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La dinámica y el post-it

Arthur Fry y sus post-it. Fuente: Wikipedia commons.

En 1968 el doctor en química Spencer Silver inventó un pegamento que pegaba, pero no mucho. Éste se adhería a una superficie dada permitiendo que se fuese pegando y despegando con fiabilidad y durabilidad. Spencer Silver trabajaba para la 3M, que despreció su invento. En 1974 llegó a oídos de Arthur Fry, que decidió encolar un trozo de la parte posterior de un papelito de color amarillo (el más barato y común de cuantos corrían por su estudio): había nacido el Post-it. La campaña publicitaria fue la más exitosa (y secreta y barata) de cuantas se hayan hecho jamás: consistió en fabricar un millón de unidades y repartirlas gratis por oficinas. Cuando se terminaron todos volvieron unánimemente a por más. El Post-it es un producto hijo del pensamiento lateral de Mr. Fry, que supo leer como una virtud lo que otros consideraron un fracaso. Y aprovecharlo. Y comercializarlo.

Recuerdo perfectamente cuál fue el mayor impacto que tuve como estudiante de arquitectura. Ese momento en que notas que tu formación hace un «clic» y te das cuenta de que ya nada de lo que has visto o conoces va a ser igual. No había arquitectos en mi entorno, que me inculcó que las cosas han de ser sólidas para que duren y para que parezca que duren. Sólidas, fiables, cuadradas. Rocosas. En primero de carrera teníamos la asignatura de física. Lo que se ocupa de lo sólido y lo fiable y lo cuadrado y lo rocoso es la estática. De toda la vida de Dios. Pues bien, estuvimos dando estática como diez minutos y, al cabo de nada, el profesor ya nos estaba hablando de dinámica. Dinámica por un tubo. Dinámica a todos los niveles. Las tensiones internas de los materiales no los convierten precisamente en estáticos. Pero, y este fue el punto de inflexión, resulta que si las estructuras no se mueven, si no tienen tolerancias, juntas de dilatación, contrapesos, etcétera, sencillamente colapsan y se caen. Ya nunca más podría entender la física de la misma manera. Ni, con ella, la arquitectura, porque esta sacudida vino de parte de una ciencia y existe esa distinción entre las ciencias objetivas y las letras interpretables por parte de quien no se ha dado cuenta todavía de que las ciencias son de letras.

Seguí pensando en ello. Sigo pensando en ello. La gestión de la escasez es la civilización. La representación de esta escasez es el arte. O, al menos, el arte que me interesa. La creación de un hábitat gestionando estos pocos medios se llama arquitectura. Este mismo pensamiento lateral de Mr. Fry es el que ha creado todas las estructuras interesantes a lo largo de toda la historia de la arquitectura. Y tiene más que ver con la dinámica y el post-it, con los errores aprovechados, con las debilidades convertidas en virtudes, que con esta sensación de solidez que nos han inculcado de pequeños. Así es como trabaja la arquitectura.

Por:
(Barcelona, 1975) Arquitecto por la ETSAB, compagina la escritura en su blog 'Arquitectura, entre otras soluciones' con la práctica profesional en el estudio mmjarquitectes. Conferenciante y profesor ocasional, es también coeditor de la colección de eBooks de Scalae, donde también es autor de uno de los volúmenes de la colección.

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