Imagen: @Lexcurso
Para cualquier arquitecto que haya pasado por una ETSA en la última década, la cantinela del trabajo en equipo, la multidisciplinaridad y la especialización son viejos conocidos. Ese cuento lejano de que el oficio de arquitecto ha cambiado y que nunca volverá a ser lo que era, viejas historias de tiempos mejores que nos hacen pensar que llegamos tarde a una fiesta y ya solo queda recoger los estragos del desmadre.
Con todos estos cambios, a los que los recién titulados y los futuros arquitectos vamos a enfrentarnos, me pregunto si la enseñanza actual de la arquitectura se corresponde con la realidad del oficio de arquitecto. Lo cierto es que los contenidos han cambiado más bien poco, aunque el software específico para arquitectos ya es de uso generalizado en cualquier ETSA queda mucho camino por delante en este tema.
Desde muchos ámbitos se ha tomado la especialización como la panacea para solventar los problemas de nuestra profesión, que no son pocos, dicho sea de paso. Pues bien, si algo hemos aprendido de la LCSP y tras unos cuantos años en las aulas, es que el oficio de arquitecto ya es bastante específico en sí mismo. Nuestras competencias están reguladas y son las mismas para todos independientemente del grado de “especialización” que tengamos. Así pues, modelos académicos que se centran en cada una de las diferentes ramas de la Arquitectura, son inviables en nuestro país al homogeneizar a los profesionales otorgándoles el mismo título.
Lo paradójico de todo esto, es que la sociedad sigue demandando prácticamente lo mismo de los arquitectos, y donde reside el origen de todo este lío, es en el progresivo aumento de contenidos de los proyectos de ejecución y la caída en picado de los honorarios profesionales. Cada vez se piensa menos en un estudio de estructura piramidal y más en la asociación horizontal de profesionales. Llegados a ese punto es el momento de hablar de especialización, una vez empieza el recorrido por el mundo profesional.
Esta “moda impuesta” de acabar la carrera y hacer un master es algo casi contra-natura; muy pocas veces se tiene la experiencia o la determinación necesaria para saber cual es la rama que mejor vamos a desempeñar. Con los planes de estudios actuales, una temprana especialización supone desequilibrar la balanza del aprendizaje en favor de un área, algo realmente peligroso cuando nuestra responsabilidad civil no va a distinguir por especialización, sino según el tipo de agente que seamos tal como describe la LOE.
Sin lugar a dudas, esta especialitis favorece enormemente a algunos sectores de nuestra profesión: aquellos que ofrecen los cursos/masters de especialización y a esos profesionales mercenarios que ven en explotar a la cantera arquitectónica la solución para salvar la brecha digital. Otro ejemplo más de cómo el arquitecto es un lobo para sí mismo…
Muy certero Enrique. Hace pocos días escribía en arquitextonica
http://arquitextonica.net/2014/08/04/como-hacer-el-pfc-o-pfg-de-arquitectura-y-no-morir-en-el-intento/
sobre este tema desde un aspecto paralelo y adyacente.
Aunque estoy de acuerdo contigo en que la especialización sería limitante, y más si la establecemos desde la vía de la habilitación como yo mismo proponía, pero ¿no crees que podríamos potenciar estructuras mucho mejor organizadas?
Algunos compañeros, cuando hablo de la habilitación parcial/total desde fuera me dicen
sin entender que la habilitación externa podría servir perfectamente para aligerar las pruebas desarrolladas en las ETSAs, o hacer que estas, si mantuvieran su carácter habilitador, fueran mucho más específicas y enfocadas.
Defendemos desde siempre el modelo del arquitecto total, pero cada vez más vemos compañeros que no quieren edificar, que no pueden edificar, compañeros especializados en gestión social, en fabricación digital, en sistemas de interacción…
Todos salimos por la misma boquilla de extrusión ¿no es hora de cambiarla ya?
El peligro de esto es que para hacerlo, habría que cambiar la LOE y eso implicaría un enorme riesgo…
Desde luego las estructuras formativas deberán ir cambiando y la habilitación de la que hablas es algo que personalmente no me parece muy descabellado. Lo de que sea de manera externa es lo que me da miedo… ¿quién lo haría? ¿los COAs? ¿La administración?
También como decís Antonio Navarro y tu, es necesario tocar la LOE para eso y ahí si que entramos en terreno muy peligroso.
Antes o después nuestro sistema docente y profesional tendrá que cambiar, solo espero que seamos nosotros los que lo hagamos y no nos venga impuesto desde fuera por quien no sabe de que va el tema
Muy interesante puntualización Enrique.
Pienso que la especialización es positiva y muy buena, tanto para el técnico como para la sociedad. Y esa debería ser la clave.
No se trata de especializarnos, de hacer un master tras otro, sino de profundizar en un aspecto concreto de una profesión que es muy amplia y contempla muchos y diversos parámetros. Todo ello más allá del reconocimiento de otro título más, ya somos Arquitectos, coño!!! Qué necesidad de añadir una absurda adjetivación más.
Lo importante es que esa especialización dentro de nuestro trabajo como arquitectos debería esrar enfocada en la sociedad, en el cliente final. Y no en buscar un puesto de trabajo dentro de un estudio que al final nos pondrá a trabajar en lo que necesite en ese momento, pues al fin y al cabo es una empresa, aunque muchas veces no querramos verlo.
Pienso igual que tu Tomás, la especialización es algo generalmente positivo, sobretodo cuanto más compleja es una profesión. Pero el caso es que más a menudo de lo recomendable, esa especialización es demasiado temprana y/o fruto de motivos erróneos.
Respecto a lo de los títulos, ya lo has dicho tu todo: » …ya somos Arquitectos, coño!!! Qué necesidad de añadir una absurda adjetivación más.» No puedo estar más de acuerdo!!
Pues yo creo que la especialización no puede ir sino en favor de la profesión y del servicio que pretendemos ofrecer. Y esto es algo que debería de hacerse de un lado en las escuelas, y de otro en los propios centros de actividad profesional. Mira como nadie cuestiona a la medicina.
Creo, además, que una especialización realmente efectiva haría mucho más difícil el intrusismo profesional de aquellos no aptos para desempeñar una función determinada.
Claro Germán! Está claro que especializarse es algo positivo, el tema es cuándo y cómo. Es muy difícil plantear una especialización cuando existe un único título para todos, que te capacita para ejercer cualquier área de la profesión. Además, a mi últimamente me da por pensar que hay un excesivo celo por obtener títulos en lugar de buscar nuevos conocimientos y experimentar.
No solo es una cuestión de acumular títulos en la mochila. La LOE solo contempla a los agentes arquitecto proyectista y director de obra. Todos esos niveles de especializaciones no se regulan a nivel normativo en competencias específicas.
El problema viene a la hora de especializarse en un campo para luego no poder firmar proyectos parciales. Al no existir esa figura las opciones son o que otro cargue con la responsabilidad derivada de tu trabajo o asumir la de otros técnicos como tuya.
Supongo que esa especialización que se atribuye ahora a los másters, antes se daba de forma natural en los estudios, cuando uno al final siempre acaba echándole más horas a lo que «se le da mejor» o «lo que más le gusta».
Un dato: Mientras que en España tanto títulos propios como conducentes a doctorado se denominan «Máster» (oficial o no oficial), en otros países sólo se le llama Máster al título que conduce a doctorado, el resto son «especializaciones» «profundizaciones» «énfasis» etc. etc.
Es decir, para trabajar, no para investigar. Ahí existe una brecha interesante…
La escasez de trabajo unida a las falsas promesas sobre las salidas de los masters da cómo resultado toda una generación de profesionales excelentemente formados y sin ninguna experiencia… Habrá que esperar 10 años a ver qué pasa con nosotros
En la universidad de Sevilla, y creo que en varias más, el título de máster YA da acceso directo al doctorado.
Estoy de acuerdo con lo que dices, ya hemos hablado de esto varias veces. Esta imposición de la que hablas es bastante evidente en las charlas con los compañeros de universidad sobre nuestro futuro. Muchos de ellos frente a la pregunta de qué harán al terminar la carrera te responden que harán un master, se especializarán, etc… cuando les pregunto sobre qué me dicen que no lo saben, que lo importante es especializarse ¡sobre lo que sea!… pero vamos a ver criatura, ¿piensas que la especialización es una fórmula mágica que te consigue un trabajo automáticamente?
En la escuela nos dan el sermón de la especialización pero no nos explican que opciones tenemos, ni que especialización tiene mas salidas ni nada de nada. Parece que lo único que quieren es que no salgamos al mercado laboral, no vaya a ser que no haya trabajo para todos…
Un arquitecto es un profesional libre, por tanto una marca personal andante, es decir, una empresa en si misma. Actualmente, no importa tanto el CV sino «para qué sirves», que solucionas y para qué servirás dentro de 5, 10, 20 años. Eso en si ya está hablando de especialización que va de la mano del concepto de evolución e innovación, que parece como si especializarse fuera encajonarse, al revés te permite un mayor pivotaje e ir alineando según las necesidades propias y usuarios( =clientes). Especializarse ES crearse una marca personal diferenciada y construirse un plan de carrera personal. Esto ya marca una directriz. Si todos hacen lo mismo, todos son marca blanca con su target o nicho de mercado específico (ni valoran tu trabajo, ni el tiempo que emplees, ni ese otro honorario llamado salario emocional que hay que comenzar a tener en cuenta desde ya), en cuyo caso, eso de los honorarios va en funciòn de la marca blanca. No plantearse esto ahora implica incertidumbre y un dar palos de ciego, un mal compañero para nuestro cerebro límbico si esto no se entrena desde nuestro cortex y se entiende lo que es el miedo y su gestión. Para comenzar existe un miedo a la especialización, porque se anda viendo desde un punto de vista del siglo pasado en las ramas concebidas en el siglo pasado. Hoy el concepto cambió: especializarse = Innovar y evolucionar en el siglo actual, por tanto la especialización es a la carta, te la montas tú. Y además existe otro miedo que es miedo al fallo, al fracaso… ya está bien, que como dijo Ramón y Cajal, somos arquitectos de nuestro cerebro y lo que implica no haber acertado es haber aprendido que en ese entorno con los recursos que tenía disponibles en ese momento, la cosa no funcionó pero viendo de lo que no funcionó y observando en lo que necesito capacitación, la siguiente vez la estrategia será otra.