Portada de la publicación «Robin Hood Gardens Re-visions» (2010), editada por The 20th Century Society, Londres.
“La ville moderne doit exprimer notre societé contemporaine, montrer et donner une culture urbaine. La vie urbaine est multiple, c’est une des valeurs fondamentales de la ville. La culture est dans la vie quotidienne et non soleument au musée…” Pierre Renaudie, Atelier de Montrouge, 1958. 1
Lo confieso desde ya: me duele el devenir de Robin Hood Gardens (RHG). Aún no sé si reír o llorar ante su reciente inclusión como objeto de exposición en la Biennalle. Inocentemente creí que el movimiento en contra de su demolición que se promovió desde la C20, concurso de ideas incluido, y con el apoyo de numerosas entidades, personalidades y colectivos como Building Design o Transition Project conseguiría mover la balanza a favor.
Entre 2010 y 2011, años en los que el debate sobre el futuro de RHG se encendía, yo me encontraba en Francia investigando el desarrollo de las políticas de renovación de “zonas urbanas sensibles” (ZUS) impulsadas desde la ANRU 2. En este post para La Ciudad Viva resumí el estado de la cuestión por aquel entonces. El debate sobre la protección del patrimonio arquitectónico en el contexto de los planes de renovación urbana estaba en boga, y las respuestas que se estaban poniendo en práctica eran muy variadas.
Entre otros aprendizajes y conclusiones tras mi incursión francesa, comprendí que ante el desprestigio político de la arquitectura de banlieue heredada del s.XX, contrapropuestas como la de Lacaton&Vassal en Paris o la de King Kong Studio en Bègles, o movimientos vecinales como los de Cité Frugès en Pessac estaban demostrando que sí era posible reinventar los barrios ahorrando enormes costes económicos, sociales, medioambientales y culturales. La opción sostenible era y es la de un urbanismo de “acupuntura urbana” que prioriza todo lo posible el tejido social y arquitectónico existentes.
¿Por qué me duele la pérdida de RHG? Por las familias enraizadas en ese barrio desde hace casi medio siglo, que van a ser realojadas o desplazadas dejando una huella imborrable en su orgullo por el certificado fracaso de su barrio. Por el brutal impacto ambiental que genera una demolición de esta envergadura. Por el innecesario sobrecoste económico de una operación de tabula rasa… Pero hay un dolor más difícil de reconocer e incluso de expresar aquí en este foro: y es el que produce la injusticia, la irresponsabilidad y la ignorancia que supone achacar la obsolescencia de un barrio al supuesto error de diseño conceptual y tipológico de su arquitectura. 3
Porque si algo tienen en común los barrios demolidos por las operaciones de renovación del último medio siglo no es precisamente su tipología. Encontramos formas muy diferentes de concebir el hábitat en Pruitt Egoe, Toulouse le Mirail, Il Corviale en Roma, las barre y torres de las banlieues francesas, las barriadas en España… los cluster y calles elevadas del Team X y l’Atelier de Montrouge… y tantas y tantas oportunidades perdidas o en peligro de extinción.
¿Y cuáles son los elementos que sí tienen en común muchos de ellos? La respuesta a esta pregunta es como el traje del emperador. A la vez tan evidente y tan políticamente incorrecta que se convierte en un tabú. Pero está claro, si hay algún elemento que sí tienen en común en origen los mal llamados “barrios fracasados” es la segregación social derivada de la zonificación urbanística. ¿Y qué hay detrás de su abandono, obsolescencia y desaparición? Especulación.
Digamos con claridad que el fracaso de estos barrios es mayormente político y urbanístico, y no tanto arquitectónico. Sólo así podremos aprender de los errores.
Si no las conocéis, os invitamos por curiosidad a re-visar las imágenes hasta ahora difundidas del proyecto con el que serán borradas las huellas de RHG. ¿Qué nos hace pensar que esta solución arquitectónica y urbana sí está conectada con el futuro de la ciudad de Londres, frente a la solución de los Smithsons? Desde nuestro punto de vista, el éxito o no del nuevo Blackwall Reach dependerá en última instancia de una estrategia política y un planeamiento urbanístico pensados para crear comunidades inclusivas y cohesionadas. La arquitectura ayudará más o menos. Nos preguntamos qué está realmente aportando esta propuesta a los ciudadanos de Londres.
Eva Chacón. Bonsai Arquitectos