Jugar en verde: la importancia de la Naturaleza en los espacios infantiles

“El contacto directo con la Naturaleza no sólo promueve óptimos niveles de bienestar (“estar mejor”), sino también niveles de desempeño personal más adecuados (“ser mejor”).
 Collado y Corraliza (2016)

 

Naturaleza, exploración y transformación son tres de los grandes temas a tratar en el diseño contemporáneo de los espacios de juego infantiles. El playground basado en elementos naturales se ha convertido en el estandarte con el que protestar contra la homogeneidad de parques infantiles caracterizados por un equipamiento prefabricado, suelo de caucho y valla perimetral de colores. En estos últimos se ha impuesto la seguridad como principal objetivo, de forma que se ha dejado a las empresas instaladoras la responsabilidad de cumplir cualquier normativa obligatoria u orientativa.  Las consecuencias son evidentes: espacios de juego previsibles, poco imaginativos y no estimulantes, con superficies estériles que impiden cualquier “suciedad” y con niñas/os aislados del espacio público y clasificados por edades.

 

Son muchos los que defienden un playground más verde apoyándose en el valor de la Naturaleza para fomentar la exploración y creatividad del niño/a, promover su autonomía, mejorar su capacidad de cooperación y conseguir un mayor control cognitivo y emocional.

 

Todo ello se ve respaldado por diversos estudios realizados desde la psicología ambiental, en los que se destaca su capacidad restauradora frente al estrés, el exceso de información o la atención mantenida, así como sus beneficios para niños diagnosticados con TDAH. Finalmente, parece confirmarse que la inmersión en entornos naturales es la mejor forma de promover adecuados comportamientos medioambientales 1.

 

Todos estos datos deben hacernos reflexionar sobre la poderosa influencia que tiene los modelos de planificación y desarrollo urbano en el estilo de vida infantil.  La presencia de elementos naturales en espacios de juego trasciende, así, ampliamente el plano ornamental para abordar cuestiones más serias relacionadas con la salud, la educación o el bienestar psicológico 2. Hay que considerar que la biofilia (amor a animales y plantas) es especialmente significativa en la infancia.

 

La paisajista danesa Helle Nebelong lleva años trabajando sobre estos espacios de juego naturalizados. Para ella el niño/a debe utilizar todo su cuerpo y su mente para explorar y controlar su entorno, lo que representa el principio del aprendizaje activo. Así lo ha traducido en el patio de la escuela de Murergaarden en Copenhague (1998), convertida en un modelo de referencia de los natural playgrounds y que resulta óptimo para niños desde los primeros meses hasta los catorce años. Su proyecto enraíza con la tradición de numerosas escuelas nórdicas como la Svatlamon Kindergarten en Trondheim (Noruega) en la que no sólo las plantas, sino los animales son parte de la experiencia diaria de los alumnos/as.

Autora: Helle Nebelong

 

De hecho, no es casual que los paisajistas o escultores del paisaje hayan sido los mejores creadores de playgrounds. Entre los pioneros el arquitecto danés Carl Theodor Sorensen (inventor de los Adventure Playgrounds, 1931) la inglesa Mary Mitchell y M. Paul Friedberg (EE.UU.) o los escultores Patrick Dougherty e Isamu Noguchi. Ell@s han sabido aplicar al espacio de juego gran parte de las cualidades que ofrece la Naturaleza: tonos neutros, calidad material, aprendizaje lento con estímulos adecuados, gran cantidad de partes sueltas y retos motrices 3. Su capacidad para trabajar con elementos vivos, cambiantes con las estaciones favorece diseños intergeneracionales, atractivos y ricos en matices sensoriales. La vegetación, además, vincula al niño/a a un clima y entorno concreto y le ofrece así un espacio lúdico contextualizado.

Obra: Patrick Dougherty

Susan Solomon (The Science of Play, 2014) ha propuesto el regreso de l@s arquitect@s, paisajistas y artistas como creadores de espacios públicos en los que la infancia y el juego estén especialmente considerados. Se trata de trabajar a partir de la idea de playscape – lugar público que admite el juego- más que desde el playground -recinto acotado específico para los niños/as. Estamos seguros de que en ellos los valores y formas de la Naturaleza desempeñarán un papel primordial.

Por:
Es arquitecta por la ETSA de Sevilla (2003) y Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico (2008). Primer premio por su fin de carrera en la XXI Edición del Premio Dragados. Se forma en el estudio de Ricardo Alario, con quien comparte actualmente actividad profesional . En 2011 funda junto a Tibisay Cañas, Laura Organvídez, Ana Parejo y Sara Parrilla cuartocreciente arquitectura, una iniciativa creada con el objetivo de mejorar los tres espacios principales en los que se desarrolla la niñez (casa, escuela y ciudad) a través de la investigación, los talleres de arquitectura, la realización de proyectos y el diseño de objetos. Actualmente desarrolla un tesis sobre el espacio de juego exterior en la infancia, dirigida por Ángel Martínez García-Posada. Ha escrito y presentado diversas comunicaciones sobre el playground y el juego del niño en la ciudad.

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