Arquitectos e innovación en centros escolares

Autor: Providence Doucet
Fuente: Unsplash.com

 

Todos los edificios, especialmente los centros escolares por el uso intensivo al que son sometidas sus instalaciones durante el curso, necesitan realizar obras de mantenimiento y reparación a lo largo de su vida útil.

Es frecuente que estas obras se acometan conforme surge el desperfecto o cuando ya no se pueden demorar más: con prisa y sin planificación, lo que encarece el presupuesto destinado a estas partidas y dilata el tiempo en el que el centro está en obras. Además, los aspectos estilísticos suelen minimizarse frente a otros, sin tener en consideración cómo afectan estas decisiones a la visión conjunta del edificio, contribuyendo así a desdibujar el valor arquitectónico del edificio original.

Es necesario reivindicar la figura del “arquitecto de cabecera” como aquel contratado por el centro para inspeccionar periódicamente las instalaciones, realizando los informes necesarios y programando las actuaciones a realizar para que supongan el menor coste económico posible y se realicen de la forma más eficiente, sin menoscabar el valor arquitectónico del edificio.

Dentro de las obras ordinarias de mantenimiento del edificio se encuentran cuestiones tan sencillas como la reposición de los elementos deteriorados (lámparas, persianas, sanitarios…), la sustitución de puertas y ventanas o la reparación de pavimentos. Pero, tan importante como estas obras que aseguran la seguridad y habitabilidad de los usuarios del edificio, son las obras de adaptación de los espacios escolares a las nuevas metodologías educativas.

Es fundamental aprovechar la ejecución de las obras de mantenimiento para introducir mejoras en la distribución, adaptándola a las nuevas concepciones de los entornos escolares que permiten y favorecen un mayor desarrollo educativo de los niños.

La concepción de los espacios escolares ha evolucionado mucho en los últimos tiempos. Las clases ya no tienen el formato único de clase magistral en la que los profesores dictan y los alumnos acatan. Se fomenta, desde hace años: el trabajo colaborativo de los alumnos en clase formando equipos; el ejercicio en varios niveles que permite que cada uno avance a su ritmo; la exposición oral; el debate y la colaboración entre el alumnado… Arquitectónicamente: los tabiques se desdibujan; los espacios son más fluidos y menos rígidos, permitiendo un uso multidisciplinar.

También, está evolucionando el diseño de los patios escolares dado que su estructura condiciona enormemente el uso que puede hacerse de ellos como espacio lúdico, deportivo y de socialización. Frecuentemente estructurados bajo la “dictadura” del fútbol, los patios se adaptan buscando la interacción social de los alumnos; se busca crear espacios multidisciplinares, con diferente carácter, que permitan múltiples formas de estar atendiendo al estado de ánimo de los alumnos.

En total colaboración con el claustro de profesores, la dirección del centro y los padres de los alumnos, el arquitecto debe plantear las reformas necesarias para que la estructura física del colegio acompañe la evolución de la metodología educativa a lo largo del tiempo.

Pero, esta revolución no se está produciendo sólo en el interior de los centros: los entornos escolares exteriores tienen un importante papel educativo y socializador en los niños que acuden al colegio y, por prolongación, en sus familias.

La existencia de un espacio fuera del colegio, como un parque o una plaza pública, en donde relajarse y relacionarse al salir del “cole”, que extienda las actividades escolares al exterior y permita a los vecinos interaccionar, es vital. Los entornos escolares son espacios clave en nuestras ciudades por la dinamización que provocan en los barrios en los que se ubican.

Y el recorrido hasta el colegio… Las comisiones municipales de movilidad cada vez son más conscientes de la necesidad de crear recorridos seguros para que los niños puedan llegar caminando al colegio y así poder situarlo, referenciarlo geográficamente, desde los primeros años de su infancia.

Hay mucho trabajo que hacer para lo que será necesaria la colaboración de todos los implicados: centros escolares, asociaciones de padres, colectivos vecinales y ayuntamientos.

Pero, para guiar el debate y materializar el objetivo de innovación educativa es imprescindible contar con el conocimiento y la profesionalidad de los arquitectos como especialistas en la habitabilidad tanto de los edificios como de sus entornos.

¿Seremos capaces de acometer esta reforma entre todos y construir una ciudad para todos: niños y adultos?

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Termina el curso y muchos colegios aprovechan para realizar obras de mantenimiento en sus instalaciones. De la misma forma que para algunos edificios se exige el Libro del Edificio en el que se reflejan las operaciones a realizar para su correcto mantenimiento y uso, los edificios escolares deberían contar con un documento similar. Es más, todos los edificios y en especial los escolares, debería contar con un “arquitecto de cabecera” que periódicamente realizara una inspección a las instalaciones y propusiera las obras a realizar de forma programada y eficiente.

Por:
Arquitecta gallega especialista en rehabilitación y eficiencia energética. Desde el comienzo de su carrera profesional, además de los procesos proyectual y ejecutivo de la edificación, su trabajo incluye la investigación de tipologías edificatorias y procesos constructivos.Con amplia experiencia en asesoramiento y formación técnica para profesionales de la edificación, es fundadora y directora de asesorArqla plataforma de Asesoramiento Profesional en Arquitectura.

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