

Por: Pablo Linde
Desde: EL PAÍS
El Gobierno y Ayuntamiento republicanos plantearon un programa más cívico y urbanístico que arquitectónico para la ciudad, hostigada luego en la contienda civil
“¿Cómo va usted a hablar de la arquitectura de la República, si precisamente durante aquellos años no se construyó nada en España?”. La pregunta sale de boca de uno de los principales arquitectos de aquella época, Secundino Zuazo, y se dirige a un colega más joven, Oriol Bohigas, que ha ido a entrevistarse con él a finales de los años sesenta. “No recuerdo otro periodo de mayor recesión económica. Nadie nos encargaba ni un maldito chalet”, le detalla el autor de la Casa de las Flores, esa rebelión elegante erigida en 1932 contra el modelo de manzana con patio cerrado, en la que vivió Neruda y que sigue posando impertérrita ante los lápices y cuadernos de los estudiantes de arquitectura.
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