PASARELA Y PARANGÓN. LA DIFÍCIL BELLEZA DE LA VERDAD (Pasarelas coetáneas sobre el río Manzanares)
Por Antonio Miranda Desde Arkrit
“En Madrid, tras las naves del Matadero dos pasarelas de arco, gemelas, sobre el Río Manzanares, esperan vuestra visita desde hace años. La recomendación tiene importancia civil porque se justifica desde el punto de vista crítico y urbano. Frente a la doxa u opinión –nunca digna de respeto- el criterio se convierte en episteme o ciencia crítica por ser capaz de distinguir, al menos, la excelencia de la indecencia en cualquier obra.
Ambas pasarelas no son obra menor sino, por el contrario, obras de alto nivel arquitectónico porque contienen un inusual nivel de autenticidad, de verdad. Del ciudadano medio no sabemos que haya recibido formación estética y arquitectónica, aunque como usuario de la ciudad debería exigirla. La Educación para la Ciudadanía debería impartirse desde la adolescencia y no acabar nunca. Schiller insistía en que sin cierta educación o instrucción estética no es posible una fiable formación integral, general o política: la primera exigible al usuario de la Polis, de la ciudad.
Una parte principal de la formación urbana -que recorre al menos desde el urbanismo a la urbanidad- se refiere a la Modernidad. Así por ejemplo el nivel de excelencia de cualquier producto -objeto o mercancía- se mide con aquello que podemos llamar Coeficiente de Modernidad. Ese coeficiente -que alcanza un Sobresaliente nivel literario, por ejemplo, enLa Muerte de Ivan Ilich (Tolstoi), en los Cuatro Evangelios y en El Manifiesto Comunista de Marx y Engels- en nuestras pasarelas, superaría el Notable.
El ciudadano bien formado debe saber que -contra la opinión del periodismo amarillo, de las academias, de las instituciones y de las autoridades- la ciudad del siglo XIX y principios del XX es, en cuanto a arquitectura, repulsiva e indigna. En Madrid, por ejemplo, nuestroAyuntamiento en Cibeles o el Congreso de los Diputados nunca hubieran podido aprobar, ni siquiera en la Escuela de Arquitectura más incompetente y tolerante: su Coeficiente de Modernidad es muy escaso (…)”
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