ICE House_interior_William Mcdonough + Partners_Brady Johnson
Miren León

La nueva arquitectura sostenible: La economía circular

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Desde hace años, en los círculos académicos y profesionales de la arquitectura escuchamos frecuentemente las palabras “arquitectura sostenible”, “sostenibilidad”, “eficiencia energética”, etc. Al principio sonaban baldías; la construcción siempre ha sido un mundo muy tradicional y reacio a los cambios, casi siempre instaurados a golpe de normativa.

Con el tiempo, arquitectos y usuarios nos hemos ido acostumbrando a estos términos que conviven con nosotros diariamente. En algunos casos por obligación, en otros, por dedicación específica a integrarlos en nuestros proyectos aún a riesgo de incrementar el presupuesto o conseguir diseños un poco menos elegantes.

 

Pero la sociedad avanza rápidamente, y lo que hace poco era un concepto puntero, ahora es un término desgastado por el uso, en ocasiones, indebido. La nueva forma de ser sostenible pasa por aplicar el concepto de economía circular, concepto que en otros sectores ya se utiliza y que deberíamos empezar a considerar para construir nuestro futuro.

La economía circular es una nueva visión orientada al desarrollo de productos y servicios realmente sostenibles, de manera que se optimice el uso de los recursos, se facilite el desmontaje y la reutilización y se minimicen los residuos. ¿Y qué significa realmente sostenible? Ya no vale simplemente con reciclar o utilizar materiales reciclados. La base está en reutilizar componentes durante todos los procesos de creación, y rediseñar pensando especialmente en el desmantelamiento al finalizar la vida útil de los productos.

Por ejemplo, existen ejemplos de tostadoras fácilmente desmontables y con partes reutilizables en caso de fallo, así como bombillas cuyo diseño permite vender el servicio de luz, en lugar de la propia bombilla. Pero no es tan sencillo cuando hablamos de arquitectura, y ahí radica el problema.

Diseñamos edificios basados en nuestras necesidades de hoy, para que perduren hasta un mañana indefinido, que puede variar desde 50 años hasta un siglo. Los diseñamos bellos y eficientes en nuestro contexto actual, pero en general no pensamos en qué les pasará durante su vida útil, ni tenemos en cuenta si el usuario realmente lo habitará durante todo ese tiempo. Utilizamos materiales con vidas útiles diversas: hormigón, acero, madera, etc. Además, pensamos que en el futuro el edificio podrá ser rehabilitado, pero no lo diseñamos expresamente para facilitar ese proceso, ni sabemos si podrá adaptarse a las necesidades futuras. Y en el caso de que sea demolido, ¿consideramos desde el principio cómo será esa demolición? ¿Se podrán reutilizar (que no reciclar) los materiales? La respuesta general es no, y, desde el punto de vista de la economía circular, la pregunta es: ¿por qué no?

Poco a poco reutilizamos más materiales de construcción y avanzamos en la arquitectura modular y prefabricada. Pero, mayoritariamente, seguimos diseñando sin considerar toda la vida útil del edificio, ni su adaptabilidad en el futuro.

La nueva arquitectura sostenible pasa por diseñar con estas pautas, y conseguir edificios flexibles que se adapten fácilmente a las necesidades de sus futuros inquilinos. Si el usuario se adapta a los cambios, ¿por qué la arquitectura no?

 

Imagen Portada:  ICEHouse. William Mc Donough + Partners. Photogrphy by Brady Johnson

http://www.mcdonoughpartners.com/projects/icehouse/

Por:
Arquitecta especializada en diseño sostenible, eficiencia energética y accesibilidad. Actualmente envuelta en los entresijos de la economía circular, pero también rodeada de diseño gráfico y web, fotografía y de mucho mundo. Combinando todo con ganas e ilusión para buscar nuevos retos profesionales. Como decía Einstein, no tengo ningún talento especial, solamente soy apasionadamente curiosa.

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