Ocho apellidos arquitectónicos

Pabellón de los hexágonos de Corrales y Molezún modificada por los autores.
Ojalá los paraguas de la arquitectura tuvieran siempre esta calidad (por desgracia, en olvido y maltrato hemos ido equiparados)

 

Arquitectos mediadores, Arquitectas project managers, Arquitectos tasadores, Arquitectas gestoras, Arquitectos de la casa, Arquitectas dinamizadoras, Arquitectos comisarios, Arquitectas certificadoras energéticas, Arquitectos coach, Arquitectas interioristas…

Nos van a perdonar el recurso fácil del título y que, al contrario de lo que ocurre en la película, nos salgan con cierta facilidad más de ocho apellidos, aunque en ocasiones sean algo forzados (o falsos como “Clemente”).

Lo cierto es que el paraguas de la arquitectura parece cobijar cada vez más derivas profesionales y, en ocasiones, surge la duda sobre su capacidad para protegernos de la lluvia -haciendo que nos planteemos si no sería más sensato, en lugar de apretarnos todos bajo el mismo, coger algunos paraguas nuevos porque en los bordes se están mojando-.

Ya desde el año 2007 (Bolonia I), cuando se propuso la reforma de los estudios “conducentes a la obtención del título de arquitecto”, que culminó con la escisión en dos etapas Grado+Máster del año 2010 (Bolonia II); se hizo evidente que el recorte horario impuesto a la carrera iba a exigir un ejercicio de destilación de contenidos en las asignaturas que se estaban impartiendo, cuando no la supresión directa de alguna de ellas. El nuevo modelo europeo se centra y organiza en torno a las competencias, 75 específicas para Arquitectura 1, y, leídas las mismas, nos arroja un perfil académico y profesional muy completo y solvente. La dificultad estriba en la adquisición de las mismas en seis cursos académicos (5+1), con asignaturas cuatrimestrales, que en la práctica suelen ser trimestrales -descontando festivos y períodos de exámenes-, y que deben atender competencias como “conocimiento adecuado de la estética y la teoría e historia de las bellas artes y las artes aplicadas” que, por sí solas, darían para medio grado en Bellas Artes 2.

Con este escenario, resulta muy complicado incorporar nuevas atenciones, al menos sin desatender otras; y se corre el riesgo de confundir con un fondo de armario lo que -en ocasiones- no es más que una prenda de temporada.

 

Al otro lado de la realidad académica está la realidad profesional, que -más allá de las condiciones de precariedad que otros compañeros analizan de forma mucho más certera en este blog- ofrece a los arquitectos oportunidades laborales no siempre alineadas con lo estudiado. Defendiendo la amplitud de desempeños profesionales y la atención a las tangentes de la arquitectura, no podemos, sin embargo, evitar la duda: ¿cuándo pasa la tangente a ser una recta exterior? ¿No estamos -en ocasiones- usando una teoría de punto gordo para defender el contacto con una disciplina ajena?

 

La formación generalista que adquirimos las arquitectas nos ha permitido abordar esta diversidad laboral con relativa facilidad -complementado a través de cursos, másteres, o puras horas ante el ordenador y/o un libro, las áreas donde existían lagunas y carencias-. Pero queda, en ocasiones, una sensación de tiempo perdido en la carrera o, cuando menos, de potencialidades truncadas, al comprobar que tu deriva profesional se distancia tanto de lo previsto. Incluso si esta deriva nos lleva a playas más soleadas y con aguas más cristalinas, ¿no podría acortarse la travesía con una formación más orientada y específica?

Este debate, abierto en muchos foros3, pero aun fuera de las universidades, se hace cada vez más necesario. Sin tener aún una respuesta clara a estas preguntas, en ocasiones nos asalta todavía otro interrogante: con tanta mirada a la periferia, ¿quién se ocupa de la arquitectura?

Por:
Raquel Martínez, Arquitecto por la ETSAM (2000), y Alberto Ruiz, arquitecto por la ETSAM (2001) y Máster en Teoría, Historia y Análisis de la Arquitectura (2014); son amigos y residentes en Madrid. Desde el año 2009 están involucrados en el Grado en Fundamentos de la Arquitectura de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) en el que son profesores. Comparten interés por la arquitectura de mediados del siglo XX y el dibujo a mano, algunos proyectos profesionales y un espacio de reflexión en el blog arquitectura con minúsculas.

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