

Por Nicolás Valencia
“(…) Pero claro, levantar la bandera de la vocación es muy cómodo si no hemos pensado en cómo llegar a fin de mes, pero nadie dijo que no hay que seguir haciendo sacrificios. Esto pasa hasta en las mejores familias: cierto arquitecto dueño de una oficina me confesaba que el embarcarse en un proyecto así es asumir que la quiebra económica puede ser una constante. Si de esfuerzo hablamos, los integrantes del colectivo Somosmexas se las ingenian para compatibilizar el amor por sus actividades los fines de semana con la obligación de llegar a fin de mes, sin que ATEA, al menos, no les genere pérdidas. Mientras algunos arquitectos, oficinas y colectivos han recurrido al crowdfunding, donaciones y presentación de autoencargos a privados. (…)”