LAS PRINCIPALES RAZONES DE LOS GRANDES ARQUITECTOS
Por Anatxu Zabalbeascoa Desde El País, Cultura
“ ‘A no ser que rompamos con nuestra dependencia de lo real y nos demos cuenta de que la arquitectura es un camino para reflexionar sobre cualquier tema, desde el más político al más práctico; a no ser que nos liberemos de la eternidad para poder especular sobre problemas urgentes e inmediatos, como la miseria o la destrucción de la naturaleza, nos arriesgamos a que la arquitectura no llegue a 2015’. Rem Koolhaas dijo esto en el Parque Arqueológico de Jerusalén hace 16 años, cuando él, con 56, recogió el Premio Pritzker, el premio de arquitectura más importante del mundo. Lo que el holandés haya hecho desde entonces no le resta capacidad adivinatoria: claro la arquitectura ha llegado hasta 2016, pero lo ha hecho tocada. Un repaso a los discursos de aceptación de los arquitectos más reconocidos del mundo permite intuir esa deriva. O esa evolución.
Retrato de valores
Así, el libro Premios Pritzker Discursos de aceptación, 1979-2015 (Fundación Arquia), editado por los profesores de la Escuela de Pamplona, Rubén A. Alcolea, Héctor García-Diego, Juan M. Ochotorena y Jorge Tárrago es un pequeño tratado en el que la disciplina da explicaciones al mundo. Y un retrato de la evolución de los valores asociados a esa profesión. Por eso todos los premiados terminan retratados. Desde el primero, Philip Johnson —un arquitecto más influyente por las exposiciones que organizó en el MoMA que por lo que construyó— cuando declaró que “el premio no es para mí, es para el arte de la arquitectura” hasta Renzo Piano, que declaró su oficio “un arte socialmente peligroso” cuando recogió su galardón en 1998 (…)”
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