«El arquitecto ya no modela el futuro” | Rafael Moneo

Por: Juan Luis Álvarez

Fotografías: Montserrat Velando

Desde: Magazine Digital

» (…) ¿Qué le motivó a dedicarle toda una vida de trabajo?
Le confieso que no fue una vocación ineludible. Era un estudiante de bachiller inquieto al que le atraía la vida intelectual y que, desde provincias, accedía a ella a través de algunas revistas de los años cincuenta. De hecho, en Tudela, con unos amigos, llegamos a editar algunos números de una publicación, a la que llamamos Cierto. En realidad lo que más me atraía eran la pintura y las letras. Siguiendo la recomendación de mi padre, fui a Madrid a estudiar Arquitectura, pero si hubiera seguido mi gusto más libremente me hubiese inclinado por la Filosofía. Tuve suerte, aprobé el largo protocolo de ingreso que obligaba a estudiar dos años de Ciencias Exactas y pasar un estricto examen de dibujo y al acceder sentí que encajaba; que había elegido unos estudios que iban a poder dar respuesta a las preguntas que yo me hacía.

¿Preguntas como por qué las cosas tienen determinada forma y cuál deberían tener?
Desde un punto de vista subjetivo, claro. Ese es el centro de nuestro trabajo. El arquitecto se siente empujado a explicar por qué las cosas se presentan de un determinado modo. Ahí conecta con la filosofía, y es algo que puede extenderse a muchas cosas: al ser humano, a la naturaleza que nos rodea. Quien ha sido educado para percibir esas cosas se entretiene mucho preguntándose sobre ellas. También es una profesión, que, aunque quizá actualmente está más centrada en los aspectos disciplinares, como la construcción y la edificación, cuando se consolidó, en el Renacimiento, tenía una vocación más artística. (…) »

 

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