandaríais un link de descarga a la carpeta completa del proyecto de FOA?
Si estuviera en mi mano decidir hacerla pública, desde luego que sí.