“Continuará”, podíamos leer en letras negras encima del cielo sobre Berlín, antes de los créditos finales de la película de igual título. Y así fue: En 1993, seis años después del estreno de El cielo sobre Berlín, Win Wenders regresó con una secuela que se titulaba “Tan lejos, tan cerca”. En ella dos ángeles sobrevolaban de nuevo un Berlín ya sin muro. La nueva entrega sigue los pasos de Cassiel, uno de los ángeles, que abandona su condición celestial y ahora mira el mundo ahora desde el suelo, desde la perspectiva humana. “Mirar desde arriba no es mirar. Hay que mirar a la altura de otros ojos”.
Tampoco Camilo Sitte se contentaba sólo con ver el mundo sólo desde arriba. Como vimos en El cielo sobre… Sitte, en su estudio in situ de las ciudades, en un primer momento subía a la torre más alta de la ciudad para observar la ciudad desde arriba. Pero la rutina que repetía siempre continuaba así: Después de horas de observación, bajaba de dicha torre y se dirigía a aquellos lugares urbanos de mayor importancia, como la plaza de la catedral o del mercado, y se sentaba, estudiando con detalle y haciendo esquemas de aquello que veía, esta vez, desde la cota del suelo. 1
Al igual que vimos con la representación en planta de las ciudades, el ser humano ha recurrido igualmente a la representación para revelar aquellos lugares que otros no podían ver. Así, cuando uno no podía desplazarse, quedaba el relato, los dibujos, las fotografías, las exposiciones, los libros, las películas, las enciclopedias.
De nuevo Internet cambió este paradigma. Y es que si en 2005 Google lanzó Google Earth y Google Maps, dos años más tarde lanzó Google Street View, una nueva prestación que permitía visualizar panorámicas a nivel de calle, pudiendo “introducirnos” en una localización seleccionada. En el momento de su lanzamiento, sólo era posible acceder a cinco ciudades de EEUU. Hoy es posible acceder a 31 países europeos, 10 latinoamericanos, 17 asiáticos, 5 africanos y la Antártida. Esta nueva herramienta supone así toda una revolución que nos permite desplazarnos por las calles de gran parte de los lugares del mundo.
No es posible, por supuesto, comparar la experiencia de visitar un lugar con la de navegar online por él, pero, ¿podemos asegurar que en algún momento de nuestra vida visitaremos Kirguistán? Es posible que visitemos Brasil o Nueva Zelanda algún día, pero ¿pasearemos por los pequeños núcleos residenciales para ver cómo vive la gente? ¿Cómo son los espacios comerciales de las zonas rurales de Ghana? ¿Y en Nepal? ¿Cómo son los edificios de los pocos núcleos habitados de la parte del norte de Groenlandia? ¿Cómo es el espacio público en las ciudades medianas de Perú?
El progreso, y con él el desarrollo de las infraestructuras y el transporte nos han acercado lugares imposibles de visitar años atrás. Pero si por diversos condicionantes no podemos vivir la experiencia real in situ de todo aquello que querríamos ver, siempre podremos saciar la curiosidad y acercarnos a la realidad geográfica, arquitectónica, paisajística o social de infinidad de lugares del mundo, a la distancia de un golpe de click. Tan lejos… y a la vez más cerca que nunca.