Hace unas semanas tuvimos el privilegio de participar en las sesiones de debate del III Congreso Nacional sobre el Futuro del Arquitecto, en la Escuela de Granada. Allí saludamos personalmente a Jordi Ludevid, que intervenía con una ponencia titulada ‘Un relato profesional para los Arquitectos”, de gran interés por su amplia visión de la realidad profesional.
Nosotros quisimos aportar una visión positiva –que desglosamos en un post anterior. Entre otras cosas, argumentamos que la nueva profesión pasa necesariamente por la hiper-especialización y la integración de equipos de arquitectos capaces de asociarse de forma inteligente y formar empresas de servicios de arquitectura orientadas a su vez ayudar a nichos muy acotados y a solucionar problemas concretos. Parece que no somos los únicos optimistas, y nos alegra leer aquí al lado a compañeros con la experiencia de Patxi Mangado en esta misma línea.
Pero también defendimos que, necesitamos que todo esto suceda en un contexto legal sólido, y nadie mejor que las instituciones colegiales pueden velar por la dignificación de las condiciones de competencia y retribuciones salariales. No hablamos de implantar unas tarifas obligatorias como las del decreto del 77, pero sí de evitar que la liberalización de los honorarios traiga como consecuencia el desprestigio de la profesión al caer en la espiral de la competencia desleal en la que se acaba compitiendo por precio y no por calidad, subastando de forma generalizada el trabajo de los arquitectos. Sobre este tema habla con gran acierto Zuloark en un post reciente en este mismo foro.
Todo esto nos lleva a una serie de reflexiones que vamos madurando, y de las que desgajamos algunas conclusiones que pueden resultar útiles.
Por un lado, estamos de acuerdo en la necesidad de actualizar la manera en la que se enseña en las Escuelas. Constatamos con incredulidad cómo en un alto porcentaje se sigue enseñando a ser arquitecto como se hacía hace veinticinco años y ¡el mundo ha girado muchas veces desde entonces!
Materias relacionadas con la dimensión empresarial y económica de los Estudios Profesionales debieran ser estructurales. Cuando yo estudié en la ETSAM cursamos una maría en sexto con el pretencioso nombre de ‘Organización de Obras y Empresas’, que fue todo lo que vimos sobre cómo se vive de la arquitectura…
Eva sin embargo ya no disfrutó de ninguna asignatura parecida en su plan de estudios doce años después.
Por otro lado, cada vez es más patente la necesidad de informar a los jóvenes profesionales sobre precisamente eso: cómo se ejerce de verdad la profesión. Y ¿a quién corresponde esa alta labor de informar? Pues a los Colegios de Arquitectos, claro. A los Colegios compete, fundamentalmente, constituirse en garantes públicos de la acreditación y capacitación profesional para el visado, y en reguladores de la deontología. Pero, también les corresponde el rol histórico –no obligado, más evanescente y no por eso menos importante- de la transmisión de valores y principios que deber regir la actividad de los profesionales.
Ambos mundos, el académico y el profesional, se enfrentan a importantes retos para su acompasamiento con la compleja y cambiante problemática de la actividad de los arquitectos en ejercicio libre de la profesión.
Pues bien, dice Ludevid en su ponencia que “el mundo académico vive encerrado en su burbuja, y el mundo de los Colegios, también”, incidiendo sobre la necesidad perentoria de que ambas instancias, mitades de una misma naranja, “se aproximen para establecer un diálogo fructífero y lúcido con la otra mitad”.
Sobre esto, que tiene una gran trascendencia para el futuro, hablamos en nuestro siguiente post.
Luis Llopis
Bonsai Arquitectos
Gracias por escribir sobre uno de los temas que esta acabando con la arquitectura en España.
Mirar hacia otro lado e ignorar la hipertrofia que sufre la enseñanza de la arquitectura en España es responsabilidad tanto del mundo académico como del profesional.
¿Quien se cree que son necesarias treinta y tantas escuelas y que esto no afecta a la mediocrización de la formación y al precariado del mundo laboral?
Discrepo del enfoque final del artículo. La Universidad esta para enseñar un oficio y como ejercerlo, y el Estado confiere esa capacidad a las escuelas de arquitectura. En Medicina no enseñan economía ( y no digo que sea bueno) y a los médicos económicamente les va mucho mejor, quizás porque tratan pacientes y casos reales en hospitales durante toda su formación y esto les hace valorar su trabajo. Los arquitectos nos pasamos 6 años jugando a como hacer proyectos, pero de mentira…… Nunca se pasa del anteproyecto y la idea, nunca hay implicaciones económicas del coste del proyecto y de los honorarios del arquitecto o del equipo multidisciplinar, ni un desarrollo más allá del diseño gráfico arquitectónico.
Proponer como lo hacéis en vuestro artículo que lo de la Profesión vendrá después con los Colegios, es perpetuar una idea casposa como la de «hacer la mili» para hacerte un hombre, y perpetuar un sistema caduco. Las Escuelas están para enseñar, y los Colegios están para regular el ejercicio de la Profesión. Llevamos demasiado tiempo, soportando la indolencia del profesorado en la formación, y como bien decís con planes de estudios obsoletos.
La precariedad se instalo hace unos años en la arquitectura española, y se la esta devorando como un cancer. O se toman medidas drásticas o esto se acaba y viviremos de los recuerdos.
Gracias por tratar este tema.
Saludos
Gracias Chema, por tu comentario.
En el Colegio de Arquitectos de Granada se hace una jornada de presentación para nuevos colegiados, donde se les explica los fundamentos para el uso de la sede, con unas ‘pistas’ y recomendaciones para el ejercicio profesional. Para muchos jóvenes arquitectos es su primer contacto con los Estatutos Colegiales; lamentablemente para algunos, su siguiente punto de contacto es pasar por la Comisión de Deontología o recibir un apercibimiento por malas prácticas. No hay un foro donde compartir experiencias en el Colegio, y en gran medida hemos perdido contacto con la institución colegial, porque somos muchos, la competencia es feroz, visamos telemáticamente, y lo más que coincidimos es en alguna conferencia. En mis más de veinticinco años como colegiado he podido percibir un progresivo distanciamiento entre generaciones, y constatado un verdadero ‘gap generacional’ que ha supuesto perder el espíritu de sana camaradería que yo sí he llegado a conocer. Es a esto a lo que nos referimos con el sutil papel de los Colegios en el acompañamiento de los arquitectos, que difícilmente pueden suplir las Escuelas.
Pensamos que una mayor coordinación entre ambas instituciones ayudará a paliar este problema, el espíritu del post va en este sentido. Eso sí, no es un asunto fácil!
Hola Luis.
Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas. Sin la coordinación entre ambas instituciones difícilmente saldremos de esta, aunque el problema es que veo difícil llegar a tiempo antes del colapso. Algo necesario antes que la coordinación es la autocrítica y la reforma en ambas instituciones, cuestiones que ninguna de las dos a realizado frente al cambio de Paradigma en el que nos encontramos.
Sin autocrítica y reforma no hay futuro en ninguna de las dos.
La Academia esta Hipertrofiada, Obsoleta y Desconectada de la realidad.
Los Colegios deben adaptarse a las nuevas estructuras y generaciones, y abandonar los roles caducos.
El futuro pasa por producir tan solo un tercio de arquitectos de los que se gradúan ahora, y que estos sean personas cultas y con espíritu crítico. Si hay que cerrar muchas Escuelas no pasa absolutamente NADA. Y los Colegios deben generar nuevas estructuras de relación y generar una autentica defensa de la Profesión y de la Arquitectura.
Saludos.
Muy de acuerdo con vosotros.
Lo que se enseña en las universidades difícilmente nos prepara para la vida profesional.
Caminamos hacia un futuro en el que probablemente la mejor manera de competir será creando organizaciones de cierto tamaño, con estructura y gestión empresarial, y todo esto hay que aprenderlo.
Los estudios pequeños seguramente tendrán que estar especializados (o muy diferenciados) para no quedarse por el camino.
En cualquier caso, son ya necesarios conocimientos de marketing, de ventas, de gestión, y sobre todo de estrategia empresarial para poder sobrevivir en el mercado. Y eso no se enseña en la Escuelas.
Además, creo firmemente que el cambio a mejor en la profesión sólo lo podemos impulsar nosotros los arquitectos, haciendo las cosas bien y ganando miles de pequeñas batallas que poco a poco consigan lo que las instituciones no han conseguido: recuperar el valor que tenemos para la sociedad.
Gran post. :-)
¡Un abrazo!
Gracias por tu comentario, Joan.
En la segunda parte del post -que se publicará en breve- hacemos referencia a esto que comentas al final: que necesitamos recuperar el valor que tenemos para la sociedad, transmitir mejor lo que somos y lo que podemos hacer.
Nos vemos librando ‘pequeñas batallas’ ;)
Abrazo.