1

En los planes de estudios de Arquitectura de las diversas universidades españolas, todas las Escuelas de Arquitectura se han cubierto las espaldas haciendo figurar una serie de materias clásicas como Proyectos, Estructuras, Construcción, Instalaciones, Urbanismo, Dibujo, Composición, Historia de la Arquitectura, etc. Sin embargo, si uno repasa en profundidad las “guías docentes” de esas asignaturas, emergen contenidos específicos verdaderamente dispares, con lagunas notables sobre todo en todo lo relacionado con la formación más humanista del arquitecto.

2

Por poner un sencillo ejemplo: antiguamente una asignatura como “Historia del Arte y la Arquitectura” llevaba todo un curso completo anual a razón de 4 horas semanales; ahora, esa asignatura (camuflada como “Composición I” o, en el mejor de los casos como “Historia de la Arquitectura”, prescindiendo sintomáticamente del “Arte” en su nuevo nombre) es una asignatura cuatrimestral que se imparte en un máximo de 15 semanas y con una dedicación semanal que raramente supera esas 4 horas, es decir, como medio curso de “Historia del Arte” en el actual Bachillerato (una asignatura que, por cierto, no suelen cursar los futuros estudiantes de Arquitectura por no ser de la rama “de ciencias”, desgraciadamente).

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Entrevista a Emilio Lledó en el diario ‘ABC.es’ con fecha 28/03/2018 por Celia Fraile Gil. Accesible en: http://www.abc.es/cultura/abci-emilio-lledo-filosofia-cuestiona-planes-estudio-porque-no-quieren-pensemos-201803280108_noticia.html

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Arquitectura, sin plan.

 

Chiste de Forges, quien siempre supo retratar nuestras miserias… (Con nuestra profunda admiración, D.E.P.).
Tomado de: https://psicoterapia3.wordpress.com/tag/chistes-de-borges/
(Lamentamos no conocer el original de su publicación).

 

Composición de atmósferas…

Arquitectura de las Américas…

Inglés de oficina…

Habilidades comunicativas…

Curvas y superficies…

Grandes libros…

Imagen de síntesis y animación…

Sí, son nombres de asignaturas tomadas literalmente de los planes de estudios actuales vigente en las Escuelas de Arquitectura de España, aunque cueste creerlo. Lo malo no es ese “nombre” que las identifica en el currículum, ni tampoco sus contenidos. Lo malo es que estas nuevas materias están desplazando a las materias básicas de la formación del arquitecto, y que además se están utilizando el nombre de las antiguas como máscara para ocultar contenidos muy periféricos que no responden más que a intereses particulares de ciertos profesores que se alejan de ese núcleo duro de la Arquitectura.1

Si a esto añadimos que la dedicación docente de los nuevos planes están limitados a 300 créditos ECTS (aproximadamente la mitad de los que se cursaban antes de Bolonia), la conclusión es obvia: hay graves carencias entre los arquitectos titulados con el grado+máster a la boloñesa.

 

El asedio al que han sido sometidas asignaturas como el Latín, el Arte o la Filosofía en el Bachillerato actual tienen su eco igualmente entre nuestros planes de estudios de Arquitectura. La “jibarización” de los contenidos a la que Bolonia los somete se está decantando por minimizar o desnaturalizar asignaturas consideradas como clásicas en la cultura básica humanista de cualquier arquitecto. La horas de (supuestas) prácticas en esas materias esencialmente teóricas obligan a simplificar las sesiones de clase a meros resúmenes muy escuetos, sin espacio para la mínima capacidad crítica en el aula con la excusa/obligación administrativa de “falta de tiempo” 2.

Está claro que en el actual sistema educativo no se quiere valorar el espacio para el pensamiento, como recientemente manifestaba el filósofo Emilio Lledó: “La filosofía se cuestiona en los planes de estudio porque no quieren que pensemos” 3.

 

La formación actual universitaria se enfoca a adquirir “competencias“ que por acumulación (supuestamente) deviene en divina “excelencia” como por arte de magia. Por ese motivo apenas existen asignaturas optativas de materias humanistas o teóricas, y todo pasa por ser “talleres experimentales” y “proyectos específicos” de tal o cual aspecto, dándose el caso de ser competente en dibujo paramétrico sin ser capaz de dibujar a mano alzada la figura humana con unas mínimas proporciones.

Ya sabemos que las prácticas profesionales ofertadas desde las universidades no demandan esos conocimientos teóricos, y sí muchas habilidades prácticas en ese software que exige el mercado a los estudios de arquitectura pero que por edad ya han dejado en fuera de juego a muchos de sus profesionales.

Pero no nos olvidemos de que el arquitecto es mucho más que una mano de obra especializada, mucho más que un técnico en edificación: es — o mejor dicho, debería ser — un ser humano con cultura y capacidad creativa en el universo de las ideas. O, de lo contrario, los nuevos titulados serán poco más que aquellos que hace décadas eran los “delineantes-proyectistas” (no arquitectos) en las oficinas más prolíficas, esas a las que debemos esa terrible herencia inculta que muestran muchos edificios y barrios del llamado “desarrollismo” español de hace medio siglo.

Creo que ya es hora de que, pasados ya unos años de rodaje de los planes boloñeses, hagamos autocrítica profesores y directores de las Escuelas de Arquitectura, y nos preocupemos mucho más por nuestros estudiantes y mucho menos de esos ¿urgentes? aspectos burocráticos cotidianos.

Notas de página
1

En los planes de estudios de Arquitectura de las diversas universidades españolas, todas las Escuelas de Arquitectura se han cubierto las espaldas haciendo figurar una serie de materias clásicas como Proyectos, Estructuras, Construcción, Instalaciones, Urbanismo, Dibujo, Composición, Historia de la Arquitectura, etc. Sin embargo, si uno repasa en profundidad las “guías docentes” de esas asignaturas, emergen contenidos específicos verdaderamente dispares, con lagunas notables sobre todo en todo lo relacionado con la formación más humanista del arquitecto.

2

Por poner un sencillo ejemplo: antiguamente una asignatura como “Historia del Arte y la Arquitectura” llevaba todo un curso completo anual a razón de 4 horas semanales; ahora, esa asignatura (camuflada como “Composición I” o, en el mejor de los casos como “Historia de la Arquitectura”, prescindiendo sintomáticamente del “Arte” en su nuevo nombre) es una asignatura cuatrimestral que se imparte en un máximo de 15 semanas y con una dedicación semanal que raramente supera esas 4 horas, es decir, como medio curso de “Historia del Arte” en el actual Bachillerato (una asignatura que, por cierto, no suelen cursar los futuros estudiantes de Arquitectura por no ser de la rama “de ciencias”, desgraciadamente).

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Entrevista a Emilio Lledó en el diario ‘ABC.es’ con fecha 28/03/2018 por Celia Fraile Gil. Accesible en: http://www.abc.es/cultura/abci-emilio-lledo-filosofia-cuestiona-planes-estudio-porque-no-quieren-pensemos-201803280108_noticia.html

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Por:
(Teruel, 1974) Arquitecto por la ETSA.Valladolid (1999) y doctor en Arquitectura (2013). Fundador del estudio [r-arquitectura], oficina de proyectos arquitectónicos y editor del blog de [r-arquitectura] . Investigador permanente sobre Arquitectura Moderna y Contemporánea, profesor de la ETSA.Valladolid, y autor del libro Mies van der Rohe: el espacio de la ausencia.
  • MJ RU1Z - 18 abril, 2018, 15:19

    Es terrible cómo todo va corrompiéndose poco a poco. Ahora está claro que los estudios de cualquier índole son eminentemente más prácticos. Pero cuando yo estudié tampoco estaban bien. Empezando por el exigente horario. Teníamos clase de nueve a dos y de cuatro a nueve todos los días excepto el jueves con salida a las siete y la tarde libre del viernes. Con tantos trabajos que hacer y con tan poco tiempo libre era una carrera casi imposible. O ibas a clase o estudiabas.
    Yo siempre fui de ciencias más que de letras pero las asignaturas que mejor aprobé, curiosamente, fueron las humanísticas a pesar de carecer totalmente de base para ellas. Hoy es cierto que más bien parece una carrera de informática que otra cosa. Y que hay arquitectos que no saben coger un lápiz y eso puede ser grave o no. Según se mire. Porque lo importante es tener visión espacial. En definitiva, todo es mejorable y la carrera de arquitectura, al igual que la profesión, no está atravesando sus mejores horas.

  • Chema - 18 abril, 2018, 19:48

    Enhorabuena Rodrigo por tu artículo.
    La Balcanización de los planes de estudio, así como el que haya nada más y nada menos que 33 Escuelas de Arquitectura en España, es difícil que responda a un intento de mejora de los estudios.
    La Universidad se ha mercantilizado, y además ahora entiende al alumno como un cliente del Corte Inglés que siempre tiene la razón, y por tanto hay que eliminar lo fundamental y quedarse con lo superficial, para que no haya quejas ni reclamaciones y el cliente se sienta satisfecho.
    Por otro lado, el histórico y lamentable abandono y acomplejamiento del CSCAE frente a lo académico, y la formación de la Profesión en la Universidad, ha eliminado la posibilidad que desde la Profesión se tenga una voz crítica frente a los excesos y desvaríos en las Escuelas. Por parte del CSCAE, sólo hay caballerosidad rancia que oculta la Nada.
    No le veo pronta solución a este problema, que junto con la crisis de la Profesión me temo que van a fulminar a esa famosa arquitectura española en menos de una decada.
    Saludos.

  • CJ Irisarri - 19 abril, 2018, 10:15

    Ni siquiera el problema es de lo práctico vs lo humanístico. La realidad de fondo es la incompetencia de quien hace planes o imparte asignaturas.
    Un ejemplo: la Historia de Arquitectura es imprescindible en los tiempos actuales en que la obra nueva ha caído y sin embargo cada vez se trabaja más en rehabilitación, a la vez que crece cierta sensibilidad hacia el cuidado del Patrimonio. Para esto, el único modo de tener criterio (en la PRÁCTICA) es tener una buena base de Historia. Sin esto, los propios arquitectos nos cargamos cosas que somos incapaces de valorar. Hace nada un joven bien intencionado ha destruido la fantástica cripta de una Iglesia de Moya para «actualizarla»; claro, no tenía criterio para saber que estaba cometiendo una tropelía. CONCLUSIÓN: en unos años habrá que llamar a un historiador para que asesore al arquitecto cuando haga rehabilitación.
    Otro ejemplo: hay profesores de Urbanismo que encuentran más divertido hacer una pseudo clase de Proyectos en vez de contar teoría y el sistema urbanístico español. Sus alumnos salen a la calle sin saber qué diferencia hay entre un suelo urbano y un urbanizable (literalmente). CONCLUSIÓN: cuando en el futuro tengan que hacer una actuación urbanística tendrán que llamar a un Ingeniero de Caminos para que les haga el Plan Parcial, Especial o lo que sea necesario.
    Es decir, no es que estemos primando lo práctico… es que estamos primando la incompetencia (= no tener competencia).

  • CJ Irisarri - 19 abril, 2018, 10:20

    Apreciado Rodrigo, añado mi propuesta, que debatía hace poco en twitter con algunos compañeros: el CSCAE se debe mojar, y crear un Examen de Estado, como existe en tantos países de nuestro entorno. A partir de ahí cada escuela que haga lo que le parezca y que imparta encaje de bolillos si le apetece… mientras consiga una formación suficientemente sólida como para que sus alumnos aprueben ese examen. Muchas van a tener que ponerse las pilas rapidito si no quieren ver como sus matriculaciones bajan en pro de las que se toman en serio la (futura) profesión. Y de rebote, nuestro nivel de «arquitectura media» subirá por fin.

  • CJ Irisarri - 19 abril, 2018, 10:23

    Termino (que estoy muy pesado): el grado actual bien puede ser distintivo y originalísimo… y el máster reservarlo para un potente preparación de ese examen de estado. El que llegue hasta el final, el que quiera ser arquitecto con todas las competencias LOE, que se lo curre de acuerdo a lo que legalmente se le va a demandar. Y el que no, el que quiera ser graduado sin más, dedicándose a las periferias, que se lo ahorre.
    Un abrazo.

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