Imagen: «Visita Torre del Baró (48OH Barcelona’17). Foto: Andrea Robles»
La impulsora de una de las mayores contribuciones a la labor de acercar la arquitectura a la sociedad no es arquitecta. Sin embargo, tal y como relata Victoria Thornton, promotora del inicial “Open House” en el Londres de 1992, la arquitectura le interesaba mucho: “era muy consciente del impacto que la arquitectura podía tener en las personas y en los ciudadanos. Tenía la sensación que sólo los profesionales eran conscientes del valor de los edificios, así que pensé que para introducir el público en la arquitectura lo más importante era abrir las puertas de los edificios.”1
No se imaginaba Thornton que 25 años después de aquel pequeño festival que abría las puertas de 20 edificios, Open House sería hoy una iniciativa mundial que tendría lugar en más de 35 ciudades alrededor del globo2 y que allí donde nació, en Londres, abriría las puertas de más de 800 edificios en su última edición.
Podríamos presentar el Open House como un festival totalmente gratuito que consiste en la apertura de puertas, durante todo un fin de semana, de un gran número de edificios. Muchos de ellos son grandes iconos arquitectónicos, de todas las épocas y los estilos, mientras otros son proyectos desconocidos para el gran público, pero que cuentan con una arquitectura relevante en cuanto a diseño, sostenibilidad, construcción, o incluso función. Así, nos introducimos en grandes joyas modernistas, torres medievales, museos, teatros, bibliotecas, etc. pero también en edificios de viviendas, reformas de pisos, áticos prefabricados, infraestructuras urbanas e incluso pisos habilitados como viviendas temporales por asociaciones que ayudan a personas sin hogar, donde podemos ver, por ejemplo, cómo se han diseñado lámparas que iluminan a la vez que ventilan, o cómo puede diseñarse una gran sala donde puedan dormir varias personas preservando su intimidad y comodidad y que, a la vez, pueda transformarse fácilmente y utilizarse durante el día como un despacho cualquiera.3
Quizás lo más interesante del festival sea la labor comunicativa que realizan la gran cantidad de voluntarios del festival. La mayoría de los edificios cuenta con visitas guiadas donde los voluntarios (muchos de ellos estudiantes de arquitectura), los arquitectos del proyecto, o incluso los propios usuarios, nos explican no sólo la historia del edificio, sino también las decisiones proyectuales que le han permitido funcionar eficientemente en cuanto a uso, materiales, energía, iluminación, recorridos, estructura, etc. Así mismo, también hay dentro de la programación del festival itinerarios temáticos por la ciudad, “poblaciones invitadas” (normalmente colindantes), conferencias, concursos de fotografía… Una manera entretenida de conocer mejor nuestras ciudades a través de su patrimonio arquitectónico a la vez que se adquiere conciencia de cómo funciona la buena arquitectura.
¿Interesa la arquitectura a las personas? En nuestro país las cifras de la edición de 2017 hablan por sí solas: En Barcelona, donde el Open House va por su octava edición, el festival abrió las puertas de más de 200 edificios, superando las 60.000 visitas en todo el fin de semana. Madrid, con más de 100 edificios abiertos al público, superó sus expectativas acogiendo igualmente más de 60.000 visitas en su tercera edición. Y Bilbao, que se ha unido a la iniciativa este año por primera vez, ha arrancado con 47 edificios y una participación de más de 35.000 visitantes. Entre ellos, una visitante especial, Victoria Thornton, que asistía maravillada al éxito de afluencia en la primera edición del festival en la capital vizcaína. Un éxito que, ojalá, siga propagándose por muchas más ciudades.
Andrea, gracias por el artículo.
La fundadora de Open House en Londres have ya 25 años es Victoria Thornton. ;)