Familia Buendía. Ilustración de Luisa Rivera
“La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las paredes del baño, en la piel de sus brazos, y en todos aparecía Remedios transfigurada[…]”. Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Literatura Random House, 2017.
El hogar es tu centro. Es el lugar desde el cual te enfrentas al mundo y al que acudes para defenderte de él. Como refugio te protege del exterior, asegura tu intimidad y te da una identidad.
También es tu refugio emocional. Es un lugar de certidumbre y rutina, las emociones no te asaltan como en el exterior. Sabes lo que va a pasar en el momento en el que entras por la puerta. El hogar es el lugar que te ordena, es donde la quietud, el silencio y el reposo son posibles. En definitiva, donde no hay movimiento, todo es predecible y tranquilo. Es el lugar al que acudes sabiendo que las emociones que sentirás son emociones agradables y conocidas.
La ira o el miedo derivan en violencia y hacen de una casa un hogar roto. Cuando las emociones desagradables entran en el hogar este pierde la certidumbre y el orden, deja de ser un refugio emocional.
La pérdida del hogar te rompe emocionalmente, ya sea por una catástrofe natural o porque nos vemos forzados a emigrar. Esta fractura no es reparada hasta que encuentras otro hogar, y no es fácil. Un hogar no es tal hasta que has habitado en él un tiempo. Tiene que ofrecer, o restablecer, la estabilidad emocional perdida y para ello hay que acumular experiencias positivas.
“La casa es una imagen del mundo en la que podemos estar sin amenazas, estar centrados sin perder el rumbo. La casa es un centro de atención que nos permite entender y ordenar el mundo. Éste se dispone ante nosotros desde el momento en que hemos encontrado el lugar que nos pertenece. Lugar donde podemos entrar en contacto con los muertos y con los inmorales, unión que el pilar vertical del hogar constituye y asegura.” Tocho T8 Blog
Por supuesto que estos sentimientos y emociones tienen que ver tu situación psicológica antes que con el entorno físico que te rodea. Es decir, que la propia vivienda afecta menos en la detonación de las emociones y sentimiento que tu situación y predisposición a sentir. Incluso las personas que te rodean afectan de un modo más directo a tu situación psicológica que el entorno.
Pero, no olvides que creces en entornos construidos por personas y esos lugares donde obtienes las primeras experiencias a raíz de las emociones primigenias te forman como persona. Son los lugares de referencia con los que comparas el resto del mundo.
“No construimos porque somos sino que somos porque construimos.” Tocho T8 Blog
¿Cuál es la emoción que sientes cuando introduces la llave en la puerta de tú hogar?
Bibliografía:
_García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad. Literatura Random House, 2017.
_Ricoueur, Paul, El proyecto y la motivación. Lo voluntario y lo involuntario. Buenos Aires: Docencia, 1986.