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Dos de las viviendas modernas más radicales en sus principios proyectuales y concepción espacial y material. Hogares que se convirtieron a través de los años en un lugar de experimentación, en un laboratorio en el que poner en cuestión el mismo movimiento y principios que las habían alentado.

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Bombardeado tres años después.

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Que llevaba treinta y cinco años en pie sirviendo también de estudio.

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En 1946 se produjo un gran cambio en el espacio, que paso de ser taller de producción a oficina de diseño. La evolución del espacio se puede ver en las fotos publicadas por la Fundación Eames, desde las primeras fotografías, pasando por los años de guerra, los cambios de los espacios según los proyectos y la película de Eames Demetrio cuando vació el estudio llevando todo el material a la Biblioteca del Congreso. http://www.eamesoffice.com/

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Un espacio moderno donde recibir a ejecutivos, casi podríamos calificarlo de convencional.

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En palabras de Tina Beebe, una de las colaboradoras del estudio.

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En Ray Eames y Lina Bo Bardi. El viaje como laboratorio, de Mara Sánchez Llorens y Fermina Garrido publicado por Ediciones Asimétricas.

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Este texto recoge ideas y reflexiones de un proyecto docente iniciado en el año 2014 por Mara Sánchez Llorens y Fermina Garrido y que mediante el viaje compartido y soñado junto a dos creadoras modernas Ray Eames y Lina Bo Bardi, pretende ampliar las referencias, las estrategias proyectuales incorporando los viajes como laboratorios.

Las mesas de trabajo

Este trayecto comienza en el corazón doméstico del hogar1 y continúa a través de los tres caminos de piedra, grava y cerámica de colores que recorrían el jardín de Morumbi de Lina o el Ford negro descapotable que Ray y Charles conducían cada día desde su casa a su oficina, y termina en sus mesas, reflejo de su actitud ante la vida y la profesión. Lugares de compilación, de acumulación, de respeto, de curiosidad e investigación.

 

Lina presumía que ella no tenía un estudio como los de los grandes maestros, nadie pasaba largas noches en vela trabajando en mesas de dibujo. Defendía sus días en la obra, el lugar en el que la colaboración con el resto de profesionales era total.

 

En 1986, con numerosos proyectos en marcha, cuarenta y seis años después de la apertura de su primer estudio en Milán,cuarenta años después de su matrimonio con Pietro y su mudanza a Brasil, decide construirse una pequeña oficina en el jardín de su Casa de Vidrio.3 Los senderos no solo unían la Casinha con la Casa de Vidrio, sino que unían las enseñanzas que Lina había recogido durante toda su vida: la contextualización de sus años de estudiante en Roma, la modernidad aprendida en Milán, la incorporación activa de la naturaleza cultivada en Salvador de Bahía y la fascinación que en sus últimos años sintió por Japón.

 

Prácticamente no utilizó su nueva oficina ya que su mal estado de salud le impedía recorrer incluso esos pocos metros y mantuvo su lugar de trabajo en la Casa de Vidrio, donde podemos imaginarla en su Eames Lounge Chair repitiendo que si volviera a nacer, sólo coleccionaría amores, fantasías, emociones y alegrías.

 

En julio de 1941 llegaron a Los Ángeles en un Ford descapotable desde Detroit los Eames. Dos años más tarde alquilaron un antiguo garaje en el 901 Washington Boulevard que convertirían en su taller. Allí comenzaron a fabricar los fuselajes, las férulas y las primeras sillas. 4

 

Dentro de la oficina, el despacho de Charles era representativo, 5  pero el de Ray fue propio e íntimo, un espacio de creación repleto, abarrotado de papeles, diapositivas y notas, un ambiente dinámico en el que Ray movía cada pequeña cosa de manera constante como si algo la inquietara, buscando una especie de perfección entre el espacio y las cosas que lo habitaban.Su casa era usada de igual manera. Su salón y su mesa de trabajo eran ambas un lienzo: la tabla, la pared, el suelo y el techo, superficies en las que pintar su vida.

 

Las imágenes de las mesas de Ray y Lina reflejan las herramientas creativas de estas coleccionistas de cosas e ideas sin límites geográficos, dos circos domésticos, en los que las paredes se cubren de fotografías y pequeños cuadros, y las mesas y estanterías se arrebatan de objetos minúsculos agrupados con intenso cariño, tejidos, flores secas, exvotos y animales fantásticos caminando por el suelo.7 

Lina Bo Bardi y Ray Eames construyeron un espacio mezcla de profesión e intimidad entre sus casas y estudios. Un camino lleno de “bellas historias”, plagado de objetos y recuerdos que dejaba atrás los asépticos espacios propuestos por los maestros modernos.8

Notas de página
1

Dos de las viviendas modernas más radicales en sus principios proyectuales y concepción espacial y material. Hogares que se convirtieron a través de los años en un lugar de experimentación, en un laboratorio en el que poner en cuestión el mismo movimiento y principios que las habían alentado.

2

Bombardeado tres años después.

3

Que llevaba treinta y cinco años en pie sirviendo también de estudio.

4

En 1946 se produjo un gran cambio en el espacio, que paso de ser taller de producción a oficina de diseño. La evolución del espacio se puede ver en las fotos publicadas por la Fundación Eames, desde las primeras fotografías, pasando por los años de guerra, los cambios de los espacios según los proyectos y la película de Eames Demetrio cuando vació el estudio llevando todo el material a la Biblioteca del Congreso. http://www.eamesoffice.com/

5

Un espacio moderno donde recibir a ejecutivos, casi podríamos calificarlo de convencional.

6

En palabras de Tina Beebe, una de las colaboradoras del estudio.

7

En Ray Eames y Lina Bo Bardi. El viaje como laboratorio, de Mara Sánchez Llorens y Fermina Garrido publicado por Ediciones Asimétricas.

8

Este texto recoge ideas y reflexiones de un proyecto docente iniciado en el año 2014 por Mara Sánchez Llorens y Fermina Garrido y que mediante el viaje compartido y soñado junto a dos creadoras modernas Ray Eames y Lina Bo Bardi, pretende ampliar las referencias, las estrategias proyectuales incorporando los viajes como laboratorios.

Por:
Fermina Garrido López es doctora arquitecta por la UPM, docente en el área de proyectos de la URJC e investigadora. Trabaja en su propio estudio y su actividad profesional está ligada al diseño en madera y al desarrollo de proyectos en relación al paisaje. El proyecto La batalla de los libros explora la importancia de los volúmenes impresos como manera de construir arquitectura.

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