Fuego Foto CC by-nc-sa villegasbueno arquitectura
Ya tengo vuestra atención.
Ahora voy a elaborar un discurso que nada tiene que ver con apologizar la desaparición de los colegios profesionales, algo con lo que evidentemente no estoy de acuerdo.
Creo en los colegios profesionales, pero no creo en estos colegios profesionales.
Y que me perdonen compañeros de ciertos colegios que sí están partiéndose la espalda por intentar hacer las cosas de otra manera, pero aquí la generalización viene forzada por las actitudes, acciones y reacciones de la gran mayoría de estos COAs.
¿Cuál creo que debe ser el futuro de los COAs?
Es una pregunta difícil que pasa por modificar también el antes y el durante del ejercicio de la profesión, la razón de la existencia de los mismos. Aquí nuestra propuesta:
- Sacar la habilitación profesional de las escuelas y dársela a una sola entidad pública.
- Eliminaría la necesidad de los PFCs de edificación.
- Abriría las líneas de formación de las ETSAs.
- Crear un único COA, con demarcaciones territoriales y que ese COAs único tuviera una forma de gobierno y gestión de asamblea permanente; realmente horizontal y participativa. Y no, el voto digital NO ES LA PANACEA.
- Hacer la colegiación voluntaria. La habilitación única y pública debería ser suficiente para proyectar y dirigir obra. Recordemos, las obras se caen y matan gente.
- Construir ese COAs único como garante de excelencia, no de solvencia. Que controle la calidad, formación continua, la integridad profesional, etc de sus asociados.
¿Y cómo puede producirse ese cambio?
La solución no es quemar los COAs, NO.
Las estructuras están blindadas. Ya sea por los protocolos de voto, perfectamente legales pero que hacen casi imposible que se modifique el sistema desde fuera del sistema, o porque si se consigue acceder a las estructuras, los anteriores ocupantes del sistema se convierten en oposición y no cejan hasta destruir cualquier iniciativa de cambio. Cambiar el sistema es muy difícil.
Pero no es imposible. Sólo hace falta compromiso.
No puede seguir ocurriendo que a las asambleas acuda menos de un 10% de los colegiados.
Es vergonzoso que después de que a unas elecciones a la junta de gobierno de un COA, no acudan a la asamblea siguiente los candidatos de las dos candidaturas alternativas .
Es desmoralizador que ante la propuesta de creación entre los colegiados de una convocatoria participativa de actividades, una junta de gobierno sea capaz de afirmar sin despeinarse que es mejor que se encarguen ellos, que son los que saben.
Para cambiar cosas como estas, sólo hace falta un pequeño compromiso.
¿Habéis pensado a cuanto asciende vuestra cuota de colegiación?
En Sevilla pagamos más de 300€ al año. Cada vez que uno de nosotros deja de asistir a una asamblea ordinaria (de las que solo hay dos al año), está firmando un cheque por más de 150€ que pone a disposición de los órganos de decisión del COA con fe ciega.
Me vais a perdonar, pero si tenemos que pagar, yo voy a hacer expresa mi conformidad o disconformidad con el destino de mi dinero.
Sólo con acudir ya tenemos capacidad de decisión. Con muy poco más, hacemos uso de nuestra capacidad de acción.
Esto ya lo han demostrado muchos compañeros haciendo propuestas sólidas y constructivas, desarrolladas con el afán de mejorar una entidad, que si bien ahora es impuesta, podemos hacer que sea realmente productiva para todos.
Quememos los COAs, pero desde dentro, y para que resurjan como el fénix.
Sólo eso, debería ser motivo suficiente para acudir a las asambleas.
Os veo en la siguiente.