Reaprendiendo de los espacios del fracaso: lo que la especulación nos dejó.
El viaje a la isla de Lanzarote encierra la promesa del encuentro con una sugestiva arquitectura vernácula, un inspirador paisaje casi desértico de gran belleza y el ejemplar modo de plantear la arquitectura en su diálogo con el entorno del simpar César Manrique. No en vano, este arquitecto lanzaroteño también pasará al recuerdo por su férrea lucha contra un mal entendido aprovechamiento turístico de su isla natal, que provocó el tremendo desarrollo especulativo de complejos hoteleros masivos que corrompen la relación tradicional entre la arquitectura local y la línea costera.
Actualmente, no deja de sorprender que se haya perpetrado semejante barbaridad en una isla con un modo de construcción tradicional tan sensible con el medio circundante. Más aún, la visión del paisaje de grandes complejos hoteleros inacabados que la crisis ha dejado, como si de “cadáveres edilicios” se tratase, refleja aún más el sinsentido de esta tendencia iniciada hace tres décadas y de la que se percató la mente preclara de Manrique 1.
Costa Teguise, Lanzarote (2017). Fotografía de la autora.
Esta situación es tristemente común en la geografía española, desde grandes construcciones abandonadas por la quiebra de sus promotores hasta pequeñas viviendas unifamiliares que se mantienen como esqueletos en el paisaje a la espera de que a su propietario le llegue una época de bonanza en la que pueda completar la obra. No obstante, como material de reflexión crítica y propositiva, estos “espacios del fracaso” suscitan interesantes proyectos, no sólo en el campo de la arquitectura, sino también en ámbitos como la performance artística o la fotografía. En este contexto, cabe recordar el acertado tratamiento que se dio a estas cuestiones en la muestra Unfinished del Pabellón Español de la Bienal de Venecia de 2016 2. La temática general supuso una reflexión crítica sobre el espacio abandonado, la ruina y su recuperación, tema de sumo interés en esta segunda década del S.XXI. Caben destacar en este contexto general trabajos como Spanish Dream del colectivo Cadelasverdes, que a través de la recreación de escenas domésticas en un edificio inacabado propone una reflexión crítica sobre la crisis económica y sus consecuencias; o la serie fotográfica Arquitectura y resistencia de Nicolás Combarro que permite una mirada particular sobre las construcciones abandonadas en las que ocasionalmente también realiza intervenciones site-specific.
Nos encontramos ante un periodo de reflexión crítica y continuo reaprendizaje de los errores cometidos en el pasado. Sin embargo, cabe plantearse la consideración de estos “cadáveres edilicios” desde un punto de vista propositivo como material de proyecto. ¿Deben ser recuperados como intervenciones sobre ruinas? ¿Deben permanecer como hitos del paisaje a modo de monumentos al despropósito de la especulación inmobiliaria? 3
En este sentido, la figura del arquitecto es clave en la conexión de planteamientos creativos con la resolución de problemáticas sociales relativas a la condición contingente de los espacios del fracaso. De esta forma, a través de su reconversión en lugares habitables, se establece una resignificación de estas ruinas de la modernidad, configurando, en definitiva, una visión prospectiva sobre la ciudad que queremos trasladar a las generaciones venideras4.
Por tanto, desde el pensamiento crítico y las capacidades de la arquitectura, es posible recuperar y dar utilidad a aquello que aparentemente no la tiene y que, además de verse condenado al olvido y a la denostación, se convierte en un espacio abandonado, inseguro y frecuentemente vandalizado.
La originalidad y el éxito de su recuperación versarán en la creatividad de la solución y la correcta lectura del contexto social en el que se inserta para que estas ruinas modernas, estos vacíos del fracaso se conviertan en llenos resignificados.