Los libros de arquitecto, desde Vers une Architecture de Le Corbusier (1923) a Elements de Rem Koolhaas (2014) se han convertido paulatinamente en poderosos instrumentos de acción arquitectónica. Revelan todas las contradicciones de la práctica y construyen la noción de cultura arquitectónica o de la arquitectura como cultura que tan importante ha sido desde la posguerra al fin de siglo.
La obra de los arquitectos es contingente. Los encargos pueden no llegar y, cuando llegan, pueden no ser los deseados, además pueden truncarse por diversas causas, por motivos económicos, de comunicación o constructivos. Por este motivo, si el arquitecto quiere elaborar un discurso en torno a su trabajo, necesita de medios que transciendan el edificio o el proyecto. Así, los libros resultan el medio ideal para incluir la producción dentro de las teorías predominantes en cada época y permiten al arquitecto hacer explícita la relación que su obra mantiene con el entorno cultural.
Para comprender lo que se considera un libro de arquitecto se pueden plantear diferentes posiciones y así definir sus características básicas. Bernard Tschumi en la introducción a The Manhattan Transcripts establece una primera diferencia entre libros de arquitectura y libros sobre arquitectura. Los primeros son aquellos que desarrollan su propia existencia y lógica. No son libros ilustrados de edificios y ciudades, sino que buscan e investigan las ideas que subyacen a ellos, se pueden leer como secuencias, aunque no todos poseen poder narrativo y exploran los límites de la arquitectura y de su conocimiento mediante proyectos teóricos y el intento de la abstracción.
A estos libros de arquitectura Pierre Chabard y Marilena Kourniati en Raisons d’écrire. Livres d’architectes. 1945-1999 los denominan libros de arquitecto. El análisis de siete libros que consideran de arquitecto les sirve para definir lo que estos tienen en común. Unen teoría y práctica en un mismo discurso. Proponen al lector comprender el mundo de la arquitectura como una totalidad compleja, creativa, teórica y, en definitiva, edificada. Son editados por arquitectos y contextualizan el trabajo de un periodo de tiempo, uniendo conceptos, edificios y proyectos. No son libros de teoría ni de fotografías de espacios edificados ni de dibujos o diagramas. El libro de arquitecto tiene entidad de proyecto en sí mismo, de arquitectura.
La arquitectura de la Gran Ciudad, La Carta de Atenas, Can Our Cities Survive?, Urban Structuring, La arquitectura de la ciudad, Aprendiendo de Las Vegas, S, M, L, XL, Intertwining, Points + Lines, Farmax, entre otros, son libros de arquitecto que conforman una manera de hacer arquitectura basada en el relato, en el desarrollo de principios arquitectónicos y sistemas de organización. Siguen siendo un elemento, no solo pertinente, sino clave, para aquellos que pretenden construir obra o pensamiento, o mejor, obra-pensamiento. En ellos se incluyen posturas que van desde la identificación de ambos proyectos, el edificado y el editado, otorgando una categoría de arquitectura al propio libro, hasta la complementariedad, el libro construye lo que lo edificado no permite. Todos ellos posibilitan a la arquitectura crecer intelectual y creativamente, más allá de sí misma.
Fantástico artículo!!
Un gran artículo!! Enhorabuena!!