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Las tipologías del mañana

Metrópolis. Fritz Lang, Alemania, 1927

Es naife afirmar que “el mundo está en constante cambio”. Pero lo que hace innoble a esta afirmación es si, con ella, nos volvemos redentores al sentido de futuro que reside en la misma y si, por eso, nos convertimos en seres más sometidos, dando la espalda a lo absurdo (contracorriente que siempre ha sido un desvío enriquecedor de la Historia de la Arquitectura) y la mano a un cierto relativismo democrático de los modelos arquitectónicos y sociales de la vida y la vivienda.

Entre la euforia especulativa que guía nuestra década y el reciente escenario de crisis en la arquitectura que se ha sentido en todo Europa, de pronto, actuamos como esclavos que a toda costa querían asociarse al “Star System”, abrumados con reglamentos que lo controlan todo salvo la crisis de valores sociales y el capitalismo especulativo. Por otro lado, a veces ignoramos la angustia que nos provoca el tiempo. Esto significa, en un sentido menos figurado, que nos volvemos amnésicos sobre el legado de estos miles de años de la Historia de la Arquitectura y de la Ciudad, y que hacemos pocas salvaguardas a su curso normal – a los cambios paradigmáticos en los usos, a las cuestiones de antropología obtusa de los espacios estándar y a las políticas arquitectónicas y urbanas sin arquitectos, pero a las cuales nos agarramos vehemente.

Es evidente que estamos frente a uno de los mayores momentos de mutación y que, en el futuro, los edificios tendrán que ser necesariamente otros. A raíz de las alteraciones del clima, de los nuevos hábitos culturales y religiosos, de las nuevas necesidades de seguridad y de defensa común, de las nuevas tecnologías, de los cambios en la movilidad, de los hábitos cambiantes en las comunidades y en la vivienda, estamos ante el vislumbre de nuevas viviendas, nuevos equipamientos y nuevos paisajes urbanos.

La relación intrínseca entre el uso (programa) y el edificio (forma) es el origen de la constitución de una tipología. El progresismo arquitectónico podrá estar en saber cómo actuar respecto a reconocer el futuro de las tipologías en tres ejes – las que acaban, las que se adaptan y las que nacen.

Sumergirse en las tipologías obsoletas – aquellas que ya no nos sirven –, podrá significar que estamos frente aquellas que están necesariamente destinadas a la ruina (cuando su inactividad da lugar al abandono de lo edificado) o a la sacralización (cuando su existencia se basa en la pertinencia de dejar presente la memoria de un programa que dejó de tener sentido). ¿Qué hacer con las gasolineras, ensalzadas por nuestras ciudades, el día que el petróleo deje de existir y que los vehículos en los que nos desplazamos circulen de manera autosuficiente?

En la misma línea de reflexión, se pueden referir a los edificios que, misioneros de sus principales características formales, alteran su tipología original, acogiendo un nuevo programa – como podrá ser el caso de las múltiples iglesias que han dejado de ser lugar de culto para pasar a servir al sector terciario, tal como se observa en algunos países del norte europeo.

Las tipologías emergen a una segunda dimensión cuando son tangentes a la mutación. Estas son consideradas las que están intrínsecamente relacionadas con las necesidades humanas – el Hombre continuará necesitando una casa, aunque esta deje de ser tal y como la conocemos. ¿Cómo rediseñar y diseñar los edificios de vivienda colectiva y unifamiliar en el día en que podamos parametrizar el tiempo de los hábitos humanos en relación real con su propuesta de formalización espacial?

Por fin, se refieren a las nuevas tipologías que seguirán surgiendo de forma cada vez más exponencial. No fue hace mucho tiempo que surgió el primer museo moderno (siglo XVII); que el propio concepto de “shopping mall”, como tipología edificante y caracterizadora del extrarradio, proliferó (finales del siglo XX); y que, en un plano aún más reciente, asistimos a la diseminación del crematorio por toda Europa (principios del siglo XXI).

La necesidad de estar atentos a las alteraciones y al surgimiento de estas nuevas tipologías nos dotará de los instrumentos de reflexión sobre los edificios que darán forma a las nuevas ciudades, permitiendo al arquitecto la posibilidad de moldear el futuro por su anticipación.

Por:
Fundadora do atelier Andreia Garcia Architectural Affairs, tem-se especializado na disseminação da arquitetura através da prática curatorial. Doutorada pela FAUL, recebeu o Prémio Professor Manuel Tainha. É cofundadora da Galeria de Arquitectura.

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