Muchos compañeros arquitectos me preguntan acerca de qué lugares visitar en Japón. Más allá de las recomendaciones de las guías turísticas o la arquitectura tradicional y contemporánea más sobresaliente, creo que todos buscáis incluir en vuestra ruta lugares especiales que os proporcionen una experiencia inolvidable y recuerdos mágicos de este país. En las siguientes líneas voy a compartir con todos vosotros, en petit comité, uno de mis lugares preferidos, aunque creo que cada uno debe planificar su viaje de acuerdo a sus expectativas, gustos, presupuesto… y me encanta que me contactéis para comentar vuestros planes de viaje.
Después de unos años viviendo en Japón, vuelvo a Madrid y empiezo un nuevo ciclo. Me gustaría que este post, quién sabe si el último de esta serie sobre mi experiencia en el país nipón, sirviera para recomendaros visitar un lugar que para mí es especial: el Nakasendō. De entre todos los lugares que he tenido la suerte de visitar en Japón, el Nakasendō me ha parecido una de las experiencias más enriquecedoras, a la vez que no es un lugar demasiado popular, incluso entre los propios japoneses.
El Nakasendō era una de las cinco rutas del periodo Edo y una de las dos que conectaban Edo (hoy Tokio) con Kioto en Japón. En el camino había 69 estaciones entre ambas ciudades, que atravesaban las provincias de Musashi, Kōzuke, Shinano, Mino y Ōmi. A día de hoy, quizá la sección del camino que mejor sobrevive al paso del tiempo es una de ocho kilómetros de largo localizada en el Valle Kiso, entre Tsumago-juku en la prefectura de Nagano y Magome-juku en la prefectura de Gifu.
El trayecto comienza en la localidad de Tsumago. La mejor opción es llegar desde la ciudad de Nagano – bien comunicada con Tokio – en un pintoresco tren local que hace un bonito recorrido por el Valle Kiso. Hay que tener en cuenta que a Tsumago, al igual que todos los pueblecitos japoneses, hay que llegar antes de las cinco de la tarde, hora después de la cual es imposible llegar en transporte público, se cierran todos los establecimientos y hasta se apagan todas las luces. Con el objetivo de comenzar el trayecto temprano, es conveniente pasar la noche en Tsumago y empezar el día con un desayuno japonés en el ryokan Fujioto. Nos esperan ocho kilómetros de camino a pie, hasta llegar a Magome, llenos de sorpresas: ingenios mecánicos hechos con mucho oficio, naturaleza espectacular y arquitectura tradicional auténtica y en uso. Todo ello combinado en un trazado que es una lección de perfecta armonía, y salpicado entre los distintos tramos separados por campanas que el caminante tiene que hacer sonar para ahuyentar a los osos. Un camino lleno de inspiración, de cosas que no podrás dejar de fotografiar o bosquejar sin saber bien por qué, pero con la intuición de que es algo valioso que acabarás usando de alguna manera.
Justo a mitad de camino, a cuatro kilómetros de Tsumago o Magome, hay un lugar escondido en medio del bosque, junto a un árbol centenario. Podríamos decir que se trata de un «pabellón» junto a un templo, donde encontraréis un fuego y conversación amable, entre otras cosas, pero es mejor que las descubráis vosotros mismos.
Nakasendō significa «camino en medio de las montañas». Para mí, el camino de irme a un lugar lejano, que empecé sin saber bien por qué, y que termina dándome lo que no sabía que andaba buscanodo.
Muchas gracias Julia por compartirnos esta nota sobre tu experiencia.
Es verdad Nakasendo no viene en las guias tradicionales de turismo y en lo personal siempre me gusta disfrutar y experiemntar las cosas como local, los puntos turisticos estan bien, pero siempre estan las bellezas locales aun sin comercializarse!
Como encontraste este recorrido?
Hola Carlos, gracias por tu comentario. ¡Me alegro de que te haya gustado! La verdad es que lo encontré por casualidad en un viaje a otro sitio cercano. Es lo bueno de vivir por bastante tiempo en un lugar: tienes oportunidad de descubrimientos de este tipo :)