“Hoy en día, el mapeo urbano está de moda entre los arquitectos, pero no utilizan sus capacidades reales. Superponen distribuciones…[…] Las distribuciones sirven como heurísticas para la creación de formas, pero su contenido, las relaciones que representan, son irrelevantes. Nosotros mapeamos las relaciones urbanas: actividades y patrones económicos que muestran un vínculo entre actividades o crecimiento; también variables sociales y poblacionales y patrones naturales de pendientes y agua. Luego les relacionamos las actividades de nuestro programa del edificio. De modo que nuestros diseños se convierten, en un mismo nivel, en interpolaciones y extrapolaciones de nuestros mapas. Y esto es válido no solo para la planificación urbana y del sitio, sino también para los planos de los edificios. Aplicamos ideas desde el uso del suelo y la planificación del transporte a los diseños de los edificios y nuestros patrones de actividad fluyen desde adentro hacia afuera y viceversa”.
Denise Scott Brown
Representativos planos, esquemas y diagramas para el Campus College Wiliams de1975. Williamstown, Massachusetts, Estados Unidos. VSBA Architects.
Justo en estos días se ha anunciado que las ganadoras del premio Pritzker 2020 son las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara fundadoras del estudio Grafton. Muchos de sus edificios albergan usos educativos donde el espacio colectivo es determinante para la calidad de vida de sus usuarios y donde las soluciones arquitectónicas fortalecen la idea de comunidad y de relación con el lugar. En una entrevista afirman:
“En los espacios de aprendizaje, como en todas las instituciones, lo que la gente más desea es la coexistencia y el intercambio de ideas, de técnicas, de conocimiento […] Y en el caso de las universidades la función tiene que ver también con el flujo y la movilidad de ideas”.
Podrían ser palabras de Denise Scott Brown ¿verdad? De hecho, a propósito de campus universitarios y espacios educativos ella dice:
«La arquitectura no puede obligar a las personas a conectarse, solo puede planificar los puntos de cruce, eliminar barreras y hacer que los lugares de reunión sean útiles y atractivos”.
¿Porqué hablar de Denise? Porque todavía podemos aprender mucho de ella y por varias razones: por su papel como mujer arquitecta, como docente y educadora, como teórica y escritora o como coautora de diversos proyectos de arquitectura con Venturi, Scott Brown y Asociados tan polémicos como celebrados. Sin embargo vale la pena acercarnos a su trabajo también por otros aportes muy vigentes:
(I) por su enfoque metodológico al proyecto;
(II) por su mirada proyectual en propuestas urbanas sobre todo de campus o espacios educativos
y (III) por su producción como fotógrafa. Sobre estos aportes centraremos algunas reflexiones.
Empecemos con el primero.
En varias entrevistas, realizadas a la pareja Venturi-Scott Brown, Denise reconoce la influencia que tuvieron en su personal mirada hacia la ciudad varios hechos destacables: su propia vivencia entre realidades geográficas y culturales diversas y contrastadas; los debates respecto a la ciudad con colegas y maestros como Kahn o los Smithson; como también la colaboración con profesionales de diversas disciplinas como sociólogos, economistas e ingenieros. Su valoración de lo existente la ha llevado a tener muy en cuenta la forma arquitectónica en la ciudad, desde el formalismo al simbolismo como algo muy ligado al arte, al manierismo, a la cultura popular y a lo ordinario, pero también a valorar los enfoques holísticos y los métodos empleados para identificar, medir y visibilizar relaciones urbanas cotidianas para intervenir en edificios, calles, espacios públicos y campus universitarios.
Esto nos aproxima a lo que Nuno Portas define como la necesidad de entender “las cosas” y las “relaciones entre cosas”. Dos miradas complementarias la morfológica y la topológica: la primera de las formas y dimensiones del espacio urbano y de los edificios; la otra, más ligada a las relaciones, a los flujos de movimiento y a las intensidades de uso. La ciudad es dinámica y cambiante y hay que visibilizar tanto formas como relaciones, para descubrir o proponer patrones, como los del movimiento y de las “líneas de deseo de las que hablan los ingenieros en sus bellísimos mapas”, en palabras de Scott Brown.
«La gente ha aprendido de Las Vegas, pero todavía no ha aprendido aún ni la mitad» nos recuerda ella también. Pero de esto hablaremos próximamente.