Antigua coquería Hansa en Dortmund, Alemania (2018). Fotografía de la autora.
El panorama abierto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU dentro de su Agenda 2030 permite establecer un enfoque específico en los trabajos realizados desde distintos ámbitos disciplinares. En el campo de la arquitectura y el urbanismo, los objetivos se orientan al fomento de la inclusividad, seguridad y resiliencia de las ciudades y sus infraestructuras 1. Dentro de esta aspiración general, resulta oportuna una reflexión particular sobre el papel del patrimonio industrial como cohesionador del territorio y de la oportunidad que su conservación y reutilización representa en la construcción de ciudades y territorios más resilientes 2. En este sentido, cabe reflexionar sobre aspectos como la evolución del paisaje, la reutilización de infraestructuras y conjuntos fabriles, o incluso a las experiencias derivadas de la memoria del trabajo que conforman un legado cultural intangible del pasado inmediato de un lugar determinado. De hecho, este creciente interés en la repercusión del desarrollo sostenible y la resiliencia de los territorios se ha visto reflejado en la temática de importantes eventos sobre patrimonio industrial como las últimas ediciones de las Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial INCUNA o el Congreso de Patrimonio Industrial y Obra Pública de TICCIH-España.
La propia conservación de vestigios patrimoniales como espacios que den cabida a las dinámicas de la sociedad actual conforma un acto de sostenibilidad en el aprovechamiento y reciclaje de lo preexistente frente a los planteamientos de intervención basados en la premisa de la tabula rasa. La consideración del patrimonio industrial en estos términos presenta una serie de retos sobre su tratamiento relativos a su cercanía histórica –y, por tanto, a la abundancia de vestigios-, a la complejidad de escalas que aborda –desde la territorial hasta la urbana-, la especificidad de sus estructuras y espacios ligados a la lógica productiva, y por último, su escaso reconocimiento por parte de la sociedad, aún tras décadas de investigación y difusión sobre sus valores culturales y técnicos y su importancia en la historia reciente.
En relación al papel del patrimonio industrial en la consecución de un entorno más sostenible, resiliente e inclusivo, cabe subrayar varios aspectos esenciales 3 . En primer lugar, destaca el estudio y la significación que el vestigio industrial tenga en su contexto particular, como parte de la identidad de un lugar y de la dinamización del mismo al cese de la actividad productiva. En segundo lugar, es necesaria la consideración de la realidad social actual en su convivencia con los vestigios industriales en torno a una preservación más inteligente y sostenible. En este sentido, es interesante recordar las reflexiones de la investigación Aprendiendo de las Cuencas 4 en la que se pone en valor la revitalización de los elementos industriales en las intervenciones espontáneas de la población local. Por último, cabe resaltar la importancia de la consideración medioambiental en la contribución del patrimonio industrial a la consecución de un desarrollo sostenible en su enclave concreto, no sólo desde el punto de vista estratégico, sino de las prácticas concretas que requiere la reconversión de uso de los elementos industriales.
¿Ha adquirido el patrimonio industrial un significado que sobrepasa su sentido estético o el testimonial de sus valores histórico-culturales? A la luz de las estrategias y estudios recientes, estos vestigios pasan a convertirse en elemento nuclear del orden temporal y espacial de un territorio que suma en su conformación capas de memoria. Esto conlleva al entendimiento del patrimonio industrial a través del cambio de percepción de las pasadas décadas, de elemento icónico o singular en sí mismo, a su lectura en términos paisajísticos a nivel territorial, como conexión de elementos y procesos en una escala compleja a través de la intervención sobre estos vestigios industriales y su vinculación con los procesos de desarrollo sostenible del territorio. Merece una consideración, por tanto, que profundice en sus cualidades intrínsecas y en lo que su conservación y reutilización puede aportar a la conformación de ciudades y territorios más resilientes en el S. XXI.