El dibujante de sueños
Analogía entre la libre asociación de imágenes, ideas y formas del Siza dibujante compulsivo y en aparente estado de trance, y la interpretación de los sueños de Freud.
‘Un arquitecto es un dibujante de sueños.’ De esta forma tan poética define Grace McGarvie nuestra profesión. Ella se refería a la imaginación sin límites a la hora de proyectar que permite crear edificios y espacios a priori más propios de las películas de ciencia-ficción.
Sin embargo, esta definición cobra un especial sentido cuando hablamos del proceso creativo de Álvaro Siza, uno de los grandes referentes de la Arquitectura del siglo XX y principios del XXI.
El ‘Maestro’ (así se dirige a él la gente de Oporto, desde estudiantes a camareros o taxistas) es sin duda un arquitecto singular. Su metodología artesanal y su personalidad parecen impropios de un ‘Starchitect’ que sin embargo colecciona galardones y reconocimientos, y que prefiere dejar que su Obra hable por él.
Uno de los aspectos más destacados de su proceso creativo es el boceto.
Eduardo Souto de Moura (Premio Pritzker y antiguo colaborador de Siza) lo definía de la siguiente manera: “Lo que él debe a la Arquitectura Contemporánea es un método propio basado en el ‘dibujo continuo’ durante 14 horas al día o incluso por la noche. Siza dibuja como un plotter sin parar. (…) Dibuja continuamente hasta que encuentra la idea que le permite llegar a la conclusión. Tras el hallazgo, se reanuda el proceso para que el proyecto no se desvíe de la convicción alcanzada.”[1]
Y es que cuando Álvaro Siza dibuja, lo hace como un autómata. Parece entrar en trance, como un médium que plasma mensajes de forma compulsiva en el papel sin orden ni concierto, hasta que de pronto aparece una pieza y todo encaja, todo cobra sentido.
A este aspecto de ‘dibujante en trance’ contribuye sobremanera un problema en los párpados que el genio portugués arrastra hace años, y que provoca que los ojos se le cierren de forma involuntaria. Paradójicamente, una de las frases preferidas de Siza es ‘Los ojos que no ven”,[2] muy usada por Le Corbusier.
William J.R.Curtis, iba un paso más allá al establecer un interesante paralelismo entre ‘el dibujante de sueños’ que es Álvaro Siza cuando proyecta, y la forma en que trabaja la mente según Freud, padre del psicoanálisis, a la hora de interpretar los sueños: “La libre asociación de imágenes, ideas y formas (del proceso creativo de Siza) recuerda a la interpretación de los sueños de Freud (…) Es como si estuviera en marcha una fuerza dedicada a someter al material a un proceso de compresión y concentración… un elemento del sueño manifiesto puede corresponder a numerosos elementos del pensamiento onírico latente.”[3]
El contenido manifiesto (según Freud, el sueño antes de ser sometido a análisis, tal como se presenta al sujeto) se materializa en Siza en forma de dibujos ‘inconscientes’, en trance, sin finalidad aparente que llenan páginas de cuaderno, servilletas, sobres y cualquier otro soporte ‘dibujable’.
El contenido latente (el conjunto de significaciones a las que conduce el análisis de una producción del inconsciente) aparece en el proceso creativo de Siza en un momento dado, sin esperarlo demasiado, gracias a un recuerdo de otro proyecto, a una influencia inconsciente, (ya que según él mismo afirma, ‘los arquitectos no crean nada, sólo transforman lo que ya existe’), y ésa es la pieza que hace que todo encaje y el proyecto se ponga en marcha con un objetivo que hasta entonces parecía viajar a la deriva por la mente del Arquitecto.
Sea como un autómata o de cualquier otro modo, lo que resulta fundamental para un arquitecto es no dejar nunca de soñar, ya que -como diría Walt Whitman- “sólo en sueños es realmente libre el hombre”…