Reflexiones de cómo la Arquitectura cambió mi vida

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Según el diccionario de la RAE, la arquitectura es el arte de proyectar y construir edificios.

Pero estudiar arquitectura es mucho más que aprender a proyectar y construir edificios.

Estudiar arquitectura es aprender, aprender a desaprender y volver a aprender.

Estudiar arquitectura es aprender a creer en lo que haces, para conseguir que los demás crean en ello.

Pero estudiar arquitectura es dormir menos de lo deseado. Es no recordar tu rostro sin ojeras.

Estudiar arquitectura es aprender a distinguir “ver” de “observar” y “observar” de “analizar”.

Estudiar arquitectura es aprender a ser crítico con todo cuanto te rodea, y especialmente con uno mismo.

Pero estudiar arquitectura es cuestionarte una y otra vez si vale la pena. Es preguntarte cien veces por qué te metiste ahí para terminar encontrando siempre respuestas positivas.

Estudiar arquitectura es no sólo aprender a crear lugares, sino también a ocuparlos.

Estudiar arquitectura es aprender a fundir imaginación, memoria y conocimiento.

Pero estudiar arquitectura es almacenar decenas de materiales y objetos extraños “porque quizás me sirvan para alguna maqueta…”. Es almacenar en tu ordenador cientos de fotografías de paisajes “por si las necesito para algún fotomontaje…”.

Estudiar arquitectura es aprender que lo que siempre ha sido “gente” ahora son “usuarios”. Es multiplicar exponencialmente tu uso de las palabras “objetivo” y “subjetivo”.

Estudiar arquitectura es incrementar sobremanera tu vocabulario, especialmente de adjetivos. Es aprender que no hay calificación más pobre que “Me gusta/No me gusta” o “Me parece bonito/feo”.

Pero estudiar arquitectura es instalar decenas de programas en tu ordenador que nunca llegarás a usar. Es hacer de tu ordenador y tu lápiz tus mejores amigos.

Estudiar arquitectura es aprender que ésta es una profesión de servicio. Es aprender a combinar de forma delicada miles de aspectos técnicos con otros tantos estéticos y de diseño.

Estudiar arquitectura es aprender a ser modesto, sabedor de que existen incontables aspectos en los que te puedes equivocar. Es aprender que ser el que más sabe de todo es imposible, pero saber un poco de todo y conocer a quien más sabe de cada cosa es necesario.

Pero estudiar arquitectura es estudiar mientras otros descansan o salen de fiesta. Es, cuando sales, descubrirte analizando inconscientemente la distribución de los baños o el mobiliario del local, estudiar su decoración, materiales, iluminación…

Estudiar arquitectura es aprender que las horas de trabajo y esfuerzo siempre tienen recompensa. Es aprender a valorar tu tiempo libre de un modo distinto.

Pero estudiar arquitectura es perder los nervios cuando, antes de una entrega, un programa “No Responde” o el plotter se queda sin tinta. Es tener el mismo archivo renombrado de diez maneras distintas.

Estudiar arquitectura es aprender a percibir los edificios no sólo con la vista, sino con todos los sentidos.

Es aprender que tu vida ha cambiado, y que para valorarla, no basta con decir “Me gusta” o “No me gusta”…

Es, como diría Moneo, “dar gracias a la Arquitectura por permitirme ver la vida a través de sus ojos”…

¿Acaso no es maravilloso?

Por:
Arquitecto por la U. Europea de Madrid y la New School of Architecture and Design de San Diego (California, USA). | MArch bajo la docencia de Álvaro Siza, E. Souto de Moura, Aires Mateus, Carlos Ferrater o Fran Silvestre entre otros. | Doctor Sobresaliente Cum Laude por la U. Politécnica de Valencia. Actualmente compagina la actividad investigadora con el trabajo del estudio (www.raulgarcia-studio.com)
  • Aurora - 30 septiembre, 2016, 11:52

    Interesante y muy objetivo. Da unos valores importantes, técnicos y humanos, tan necesarios hoy en la sociedad que vivimos. Felicidades Raúl.

  • Andrew - 30 septiembre, 2016, 13:23

    Bravo. Ojalá todos supiéramos transmitir tan bien como tú lo que nos hace sentir nuestra profesión.

  • Cristina Pérez Hernández - 30 septiembre, 2016, 13:26

    Soy la Orientadora Universitaria de un centro escolar, y me parece una reflexión muy acertada, interesante y enriquecedora para todos los futuros estudiantes del Grado de Fundamentos de Arquitectura. La voy a compartir con mis alumnos porque creo que les puede aportar una visión mucho más humana de lo que ellos hasta ahora piensan, es «ser arquitecto» . Enhorabuena Raúl García por saber expresarte de una forma tan cercana.

  • Hector - 30 septiembre, 2016, 14:14

    Digno de un lienzo!! ?

  • Clara - 30 septiembre, 2016, 15:13

    Cuando lees algo que está bien escrito, bien expresado y bien documentado, sientes ese texto en toda su intensidad. Leyendo este artículo del arquitecto Raúl García he entendido de forma interesante la arquitectura.
    Gracias por este tipo de escritos tan maravillosos. Clara, maestra y psicóloga.

  • Marta - 2 octubre, 2016, 16:00

    Gracias por acercarnos de forma tan especial a la arquitectura. Resulta interesante incluso para los/las que nos dedicamos a una rama distinta. Ojalá todo el mundo pudiera sentir su profesión con tanta pasión. ¡Enhorabuena!

  • Javier - 2 octubre, 2016, 20:06

    No entendido mucho de arquitectura; pero, este artículo me ha permitido comprender qué es, cómo la siente quien se dedica a ello, cómo la vive.
    Creo que es interesante leerlo y así conocer algunas pinceladas de esta profesión.

  • Javier G. - 5 octubre, 2016, 14:43

    Resulta muy difícil para alguien que ha estudiado Arquitectura leer este artículo y no sentirse identificado con las sensaciones que se experimentan al hacerlo… Muy interesante reflexión!

  • Francisco Javier - 11 octubre, 2016, 14:35

    Eh aquí un joven arquitecto que a través de este sentido artículo transmite, no solo su pasión por la Arquitectura, sino su capacidad para sentirla de tal manera que más allá de ser una profesión consigue alcanzar la categoría de filosofía de vida. En esta sociedad huérfana de valores y de objetivos inmateriales, emergen jóvenes valientes pero sensatos que piden gritos silenciosos que les abramos paso para que puedan llegar a ocupar el lugar que por capacidad, entrega e ilusión, sin duda les corresponde. ¡ FELICIDADES¡, Raúl García.

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