Elige tu vida

Imagen: Urinal vineta en la Bienal de Venecia de 2014 comisariada por Rem Koolhaas. Foto de Fabio Omero (flicr – CC)

Elige una escuela. Elige un taller. Elige un tutor y un PFC. Elige un máster del que no tienes ni idea y especialízate. Elige concursos, talleres, premios amañados y revistas que no te van a publicar jamás. Elige un estudio y trabaja sin cobrar. Elige ser falso autónomo y la competencia desleal. Elige un colegio. Elige un seguro y compañeros de estudio. Elige ropa negra o estampada, un par de moleskines y cómprate un mac. Elige una postura, di que ya hay demasiados arquitectos y que sobran escuelas. Elige no emigrar, mientras gritas a boca llena que el mundo es muy grande y hay que salir a buscar trabajo. Elige frustrarte con algo que nunca quisiste ser pero todos te alientan a alcanzar. Elige el exilio, la hipocresía o el fracaso, da igual. Elige medirte contra apellidos sonados desde hace cincuenta años. Elige ser uno más. Elige un futuro. Elige la Arquitectura… ¿pero por qué íbamos a querer algo así? Nosotros elegimos no elegir. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Acaso es elegir cuando no hay elección?

Imagen: Ewan McGregor en Trainspotting, 1996

Cuando estudias arquitectura, la gente piensa que esto va de noches sin dormir, estrés, cafeína, plotters que no imprimen y maquetas de cartón pluma. Pero lo que olvidan es la satisfacción que supone. Después de todo, no somos imbéciles, bueno, al menos, no tanto. Coge el mayor triunfo que hayas experimentado, ahora elévalo a infinito y aun estarás muy lejos de saber de qué estoy hablando. Cuando estás metido solo hay un único objetivo en tu mente: entregar. Y cuando entregas, de pronto, tienes mil historias a las que hacer caso. No tengo dinero, necesito trabajar. Necesito trabajar, pero no tengo como cubrir gastos. Tengo trabajo, necesito ayuda. Tengo ayuda, pero no puedo pagarles… Colegios, seguros, autónomos, inscripciones y suscripciones que desde luego no se pagarán solas. Dejas de salir, dejas de llamar, dejas tus aficiones y dejas absolutamente todo lo que se convierta en un obstáculo para entregar.

El único problema, o al menos el mayor de todos, es que tienes que aguantar a toda clase de personajes diciéndote: “¿por qué no vienes a mi estudio a echar unas horas gratis?”, “entrega así mismo, total, no se lo van a mirar”, “mi primo estudió nosedonde y terminó a curso por año”, “no tengas prisa en acabar porque no hay trabajo”… De vez en cuando incluso yo he pronunciado las palabras mágicas: ¿y todo esto para qué?

Soñamos con un trabajo digno, proyectos donde enseñar cuanto llevamos dentro. Una pequeña oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que no hemos tirado los últimos 10 años de nuestra vida a la basura. De irnos a la cama pensando: mereció la pena.

Elige tu arquitectura. Elige tu profesión. Elige tu futuro… Elige tu vida.

NOTA:

Este texto es una parodia que parafrasea el monólogo de introducción de la película “Trainspotting” dirigida por Dany Boyle en 1996 (adaptación de la novela homónima escrita por Irvine Welsh), donde se cuenta la historia de un grupo de heroinómanos escoceses sin ningún tipo de aspiración en la vida.