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Si bien los vídeos pueden parecer largos, merecen la pena escucharlos atentamente para tener una visión del conjunto y abren “el melón”, que no es pequeño.
Esta era la principal forma de validar o refutar el trabajo intelectual de las personas que realizan investigaciones científicas.
Así tras un siglo de intercambio en 1665 aparece en Londres Philosophical Transactions of the Royal Society, revista que, publicada por la Royal Society, fue la primera del mundo dedicada sólo a la ciencia. Mientras en España hay que esperar más de un siglo para encontrar la primera revista científica. Surgen en Sevilla, a partir de 1766, bajo el título de “Memorias académicas de la «Real Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla”y era la publicación de la Regia Sociedad de Medicina. Sobre el campo de la “construcción y arquitectura” hay que esperar hasta mediados del siglo XIX, y que sufrieron varios cambios de nombres, contenidos y editores desde sus inicios.
Entre medias, hacía los años 70 se produjo el boom y la proliferación de las revistas científicas que ha desembocado en el actual modelo de negocio.
Esta irrupción ha creado la necesidad de implementar nuevas herramientas de control, producción y difusión más allá de la mera traslación del modelo y soporte físico al virtual.
Reflexiones de una maestra jubilada. Carmen Guaita, escritora y maestra
Érase una vez… La comunidad científica.
Una de las virtudes que posee la red, es que puedes compartir tus reflexiones o abrir debates dentro de tu propio espacio, para que la comunidad pueda conversar y dialogar. Dentro de este modo entender la red, el espacio de stepienybarno siempre propone debates interesantes y complejos como en esta ocasión, “el mundo de la investigación en arquitectura, preguntas y respuestas”. El planteamiento inicial es poner sobre la mesa diversas cuestiones que van desde el proceso de doctorado hasta las revistas científicas de arquitectura, pasando por los métodos de investigación. Este debate ha generado en la comunidad respuestas diversas, pero de entre todas destacamos la de Manuel Saga. 1
Sin considerar menores todas las cuestiones que tocan, me gustaría resalta la parte la comunidad, un sustantivo femenino, (cualidad de común -a‖ que pertenece o se extiende a varios) cuyo origen es el vocablo latino communitas, y que etimológicamente proviene del adjetivo común. Por tanto podemos definir comunidad como un grupo o conjunto de individuos que tienen los mismos intereses o viven bajo las mismas reglas.
Este idea de conjunto puede chocar con el estereotipo de un individuo en un laboratorio aislado del mundo, o con cualquiera otra que el imaginario individual pueda tener debido al cine o a la literatura pudiese conformar. Si bien este prototipo histórico ha sido así en algún momento, como todo, ha sufrido una evolución, gracias a los procesos de intercambios de conocimiento.
La huella de la historia del intercambio y transmisión del conocimiento es palpable desde los inicios de la humanidad, desde los pictogramas que dieron lugar a la escritura hasta los lenguajes informáticos más complejos actuales. La divulgación del conocimiento ha sido exponencial gracias a los distintos avances técnicos y los diferentes soportes que permitieron la difusión, y por tanto la expansión del saber.
El primer gran salto, desde la creación del papiro, fue la imprenta de Gütenberg en 1455 lo que permitió un difusión de la ideas y supuso un crecimiento exponencial de la divulgación. Este invento revolucionario se considera uno de lo motores del contexto de revolución científica que propició el origen de la ciencia moderna a finales del s. XV. Dentro de este despertar surgen los primeros intercambios de conocimiento donde los investigadores comparten y dejan constancia de sus descubrimientos y aportaciones a la ciencia. Para ello redactaban un artículo en una revista o boletín que podía ser leída por el mundo científico y, consecuentemente, su trabajo sería sometido a discusión y juicio de otros 2.
La divulgación y la comunicación científica se ha realizado desde 1665 tradicionalmente y fundamentalmente a través de la publicación de artículos en revistas3 especializadas en papel, hecho que no cambió hasta principios de los años noventa con la irrupción de la red, lo que trastocó sin duda la forma de “relacionarse” del mundo entero. Por tanto la red, se puede considerar un segundo salto que no solo afecta a la divulgación, si no a la producción, al acceso y a la relación entre ellas 4. Este nuevo medio de relacionarse ha multiplicado las opciones de compartir y acceso al conocimiento, ya no solo alcance de la comunidad científica, sino todo aquella persona que tenga un interés común. 5
El desarrollo de internet y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no solo ha conllevado una evolución de la revistas científicas que permiten sortear, en cierta medida el problema del acceso a la información, sino también de la propia comunidad. Independientemente del nivel organizativo inicial se ha superado ese estereotipo inicial, o se pretende superar, gracias a la adaptación e incorporación en los grupos y proyectos de miembros de perfiles diversos, ya que el al fin y al cabo todos los miembros son “eslabones de una cadena”, 6 trabajando en red y de forma transversal e interdisciplinar.
Por tanto, debemos estar a la altura de los predecesores, recoger su testigo y continuar.
«Escribir sobre arquitectura es tratar de captar todo aquello que está sucediendo. Estos intentos son siempre provisionales, temporales y fugaces.»
Hans Ibelings
Érase una vez… Las revistas científicas de arquitectura.
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Si bien los vídeos pueden parecer largos, merecen la pena escucharlos atentamente para tener una visión del conjunto y abren “el melón”, que no es pequeño.
Esta era la principal forma de validar o refutar el trabajo intelectual de las personas que realizan investigaciones científicas.
Así tras un siglo de intercambio en 1665 aparece en Londres Philosophical Transactions of the Royal Society, revista que, publicada por la Royal Society, fue la primera del mundo dedicada sólo a la ciencia. Mientras en España hay que esperar más de un siglo para encontrar la primera revista científica. Surgen en Sevilla, a partir de 1766, bajo el título de “Memorias académicas de la «Real Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla”y era la publicación de la Regia Sociedad de Medicina. Sobre el campo de la “construcción y arquitectura” hay que esperar hasta mediados del siglo XIX, y que sufrieron varios cambios de nombres, contenidos y editores desde sus inicios.
Entre medias, hacía los años 70 se produjo el boom y la proliferación de las revistas científicas que ha desembocado en el actual modelo de negocio.
Esta irrupción ha creado la necesidad de implementar nuevas herramientas de control, producción y difusión más allá de la mera traslación del modelo y soporte físico al virtual.
Reflexiones de una maestra jubilada. Carmen Guaita, escritora y maestra
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ISSN 2605-3284
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