Julia Ayuso

Cambiando el rol del diseño en arquitectura

La Teoría de la Desviación se basa en la noción de que algunos desastres predecibles son frecuentemente ignorados debido al pensamiento o cultura de grupo. Cuanto más tiempo pasa sin que estos desastres ocurran, mayor se vuelve la falta de sensibilidad hacia ellos. Cuando ocurren, la desviación se convierte en la norma. Los Project Managers usan la Teoría de la Desviación para cubrir potenciales problemas en ejecución y proyecto.

 

Como arquitectos, desarrollamos estrategias y soluciones de diseño para ayudar a nuestros clientes a dar respuesta a los retos, cambios, impredecibles y disrupciones de sus entornos.

Sin embargo, creo que fallamos en ver estas disrupciones en nosotros mismos y en nuestro propio sector. Continuamos con el mismo modelo de negocio que enfrenta los mismos riesgos. Cada vez que una recesión golpea e impacta en nuestro sector, las conversaciones aumentan en torno a la necesidad de diferentes modelos de negocio para evitar las desastrosas repercusiones. Entonces, la economía vuelve a una cierta apariencia de normalidad, y retrocedemos dentro de nuestra zona de confort, evitando, así, las dificultades del cambio.

 

Cuentan nuestros mayores que hubo un tiempo en que nuestra profesión abarcaba todos los servicios que brindamos, y esto nos compensaba. Ofrecíamos una gama de servicios que incluía no sólo la programación, sino también el análisis de procesos, el diseño, la documentación de diseño y la gestión de proyecto. Nuestra profesión no logró administrar con éxito el proceso de entrega del proyecto y, lo que es más importante, no fuimos capaces muchas veces de comunicar la rentabilidad de nuestros proyectos.  Debido a esto, nació la industria del Project Management, eliminando así una función importante del arquitecto. Ignoramos por completo el peligro que suponía lo que podemos llamar una disminución del compromiso con nuestros clientes.

 

Al mismo tiempo, otras industrias, como las consultoras inmobiliarias, fueron más astutas en cuanto a posibles oportunidades comerciales, y comenzaron a ofrecer servicios que competían con los arquitectos, principalmente en el ámbito de estrategia de entornos de trabajo. La competencia se expandió y se volvió ambigua.

 

Como apunta Carlo Ratti, arquitecto y director del MIT Media Lab, en sus libros “The city of Tomorrow: Sensors, Networks, Hackers, and the Future of Urban Life” y “Open Source Architecture”, los arquitectos necesitamos cambiar el rol del diseño en arquitectura desde uno que se basa en el diseño como producto de construcción, hasta otro enfocado en diseño como servicio. Ratti apunta tres elementos disruptivos con el potencial de cambiar la industria del diseño arquitectónico:

 

  1. La economía colaborativa, impulsada por la tecnología y la creencia en los beneficios de compartir información y recursos. Es importante que los arquitectos trabajemos nuestro proyecto de identidad que apoye este proceso, y el mundo 2.0 es un gran aliado para ello. Lo explican muy bien stepienybarno aquí.
  2. Impresión 3D, ya que el uso accesible de la impresión 3D, permitirá a las personas y organizaciones diseñar y construir sus propios espacios.
  3. Arquitectura pirateable, como el resultado tanto de la economía compartida como de la proliferación de capacidades de impresión en 3D, cada vez a un coste más accesible, permite que los potenciales clientes sean parte activa del proceso de diseño.

 

La cultura de la desviación está instalada entre los arquitectos, y cuanto más ignoremos estos cambios necesarios, más probable es que seamos expulsados de la ecuación por completo.

Por:
(Elche, 1983) Como resultado de mi trabajo de investigación, hago labores de diseño y consultoría de espacios de trabajo centrados en las personas, que contribuyen a la mejora de su salud, bienestar y productividad. Soy Doctora Arquitecta y Project Manager especialista en cuantificar el beneficio económico que supone para las empresas la implementación de estrategias de diseño centrado en las personas, y actualmente dirijo People Lab en CBRE. No siempre quise ser arquitecta. Cuando era una niña pensaba que tal vez sería exploradora, o científica, o inventora. He viajado por todo el mundo para ver, tocar y sentir la arquitectura que me emociona. He vivido varios años en Japón, y lo que más me gusta de este país es su amor por lo bello y lo sutil (y el matcha).

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