Por Andrés Fernández Rubio
Desde El País Semanal
“El invento de un ecosistema natural de tubos y plantas para depurar agua de las alcantarillas de Nueva York lanzó a la fama a Andrés Jaque, arquitecto madrileño de 45 años. La esencia ecológica y artística de sus proyectos le ha valido el prestigioso Premio Frederick Kiesler.
CAÍDA del importe del petróleo le ha venido muy bien a Andrés Jaque en su afán experimentador. En Texas, Estados Unidos, las empresas constructoras de las plataformas de extracción de crudo se han visto obligadas a bajar los precios de sus tecnologías. Jaque, que construirá una casa en 2017 en la costa texana, en una isla de Corpus Christi, ha planteado el proyecto sirviéndose de las estructuras tubulares de acero de las plataformas y de otros elementos constructivos de la industria petrolífera local. “La casa parece una gallina con sus paneles fotovoltaicos”, dice, “y su fabricación es industrial, se monta en una fábrica y luego se traslada flotando hacia la isla”.
Este proyecto resume las inquietudes de Andrés Jaque, quien con su aire juvenil transmite cuando habla un entusiasmo desbordante y muestra una continua curiosidad por todo. Su estudio se llama Oficina de Innovación Política porque considera que la arquitectura solo puede encontrar su misión a través de los grandes temas políticos de las sociedades actuales, uno de ellos el del cambio climático y la defensa medioambiental. Por una parte, la casa de Corpus Christi funciona como un organismo, pues un ecosistema de plantas acuáticas mantiene en su interior de manera ininterrumpida una reserva de agua potable. Por otra parte, el agua es utilizada durante los periodos de sequía para regar la capa superficial de la vegetación de la pequeña isla, lo que evita su erosión. “La casa se convierte así en un dispositivo que contribuye a la preservación de la topografía de la isla”, explica Jaque (…)”
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