Ruth Asawa, fue una escultora, educadora y activista que dedicó gran parte de su vida a crear y consolidar una estrecha relación entre artistas profesionales y las escuelas de educación primaria de San Francisco. En 1968, junto a Sally B. Woodbridge comenzó el Taller de Arte Alvarado, que rápidamente, en menos de cinco años, pasaría de tan sólo estar formado por un grupo de padres y un par de artistas profesionales, a una situación de esplendor donde 40 artistas profesionales de todos las disciplinas artísticas estarían dando clase en diferentes escuelas de San Francisco al mismo tiempo. El programa comenzó con pequeñas donaciones de particulares para, finalmente, entrar a formar parte de lo que fue llamado CETA (Comprehensive Employment and Training Act) un programa revolucionario y muy efectivo para dar empleo temporal en el sector público a artistas profesionales. La perseverancia de Ruth Asawa en integrar artistas en la educación de primaria y enseñar a los escolares métodos que desarrollaran su pensamiento creativo convirtiéndolos en adultos críticos y reflexivos, se retrotrae a dos hechos fundamentales de su vida: El más temprano, el periodo que pasó privada de libertad tras el bombardeo de Pearl Harbour durante la segunda guerra mundial, donde Asawa atendió a clases de arte impartidas por trabajadores Japoneses de los estudios Disney y, más tarde, el tiempo que pasó junto a Clara Porset en México y su estancia en el Black Mountain College.
Desde el verano de 1946 y por un periodo de tres años, Ruth atendió reiteradamente a las clases de iniciación al dibujo de Josef Albers que eran en sí mismas mucho más que clases sobre color, método o composición, y forjó una amistad que duraría toda su vida con el arquitecto Buckminster Fuller.
Ruth Asawa + Fuller
Los apuntes de aquellas clases con Albers de los que aquí sólo se recogen algunas frases, podrían entrar en la categoría de poesía:1
Usa los ojos – No la memoria
Libérate de tu forma de mirar
Mételo en tus huesos
No hay bueno o malo
No te complazcas a ti misma, sino mejórate
Date los buenos días en color
La pedagogía experimental y progresista del Black Mountain College, estuvo influenciada por John Dewey y su personal enfoque constructivista que posicionaba al alumnado como centro del currículo. Los alumnos irían construyendo significado y conocimiento por sí mismos a través de experiencias transversales en arte, agricultura, construcción o incluso cocina. Esta pedagogía buscaba no sólo cultivar la excelencia personal sino hacer arraigar en los estudiantes, la idea de servidores de la comunidad y defensores del bien común.
Ruth Asawa, fue y es una mujer ejemplarizante, aún tras haber vendido obra a coleccionistas como Rockefeller, Philip Johnson o Jean Lipman o ser parte de la colección del Whitney Museum, escogió el activismo social y la enseñanza de las metodologías de trabajo de los artistas a niños como parte de un enorme compromiso social.
“ Un niño(a) puede aprender algo sobre color, sobre diseño, o sobre la observación de objetos en la naturaleza. Si haces eso, creces en una sensibilidad mucho mayor hacia las cosas que te rodean . El arte les hará mejores personas, los hará más hábiles en pensar y en mejorar cualquier situación a la que se enfrenten o cualquier profesión a la que se dediquen. El arte hace a las personas más completas”2