ARQUITECTURA Y VIDEOJUEGOS… Y NEUROCIENCIA
Por Ana Mombiedro
Desde MetaSpace
“Mis 4 consolas en casa no pasaron desapercibidas.
–“¿Eres una gamer?”
–“Pues no sé, pero para concentrarme en la investigación lo que más me ayuda es echar unas partidas a la consola. Sí que es verdad que a veces me puedo tirar horas jugando…” Y es que, mientras sea un juego de plataformas o de acción, me da igual la wii, que la Nintendo 64, la PSP, la Gameboy, cualquier Playstation o el ordenador. Después de todo… puede que un poco gamer, sí que sea.
¿Quién nos iba a decir que cuando a finales de los 80 veíamos por primera vez la Nes o la Megadrive, íbamos a hacer de ello mucho más que un hobby? Según he estado investigando, haber jugado tantos años a videojuegos de este tipo no sólo ha marcado mi modelo de pensamiento sino que también ha supuesto también un importante mecanismo de aprendizaje.
Conozco a compañeros de profesión que comenzaron a jugar a la consola de peques y no han dejado de hacerlo. Hoy ando liada estudiando el funcionamiento del cerebro para aplicarlo a la arquitectura, ya través de este trabajo he comenzado a entender que este hobby nos ha ayudado a configurar nuestra manera de desenvolvernos y de entender el mundo. Esto ocurre especialmente en profesiones creativas como la arquitectura o el diseño.
Los casos más claros de ello son los videojuegos de acción y de plataformas. En ellos hay dos tipos de tareas que permiten avanzar: Las que requieren de la intervención de muchos (muuuuchos) personajes y objetos del juego, y las que piden conseguir un objetivo en un periodo de tiempo limitado. Ejemplo de ello es conseguir los cinco jinjos de cada pantalla del Banjo-Kazooie, o cargarte zombis en cualquier Resident Evil (…)”
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