Del copyright al copyleft.
Es ya casi un reflejo automático. Creamos un texto o una imagen, la subimos a la web, y nos apresuramos a añadirle una pequeña ©. Da cierto gusto hacerlo. Es nuestro sello final. La guinda del pastel. Ya estamos seguros. Nadie nos robará nuestro trabajo.
En muchos casos, ni siquiera nos hemos planteado por qué. ¿Qué es lo que nos pueden robar? ¿Pensábamos vender ese mismo fotomontaje a otro cliente? ¿Íbamos a cobrar por publicar esa memoria de proyecto en algún sitio? ¿Esperábamos vivir de los derechos de reproducción de ese plano de cimentaciones? ¿Nuestro vídeo iba a aparecer en los mejores cines?
En arquitectura, los planos, fotomontajes, textos, renders, fotografías o vídeos que producimos no son sino la expresión gráfica de lo que pensamos o hacemos. Lo que para ilustradores, escritores o fotógrafos es la obra en sí misma, para los arquitectos rara vez pasa de ser un medio de expresión. Que no es poco, pero tampoco más de lo que es.
Y ponerle copyright a un medio es, casi literalmente, matar al mensajero, o al menos atarlo de pies y manos. En realidad, lo mejor que le puede pasar a lo que haces … es precisamente que le pase algo. Que alguien lo publique en su página web (y tu copyright lo dificulta), que lo presente en una exposición (y tu copyright lo dificulta) o que lo añada a un trabajo académico o clase como referencia (y tu copyright, sí, lo dificulta), entre otras cosas.
Impedir que se compartan o copien estos materiales es, por tanto, tan absurdo como impedir que la gente haga fotos de tus obras construidas (y, ejem, algunos llevan años pensándolo). Es pegarse un tiro en el pie y, sobre todo en plena era de la información compartida, luchar contra la naturaleza humana y querer poner puertas al campo. Incluso quienes viven directamente de lo que comparten (ilustradores, músicos, escritores, etc.) están dándose cuenta.
La pregunta que te planteo no es tanto si deberías o no ponerle copyright, sino para qué querrías ponérselo. ¿Para qué dejar nuestras creaciones encerradas (y dudosamente seguras) detrás de una verja legal que apenas nos beneficia y que difícilmente podemos vigilar? ¿De verdad tenemos algo que ganar? ¿Sabemos el coste de oportunidad que esto supondría en términos de difusión o reputación para nosotros y de valor de uso para otros? ¿O lo hacemos por simple costumbre?
Si de verdad les quieres, déjales ir; deja que lleguen a lugares donde tú no serías capaz de llevarles, haz que… mira, pon la frase de autoayuda que quieras, pero deja que se puedan compartir y descargar fácilmente. No les pongas impedimentos artificiales. Ponles un link de descarga. Y ponles una licencia abierta, que te permitirá mantener todos los derechos que quieras y a la vez facilitar que otros compartan tu trabajo.
Dale, literalmente, una vuelta. La próxima vez que publiques algo, hazle un _mirror a esa © para dejarla en copyleft, o un _copy para que pase a ser CC.