En la frontera

Vallbona, Barcelona. Septiembre 2018

Ignasi Solà Morales utilizó la expresión Terrain Vague’ -terreno baldío- para describir lugares periféricos, imprecisos e improductivos. Reductos de libertad y subversión que la ciudad capitalista no ha sabido o no ha querido fagocitar y que Solà reclamaba preservar en su estado de ruina e improductividad.

Iñaki Ábalos y Juan Herreros definieron ‘Áreas de Impunidad’ como aquellos terrenos baldíos situados en la frontera entre campo y ciudad, natural y artificial, público y privado ‘donde se producen casi todas las formas de socialización emergentes, precisamente porque son territorios desregulados’.

Más recientemente, Gilles Clément acuñó el término ‘Tercer Paisaje’ para referirse a los espacios de transición entre ecosistemas. Lugares residuales ‘en las cunetas de las carreteras’, libres de la acción consciente del hombre, sin función ni identidad a priori.

La primera entrada pone el acento en el carácter improductivo de dichos espacios. La segunda en su falta de reglamentación. La tercera introduce dos conceptos clave: función e identidad. Miradas diversas que confluyen en un mismo lugar. Un lugar en la frontera, ‘donde la ciudad pierde su nombre’.

 

Hace unos meses nos invitaron a coordinar uno de los grupos del ‘Taller Vertical’ que cada año, desde hace veinte, inaugura el curso académico de ESARQ-UIC. En esta ocasión el taller se desarrolló en Vallbona, un barrio situado en el límite entre Barcelona y Montcada, aislado por las grandes infraestructuras y con serias dificultades sociales que, debido a su condición marginal, pudo esquivar los procesos de urbanización indiscriminada que transformaron definitivamente la periferia barcelonesa en los años 60 y 70.

Los alumnos del taller plantearon un escenario de regeneración social, económica y medioambiental a través de la reintroducción del paisaje productivo en espacios urbanos actualmente en desuso. El trabajo concluyó con una instalación in situ que evocaba el parcelario agrícola de forma abstracta a través de una malla formada por 430 estacas y 2,2km de cordel situada en un solar vacío de unos 4.000m2.

El ejercicio pretendía visibilizar debilidades y fortalezas de un lugar en la frontera olvidado hasta hace bien poco y que ha recibido cierta atención de un tiempo a esta parte, a raíz del Plan Estratégico de Recuperación del Rec Comtal, un proyecto desarrollado por el estudio de Carles Enrich que deberá implementarse con especial sensibilidad en aquellos lugares que durante décadas han construido una identidad propia al margen de los grandes procesos de transformación urbana, ahora ‘redescubiertos’ como espacios de oportunidad (sic).

La invisibilidad ha sido, a un tiempo, suerte y desgracia de estos lugares. Hay que prestarles atención sin pretender asimilarlos. Deberían seguir siendo, al menos en parte, terrenos baldíos, áreas de impunidad, tercer paisaje. Esta es su genética y no conviene esconderla pues terminará aflorando, como ya alertaba Manuel Delgado en referencia al urbanismo cosmético en que degeneró el célebre ‘Modelo Barcelona’.

‘Volverán de su destierro las putas, los travestis, los pobres, los independentistas y todos los otros presuntos impresentables. Saldrá la mierda de debajo de la alfombra, y todo será más o menos como era’.

Por:
(Barcelona, 1982) Arquitecto por la ETSAB y socio fundador junto con Sandra Torres de estudi08014, un espacio transversal de investigación y desarrollo en arquitectura. Sus trabajos han sido premiados en certámenes locales e internacionales y publicados en distintas revistas, catálogos y plataformas digitales.

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